
Hemos conocido esta semana que la riqueza financiera de las familias ha alcanzado máximos históricos, un récord desde que hay registros, desde 1980, en los 1,1 billones de euros. Esta cifra sale de restar las deudas de los activos financieros en que los ciudadanos tienen invertidos sus ahorros. Vamos a describir cómo han ido evolucionando tanto el valor de los activos como el de los pasivos (deudas). Y vamos a intentar dilucidar si, verdaderamente, aquí está la razón por la cual el poder habla de que ya estamos saliendo de la crisis. Quizás es porque los grandes patrimonios se están recuperando. Porque el último paso de nuestro artículo consistirá en comprobar quiénes son los principales beneficiarios de la mejora de las cifras globales de riqueza financiera de las familias.
Deudas… a la baja
En primer lugar, una de las razones de que la riqueza financiera neta de las familias haya aumentado reside en la reducción del endeudamiento.
Las deudas acumuladas por los hogares alcanzaban en el año 2006 los 845.230 millones de euros. En el año 2010 llegaron a máximos por encima de los 960.000 millones y en el segundo trimestre de 2014, de acuerdo con las estadísticas del Banco de España, bajaron hasta los 935.000 millones, lo que significa que el nivel de endeudamiento de las familias se encuentra ya por debajo de aquél al que se iniciaba la crisis.
Los activos… al alza
¿Y los activos en manos de los hogares? En el año 2006, su valor alcanzaba los 1,8 billones de euros; en el año 2010, el peor año de la crisis en este aspecto, bajó hasta 1,7 billones, pero en el segundo trimestre de 2014 había recuperado niveles pre-crisis, y con creces: alcanzó 1,946 billones de euros.
¿Dónde esta invertida la mayor parte de este dinero? Sobre todo, en depósitos y cuentas corrientes. Actualmente, este tipo de productos acumulan 862.000 millones de euros, una cifra que contrasta con los 655.000 millones de euros de 2006. A diferencia de lo que ocurre con la cifra global de activos financieros en manos de las familias, los depósitos sí crecieron durante la crisis. Los depósitos son seguros, a diferencia de la bolsa o de la renta fija y el dinero que salió de éstas se refugió en aquéllos.
Si el dinero ahorrado en depósitos no ha dejado de crecer en toda la crisis, pese a todo, lo mismo ha sucedido con el que se ha resguardado en seguros y pensiones. Partía en 2006 en los 252.000 millones de euros y ahora se encuentra por encima de los 310.000 millones sin ningún resbalón por el camino. ¿Es que ha calado en la gente -en la que tiene la fortuna de poder ahorrar- la idea de que la crisis se iba a llevar por delante el sistema público de pensiones?
Tras los depósitos, la mayor parte de los activos financieros de las familias se encuentran en participaciones de capital en las empresas, bien cotizadas, bien no cotizadas, bien directamente, bien a través de fondos de inversión. Ahora mismo, en este tipo de activos, las familias cuentan con 680.000 millones de euros. No se han alcanzado todavía los niveles previos a la crisis, los 793.000 millones del año 2006, pero sí se han recuperado, y con creces, desde los peores niveles de la crisis, cuando la cifra bajó hasta los 474.000 millones de euros.
Eso sí, las inversiones en acciones de empresas cotizadas se encuentran ya por encima de los números de 2006 (146.000 millones), al alcanzar los 183.000 millones de euros.
La riqueza de las familias, sobre todo en ladrillo
La riqueza financiera de los hogares españoles ha aumentado. Las familias tienen más dinero en Bolsa, en depósitos, en cuentas corrientes, en fondos de pensiones… que en los peores momentos de la crisis. En algunos casos, incluso, han superado los volúmenes de los, dicen, mejores años de la economía española. Para quienes atesoran estos activos, la crisis es cosa del pasado. ¿Quiénes son?, ¿precisamente aquéllos que están intentando convencernos de que la crisis se termina, pese a lo que le está ocurriendo a la mayoría social, aún sufriente del paro y los recortes?
