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Mientras tantoUn encuentro inesperado

Un encuentro inesperado

La historia no tiene libreto    el blog de Joseba Louzao

 

Esta mañana, al salir a la calle hacia el trabajo, me puse los auriculares para escuchar, como de costumbre, algún programa de radio atrasado o algo que me distrajera. Desde hace tiempo intento aprovechar los recorridos en el transporte público de esta manera. Así que estuve trasteando con el móvil hasta que encontré, olvidada en la memoria del dispositivo, una conferencia sobre la Ilustración francesa. Me apetecía escuchar lo que el ponente tenía que contar de Voltaire, Diderot, Rousseau, madame Roland y compañía después de haber dedicado esta semana a trabajar sobre los ecos ilustrados en España. Para mi sorpresa, la charla comenzaba haciendo referencia a un libro que leí hace años en un parón de aquellos intensos días de biblioteca en los que me dedicaba a sacar adelante mi tesis doctoral: Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos de Bernard Le Bouvier de Fontenelle (1686).

 

 

Poco tenía que ver con mi proyecto, pero no pude evitar acercarme a aquel volumen publicado por una añeja Editora Nacional, que en más de una ocasión me había deparado un buen puñado de lectura heterodoxa. Conocía el trabajo porque, en la adolescencia, había estado apasionado por todo lo que tenía que ver con lo oculto, lo misterioso y lo esotérico. Aún guardo mucho de aquel inservible saber enciclopédico que desarrollé, pese a mi pronto descreimiento. Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos era una de esas rarezas que no podía dejar pasar como si nada. El secretario perpetuo de la Academia francesa de las Ciencias hablando sobre la posibilidad de vida en otros planetas era un reclamo para sumergirse en sus cavilaciones. No fue el primero en hablar de aquella pluralidad de los mundos, por supuesto. Los debates teológicos escolásticos sobre Dios nos ofrecen más de un ejemplo sobre la materia: ¿acaso no podría haber creado Dios en su omnipotencia otros mundos como el nuestro? Y después de Fontenelle, hubo (y hay) un reguero de curiosos que miran hacia el cielo preguntándose por la posibilidad de vida más allá de nuestro planeta.

 

 

Bernard Le Bouvier fue uno de los primeros divulgadores científicos y su obra es un intento de explicar con sencillez las teorías astronómicas que se estaban desarrollando en su tiempo. Pero como en las mejores obras de divulgación, Conversaciones sobre la pluralidad de los mundostambién tiene espacio para la fantasía. Y es que, evidentemente, hoy sabemos que no existen habitantes en la luna, ni en tantos otros planetas que desgrana con dudas nuestro autor. ¡Qué más nos da a la hora de disfrutar de estas páginas! Pero no quería hablar de este libro.

 

 

La casualidad ha querido que hoy haya elegido ir a la biblioteca universitaria a dejar unos libros que tenía en préstamo. Allí, justo en su entrada, había una estantería con libros expurgados. Un cartel te invitaba a llevarte el libro que quisieras. He buceado entre múltiples manuales de economía y de derecho que no han soportado el avance del conocimiento académico hasta encontrarme con esta maravillosa obra. Probablemente nadie la haya leído en las últimas décadas y, por eso, los responsables han decidido expulsarla del catálogo. He escrito estas líneas frente al volumen que, como deseada reliquia libresca, corona la mesa en la que trabajo. La historia de la lectura está repleta de curiosos capítulos como éste. Hay muchos libros ahí fuera para cada uno de nosotros, porque la lectura siempre será un placer íntimo. 

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