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Nada de ajedrez algo de política: Han caído dos torres en Washington DC


 

Gay marriage

 

«El matrimonio homosexual es un derecho», acaba de dictaminar, hoy viernes 26 de junio, día de sol y clima templado en Nueva York, la Corte Suprema de los Estados Unidos en una decisión de 5 a 4 que sella una larga batalla de los activistas en favor de mayores derechos para los homosexuales.

 

Ayer, mientras me alistaba para entrar a dictar una clase en Lehman College, recibí también la noticia de que la Corte Suprema había decidido mantener la legalidad del sistema de subsidios establecido por el programa de reforma de la salud de los Estados Unidos, el Affordable Care Act, mejor conocido en círculos políticos como Obamacare.

 

Esta decisión termina por consolidar el programa de ayuda del gobierno que mayores ataques había recibido desde una bancada republicana cargada de animosidad hacia cualquier iniciativa del Presidente Obama. Gran noticia para un presidente que ha hecho suficientes méritos ─hasta ahora─ para ser recordado positivamente en los libros de historia. Tremenda derrota para los más conservadores del Partido Republicano.

 

Ambos dictámenes de la Corte Suprema marcan un movimiento decisivo de los Estados Unidos hacia condiciones sociales más progresistas. Siempre teniendo en cuenta que queda muchísimo por hacer (y que el Programa de Reforma del Seguro de Salud no es nada de lo que se esperaba cuando se comenzó a diseñar en 2009), un dictamen en contra hubiera marcado un desenlace bastante triste para una batalla política librada por el Presidente Obama a lo largo de 7 años de su gobierno.

 

Tal vez ─crucemos los dedos─ la decisión judicial obligue a los republicanos a abordar otros temas también urgentes, como la reforma migratoria. 

 

Es un buen cierre de semana para los homosexuales de este país, para millones de personas de escasos recursos que por fin pueden acceder a un sistema de seguro de salud decente, y para quienes creemos en que la sociedad norteamericana tiene que apartarse de los radicalismos de derecha que han envenenado cualquier intento de discusión seria y una solución pragmática, negociada, a los problemas más urgentes que agobian a esta sociedad.

 

Han caído dos torres en Washington. Es un buen día.

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