Te acaban de enseñar el movimiento de las piezas en el ajedrez y a continuación, el valor de cada una de ellas, con lo que rápidamente aprendes que el peón es el que menos vale, pues únicamente se le otorga un punto contra 3, 5 o 9, de las demás piezas, ahora bien, si estas valoraciones fueran absolutas, el ajedrez no sería el rey de los juegos. Así es, aun siendo estos valores un importantísimo dato de referencia y sin obviar que el hecho de perder una pieza a cambio de 1 o 2 peones, con mucha frecuencia es motivo suficiente para dar por perdida una partida, según avanzas en el estudio del ajedrez, aprendes que existe lo que se denomina valor relativo, referido a que las piezas valen por lo que hacen en un momento dado, dándose el caso extremo que un modesto peón, puede tener más valor que la poderosísima dama (9 puntos).
Son estas alteraciones en la valoración de las piezas, las que elevan el ajedrez a lo más alto, hasta llegar a ser considerado arte o ciencia, pues gracias a la complejidad del juego, se han creado auténticas obras de arte a lo largo de la historia, producto de la creatividad de los maestros que realizan inesperados intercambios de piezas por otras de menor valor.
Para el ajedrecista experimentado, es relativamente fácil ejecutar combinaciones en las que con una entrega inicial de material, pocas jugadas después y de forma forzada, se recupera más de lo entregado ¡Claro, las cuentas de la abuela nunca fallan!: entrego x y recibo x+1, pero se considera ajedrez del más alto nivel, cuando esa entrega de material no se recupera a corto plazo, ya que el propósito del maestro es conseguir una posición en la que su inferioridad material (valor absoluto), esté compensada por una superior disposición (valor relativo) de las piezas restantes respecto a las de su rival.
Estos sacrificios denominados posicionales, son menos frecuentes dado su extrema dificultad. Una mayoría de ellos se basan en lo que se denomina “entrega de calidad”, que es el cambio de una torre (5 puntos) por un alfil o caballo (3 puntos). No obstante, de vez en cuando y para disfrute de los aficionados, se producen partidas en las que se entrega nada más y nada menos que la pieza más poderosa para conseguir una posición de dominio, tal y como van a ver a continuación.
Estamos en el año 1834 y el irlandés Alexánder McDonnell se halla disputando un maratoniano match de casi 90 partidas, contra el noble francés Louis-Charles Mahé de La Bourdonnais. Perdió McDonnell, pero en una de las partidas, realizó un extraordinario sacrificio de dama y es tal la sensación que causó la idea y el desarrollo posterior de la partida, que varios expertos lo califican como “el primer sacrificio posicional” e incluso como “la primera partida inmortal”
Veamos esta joya del ajedrez:
Blancas: L. de La Bourdonnais
Negras: A. McDonnell
Londres, 1834
1.d4 [Hoy día, nada que comentar, pero en aquella época, casi era una rareza esta forma de comenzar la partida, prefiriéndose el avance del peón de rey]
1…d5 2.c4 dxc4 [Gambito de Dama Aceptado]
3.e4 e5 4.d5 f5 [¡Ajedrez romántico! Un movimiento tan audaz como éste, apenas tiene cabida en el ajedrez profesional de nuestros tiempos, pero ni mucho menos, es un mal movimiento]
5.Cc3 Cf6 6.Axc4 Ac5 7.Cf3 [Labourdonnais era un grandísimo jugador y de hecho, algunos le consideran el primer campeón del mundo oficioso. Está desarrollando las piezas armónicamente, lo que contrasta con el abandonado flanco de dama de McDonnell. Técnicamente hablando, el blanco tiene una cómoda posición exenta de peligro]
7…De7 8.Ag5 [El blanco tiene una idea en la cabeza, pero más prudente era enrocar al rey]
8…Axf2+ [¡Claro! ahora el rey no podrá enrocarse, Esto es el ajedrez del romanticismo donde el riesgo era una constante y además, para desgracia de Labourdonnais pero por fortuna para el ajedrez, la diosa Kaissa decidió en esta partida, iluminar especialmente al conductor de las piezas negras]
9.Rf1 [Labourdonnais le da crédito a McDonnell y no captura el alfil, aunque era lo más práctico. El problema es que ahora la torre de rey queda encerrada y se diluye la ventaja posicional que tenía el bando blanco]
9…Ab6 10.De2 10…f4 11.Td1 Ag4 12.d6 [Poco podía imaginar Labourdonnais que este precipitado movimiento iba a contribuir a la creación de esta obra inmortal]
12…cxd6 13.Cd5 [¡Aquí está la clave! Esta era la idea que tenía en mente Labourdonnais cuando jugó 8.Ag5. Ahora espera que McDonnell retire la dama atacada, pero…]
13…Cxd5!!