La Encuesta Financiera de las Familias que elabora el Banco de España puede ser un buen complemento a las anteriores estadísticas que hemos ido contando. Y esto porque nos va contando en qué tipo de activos tienen sus ahorros los ciudadanos dependiendo de cuál sea su nivel de renta. Vamos a tomar como referencia la del año 2011, que se publicó en enero de 2014.
En ese momento, en 2011, de acuerdo con el Banco de España, el 98,9% de las familias tiene algún activo, bien financiero, bien real. Los activos reales, es decir, los físicos, como las viviendas, constituyen el 84,4% del valor de los activos totales de los hogares. Esta proporción es similar para los diferentes niveles de renta y sólo es algo más bajo entre las familias de rentas más elevadas. En definitiva, en España, ahorramos, fundamentalmente, en ladrillo. Y sólo las familias de mayor renta hay capacidad para ahorrar en activos financieros, es decir, en ésos de los que al principio hemos hablado.
El 72,4% de los hogares que menos ingresos obtienen cuentan con una vivienda en propiedad, frente al 89,3% de las familias con mayor renta. Pero mientras la mediana del valor de la casa de los primeros es de 111.000 euros; la de los segundos sube hasta los 244.000 euros. Aquí atisbamos unas primeras diferencias.
Quiénes se han perdido la fiesta
Pasemos a los activos financieros, que era lo que nos ocupaba desde un primer momento, por el hito de haber marcado un máximo histórico. Un primer vistazo a cómo están repartidos nos hace pensar que hay muchos hogares que se han perdido la fiesta, ese primer arranque de la recuperación económica de la que hablan muchos. Porque un 20% del 40% de los hogares de menor renta no dispone ni siquiera de una cuenta corriente a través de las cuales realizar pagos.
En cuanto a los depósitos, sólo el 12,1% del 20% de ciudadanos de menor renta tiene abierto uno para ahorrar. La cifra sube, pero poco, para el siguiente tramo de renta, hasta el 19,2%, frente al casi 40% del 20% de hogares con mayor nivel de renta.
En el ahorro en acciones, la diferencia es todavía más importante. Apenas el 3,2% de los hogares pertenecientes al 20% de menor renta tiene acciones, frente al 30% del 20% de hogares con mayor nivel de renta. Y en planes de pensiones sucede algo parecido: sólo el 6,9% de los hogares de menor renta tiene un seguro o un plan de pensiones. Este porcentaje sube al 55,1% para el 20% de los hogares de más renta.
Aquí, de manera simplificada, tenemos la respuesta de a quién beneficia la revalorización de los activos financieros, que suba la bolsa, que se recupere la deuda. Nos cuentan que todo esto es necesario para que la pequeña economía se recupere. El efecto psicológico que en los ricos tiene que sus activos suban de precio es muy importante, porque les anima a gastar más y a poner en funcionamiento la rueda de la economía. Pero seguro que hay maneras de hacer que la recuperación económica sea más democrática, se extienda por todas las capas sociales. Y ahí entra la política.
Hogares aún con grandes cargas de deuda
Hay una gran parte de la población que no se beneficia de la mejora de los activos financieros y, en cambio, no saca tanto partido de la reducción de la deuda que se ha observado a nivel global.
Tomamos el 20% de los hogares con menor renta. De ellos, el 57,6% tenía en 2011 que destinar más del 40% de su renta a pagar realizar los pagos anuales para amortizar las deudas. Eso sólo le ocurría al 1% de los hogares con mayor renta, en concreto, que al 10% de hogares situados en lo alto de la escala.
En el 56% del 20% de los hogares con menor renta, el volumen de deuda supera en tres veces la renta anual del hogar. En el 10% de familias con menor renta, el porcentaje de hogares donde el endeudamiento multiplica por tres la renta baja hasta el 4,3%.
Es cierto que estas últimas cifras son del año 2011 y no recogen la caída de la deuda familiar desde entonces y hasta mediados de 2014. Pero sí que nos permite hacernos una idea de qué tipo de hogares son los que parten de una situación más holgada para poderse aprovechar de cualquier mejora. Lo hemos visto en los activos financieros que tienen en propiedad. Y ahora también en la deuda.
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