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Mientras tantoIgnacio Pajón, editor dramaturgo y II

Ignacio Pajón, editor dramaturgo y II


 

Continúa la entrevista que empezó aquí.

 

Vayamos al dinero, a la rentabilidad… ¿Se compra teatro hoy en día?

  

Nuestra impresión es que cada vez más. Es una apuesta de futuro. Habría que conseguir ampliar ese espacio comercial que tiene el teatro a algo parecido a lo que fue en el Siglo de Oro, cuando era lo que más se vendía. Probablemente no vamos a llegar a aquellas cifras, pero es todo un desafío y nos gusta pensar que aunque sea solo en parte, la venta está creciendo.

 

Está claro que si quisiéramos centrarnos únicamente en la rentabilidad no habríamos montado esta editorial. Pero cada vez funciona mejor y llegamos a más sitios. Por otro lado, la clave de todo este mundo editorial es también el librero, que está atendiendo más al libro teatral.

 

Y algo sobre lo que quizás os informan los propios libreros: ¿Quién compra el teatro? ¿Quién pide el último libro de Arrabal? ¿O quién es el que compra el libro de Miguel del Arco, en cuya portada está la foto de Carmen Machi, por ejemplo? 

 

Hay diferentes públicos. Desde la profesión teatral (actores, directores), hasta los que han visto un espectáculo y quieren tener el texto para leérselo o guardar el recuerdo de su experiencia en el teatro.

 

Y hay un público más, quizá el más interesante, que es el que no tenía pensado leer teatro, pero de repente lo ha encontrado delante y se ha dicho ‘¿por qué no?’, ‘¿por qué no voy a leer teatro?’. Es el público en el que el librero influye más, dependiendo de dónde coloque los libros de teatro: si siempre deja a la vista la narrativa, y el teatro en el rincón del fondo, nunca va a probar cómo funciona el teatro. Si el librero empieza a ver que ese texto de teatro funciona bien, le hará un hueco para siempre entre los libros en exposición.

 

Feria del libro

 

¿Qué relación mantenéis con las librerías? Con las especializadas y con las que no.


Tenemos muy buena relación con las que prestan más atención al teatro: Yorick, Con Tarima, La Central… También con otras que no tienen el teatro como una de sus prioridades, pero que gracias a buenas experiencias con este género están empezando a dejarlo en igualdad de condiciones con otros como la filosofía o la poesía. Esas librerías son nuestra prioridad.

 

¿Y con las instituciones teatrales (teatros, escuelas, administración), qué relación mantenéis?


Hay una gran relación con la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), que siempre ha prestado mucha atención a la edición de textos teatrales, al igual que otras con las que también hemos trabajado, como el Instituto Cervantes. Con los principales teatros es más difícil, pues están centrados en el espectáculo y no en el libro. Aún así, queremos convencerles de que nos dejen un poquito de su espacio para los textos que se están representando en cada momento. Cuando hemos tenido ‘stands’ a la salida de los espectáculos y el teatro les ha prestado atención, ha funcionado muy bien.

 

¿Qué papel juega para la editorial tener vuestro propio espacio (c/ Prim 15) al lado de un teatro (el Marquina)?


Es uno de los puntos de mayor crecimiento de la editorial: un sitio muy teatral, un lugar magnífico de Madrid, abierto al público, con un escaparate que es una publicidad permanente del libro teatral. Además, nos permite contar con un pequeño espacio para representaciones, presentaciones de libros, monólogos… actividades que suponen repercusión: ser conocidos por los que se interesan por el teatro.

 

¿Qué relación mantenéis con otras editoriales de teatro? ¿Hay competencia?


Queremos competencia. Cuantas más editoriales se centren en teatro, mejor. Aunque nos roben textos, no nos importa. Nos parece una forma más de aumentar el número de personas que va a escoger el teatro para sus lecturas.  Una de las cosas que le falta al libro teatral es una red de competencia y colaboración. Para ello hay un empeño magnífico, este Salón del Libro Teatral, que lleva a cabo la AAT (Asociación de Autores de Teatro), al que todas las editoriales con colección de teatro deberían acudir. Que se cumpla el eslogan de esta asociación, que ‘el teatro también se lee’.

 

Y al editar clásicos, ¿cómo os enfrentáis a una gran editorial que ocupa la primera fila de los mostradores de cualquier librería?


Nosotros somos pequeños ratoncitos que encuentran su espacio por los rincones. No intentamos competir con editoriales consolidadísimas, o con grandes ediciones de textos muy conocidos, sino buscar obras de autores ya clásicos que han pasado inadvertidas u olvidadas. El objetivo es ampliar la oferta de clásicos.

 

Por eso hemos recuperado las “Farsas” de Gil Vicente (uno de los mayores clásicos anteriores al Siglo de Oro y de los peor conocidos) o la “Soldadesca” de Torres Naharro. Al publicar a Lope de Vega escogemos “El antecristo”, un texto interesantísimo que lleva mucho tiempo sin reeditarse.

 

No todo el teatro que se hace hoy en día tiene un texto detrás. ¿Cómo veis el panorama escénico respecto al texto?


Jesús Campos (dramaturgo y presidente de la AAT) dice que en España (ya que hablamos castellano) lo lógico es que nos centremos en teatro de texto, que tiene un amplísimo recorrido por Hispanoamérica, y muchísimos lectores en todo el mundo.  Quizá un dramaturgo alemán se deba más a un teatro de ‘no-texto’, porque nadie habla su idioma. Nosotros, aunque tengamos que intentar como sociedad tener teatro de todas las clases, debemos explotar nuestros puntos fuertes. Y uno de nuestros puntos fuertes es la repercusión que podemos alcanzar con el teatro de texto en español.

 

Y en ese ámbito de repercusión, ¿distribuís en América Latina? ¿Tenéis pensado dar el salto?


Es nuestra prioridad inmediata. El año que viene estaremos  en la Feria del Libro de Guadalajara, y allí queremos establecer las bases para llevar nuestra colección a toda Hispanoamérica.

 

Además, creemos que podemos hacerlo en buenas condiciones, ya que nos hemos intentado orientar hacia precios bajos: a pesar de la alta calidad de los textos y los materiales, sabemos que competimos con otros géneros y que si ponemos un precio muy disparatado nuestros libros no van a venderse.

 

Ignacio Pajón

 

Tú eres dramaturgo también. ¿Cómo es para un dramaturgo ser editor de teatro?


Es una sensación muy extraña porque casi todos los dramaturgos a los que publico los conozco como compañeros de profesión, y con frecuencia hablamos, cenamos juntos o nos vemos en la AAT. Para mí son compañeros de profesión hasta que empiezan a trabajar conmigo. En ese momento soy su editor al mismo tiempo que su compañero, así que la situación puede volverse esquizofrénica.

 

Más aún si esa situación es conmigo mismo. La publicación de mis propios textos en la colección fue algo muy necesario en su momento, pero también resultó una experiencia rara: la de no saber cómo debía comportarme conmigo mismo, siendo autor y mi propio editor.

 

¿Algún mail a ti mismo que haya que añadir como postfacio?


¡No he llegado a ese extremo, pero he estado cerca! Fue extraño el momento de decidir qué condiciones de contrato me ponía a mí mismo.

 

Esperamos que las dos partes salieran ganando…

 

 

Los que sí que salimos ganando fuimos nosotros con esta interesante conversación con Ignacio. Pero aún hay más. Muy prontito, otra nueva entrevista con otro editor teatral…

 

Vera Yobardé

@verayobarde

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