[¡Eso es! con este movimiento, McDonnell entra en la historia. La verdad que sería estupendo tener grabada la expresión de Labourdonnais en este preciso momento]
14.Axe7 [¡Adiós dama, adiós!]
14…Ce3+ 15.Re1 Rxe7 16.Dd3 Td8 [Ambos rivales consideran que el poderoso caballo en e3 es más valioso que la torre en d1. De nuevo, se impone el valor relativo al absoluto. Estamos asistiendo a una lección magistral de ajedrez]
17.Td2 [Defiende el peón de g2. Labourdonnais no encuentra la manera de desarrollar la encerrada torre. La verdad es que ni en su momento ¡ni casi 200 años después!, se puede sugerir un plan aceptable para el blanco y causa impresión la impotencia de su posición a pesar de contar con la poderosa dama]
17…Cc6 [Y mientras tanto, el negro, tan feliz incorporando más piezas al campo de batalla]
18.b3 Aa5 19.a3 Tac8 [¡Más madera!]
20.Tg1 b5 [Otra entrega de material con la intención de ganar un tiempo al abrir la columna “c· a la torre. Esto fue una partida en vivo, pero casi más parece ¡un curso de ajedrez!]
21.Axb5 Axf3 22.gxf3 Cd4 [De nuevo hay que reparar en la impotencia de la dama, mientras la caballería negra causa terror ¿Soñaría con caballos esa noche La Bourdonnais?]
23.Ac4 [La torre blanca por fin tiene el camino libre, pero sólo es una falsa ilusión, ya que si 23.Txg7+, sigue 23… Rf6 y es la torre negra la que entra con efectos mortales por la columna «c»]
23…Cxf3+ 24.Rf2 Cxd2 25.Txg7+ Rf6 26.Tf7+ Rg6 [Un pequeño alivio psicológico para el blanco, pues aunque sea brevemente, el negro ha tenido que prestar atención a su propio rey. ¡El que no se consuela es porque no quiere!]
27.Tb7 Cdxc4 [Por si La Bourdonnais no tenía suficiente con la pesadilla que le instaló su rival en e3 hace ya ¡14 jugadas!, el otro caballo viajó desde la casilla b8 para colaborar en la masacre]
28.bxc4 Txc4 29.Db1 [Revisando la contribución de la dama a la causa del blanco, vemos que apenas ha podido hacer otra cosa que pasar casi toda la partida como mera espectadora de los acontecimientos]
29…Ab6 30.Rf3 Tc3 31.Da2 Cc4+ [Ahora que la ventaja del negro es tanto material como posicional, sólo resta que La Bourdonnais considere que ha llegado el momento de abandonar]
32.Rg4 Tg8 33.Txb6 axb6 34.Rh4 Rf6 35.De2 Tg6 [McDonnell ha tendido una red de mate al rey blanco]
36.Dh5 Ce3 [Y finalmente, La Bourdonnais abandona ante la amenaza de mate con Cg2, que cuesta la dama] 0–1
Cuando disputaron este match que duró desde Junio hasta Noviembre, ambos jugadores estaban considerados los mejores del mundo.
Alexander McDonnell moría al año siguiente (1835) de una enfermedad renal, cuando se estaba organizando un encuentro de revancha.
Louis-Charles Mahé de La Bourdonnais era hijo millonario de familia noble, pero en 1838 sufrió un derrame cerebral que le dejó en la pobreza y moría ese mismo año.
Luis Pérez Agustí