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Mientras tantoEl Barón de Münchhausen (capítulo 2)

El Barón de Münchhausen (capítulo 2)


 

En el artículo anterior, habíamos dejado al Barón de Munchhausen bastante malhumorado después de perder en tan sólo 11 movimientos contra un desconocido.

 

Dado que estaba en juego su auto proclamada reputación de fantástico ajedrecista, el barón obligó inmediatamente a su misterioso rival a jugar una partida de revancha, convencido que había sido víctima del azar y que le vencería sin el menor esfuerzo, así que de nuevo tenemos a los dos contendientes dispuestos a la batalla con una expectación jamás vista en el Café La Régence.

 

Veamos qué ocurrió en esta segunda partida:

 

Blancas: Barón de Münchhausen

Negras: Invitado

Lugar: París, siglo XVIII

 

1.e4 [El barón, repite el mismo movimiento que en la primera partida]

 

1… d5 [¡Y también el invitado insiste en la Defensa Escandinava!]

 

2.d3 [¡Muy inteligente! Si el barón en la primera partida avanzó el peón de rey a e5 y perdió, ahora decide defenderlo, tratando de confundir a su misterioso oponente]

 

2… e6 [El invitado, de forma similar, defiende su peón de dama] 


3.Cf3 Cc6 [Ambos contendientes están desarrollando sus piezas armónicamente. La partida se puede considerar igualada] 

 

4.Ag5 [¡Primera agresión a la pieza de más valor ya en la 4ª jugada! Se ve claramente las ganas del barón de “machacar” a su rival cuanto antes e incluso humillarlo] 

 

4… Ab4+ [Un jaque al rey, antes de atender a la señora] 

 

5.Re2 [Quizás era mejor cubrir el jaque y así mantener la posibilidad del enroque, pero seguramente, ésa era la estrategia que esperaba el invitado y lo que pretende el barón es confundirlo con movimientos inesperados. ¡Así de genial era!] 

 

5… Dd7 [El invitado también retira su dama atacada]

 

6.Cc3 Cf6 7.a3 h6 [El barón decide atacar el alfil, esperando que su rival lo retire, pero éste, lejos de asustarse, utiliza la misma táctica y ataca a su vez, el alfil blanco]

 

8.Ah4 Aa5 [Una retirada prudente por parte de ambos bandos]

 

9.e5 d4 [¡Ambos contendientes se muestran muy agresivos y la partida está alcanzando su máxima tensión! Las ansias del barón por liquidar a su oponente son evidentes, pues sólo van 9 jugadas y ya atacó a la dama en la jugada 4, al alfil en la 7 y ahora ataca al caballo, pero obsérvese que ¡el invitado siempre ha respondido con la misma agresividad! La expectación en el Café es enorme y se hace difícil contener los murmullos de los espectadores

 

10.Ca4 Ch5 [Ambos rivales retiran los caballos amenazados]

 

11.Cc5 [Al igual que en la primera partida, el barón de nuevo insiste en el asedio a la dama de su rival y no podía por menos que dejar traslucir cierto de aire de superioridad al realizar esta jugada, dado que dicha pieza está casi atrapada (sólo dispone de la casilla d5) y todo hace pensar que la gran señora va a padecer serios problemas en el futuro.

Al menos, ésas eran las cuentas del barón, que consideraba su posición muy ventajosa y miraba sonriente y con malicia a la numerosa concurrencia. Parecía que su honor y reputación finalmente quedaría a salvo, pero….

 

11… Cf4 [¡¡ Jaque mate!!]


 

[¡¡De nuevo, el barón recibe jaque mate en 11 movimientos!!]

 

 

¿Adiós a su leyenda? ¿Adiós a todas sus fantásticas aventuras? ¿Era realmente el barón un ser vulgar y únicamente provisto de una excesiva imaginación? ¡No crean! El calificativo de fantástico y magnífico quizás era más que merecido, pues haciendo gala de una entereza extraordinaria y lejos de desanimarse o acobardarse, se dirige al misterioso personaje y le dice: “Mire amigo mío, a la vez que reconozco que ha demostrado una audacia e imaginación casi equiparable a la mía, tengo que insistir que al ser Vd. todo un desconocido, no he podido evitar confiarme en exceso por dos veces. Tenga en cuenta que como todos saben, ¡yo he ganado al campeón del mundo! (¿seguro?), así que apelo a su caballerosidad para que me conceda una tercera partida que le prometo será la última”.

 

Y el barón continúa diciéndole:

“Si Vd. me gana de nuevo, reconoceré públicamente su superioridad y a todo el que me pregunte, les diré que únicamente, soy el segundo mejor jugador de ajedrez del mundo y Vd. el primero (el campeón del mundo será el tercero -murmura entre dientes-)  así que por favor, ni se levante del asiento y acabemos con este asunto”

 

El desconocido intenta decir algo, pero el barón le interrumpe diciéndole:

 

¡No admito un “no” por respuesta! Demuestre que es un caballero y juegue la partida, que le aseguro que será la última y esta vez sí que no voy a confiarme”.

 

Al desconocido no le queda más remedio que jugar, pero… dejemos para el próximo artículo el final de esta fantástica historia.

 

(Continuará)

Luis Pérez Agustí

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