Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tantoCómo Estados Unidos desbloquea la economía de Cuba

Cómo Estados Unidos desbloquea la economía de Cuba

La fábrica de historias   el blog de Iara Matiñán Bua

 

 

 

Es un conflicto tan antiguo que obliga a emplear conceptos reservados a la Historia. Abordarlo supone regresar a la ya superada política de bloques; por un lado, aquellos que defendían el liberalismo con Estados Unidos al frente y, por el otro, la ya caduca Unión Soviética (URSS) que sostenía que el comunismo era la única vía posible. En este contexto surgía el enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba. El embargo estadounidense a la isla caribeña se remonta a la revolución emprendida por el expresidente Fidel Castro. Los guiños a la URSS molestaban a Estados Unidos, inmerso ya en la Guerra Fría. El régimen castrista y su reforma agraria a base de expropiaciones fueron el detonante. El 19 de octubre de 1960 el gobierno estadounidense prohíbe toda exportación a Cuba. El embargo echaba raíces.

 

Más de medio siglo ha pasado desde que comenzase el denominado bloqueo cubano. Poco ha cambiado desde entonces. Actualmente, Cuba continúa sin poder exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde los Estados Unidos, no puede utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales o tener cuentas en esa moneda en bancos de terceros países. Tampoco se le permite tener acceso a créditos de bancos en Estados Unidos, de sus filiales en terceros países y de las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno cubano, a precios corrientes, durante todos estos años, el bloqueo ha provocado daños económicos que superarían los 116.880 millones de dólares.

 

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha pronunciado en 22 ocasiones para condenar, por abrumadora mayoría, el embargo estadounidense a la isla. No obstante, el cambio de rumbo no habría de producirse hasta el 17 de diciembre de 2014. Un cuarto de siglo después de la caída del muro de Berlín, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunciaba el inicio de las conversaciones con la isla para restablecer las relaciones diplomáticas. Se avanzaba hacia el fin de las sanciones. Pero levantar por completo el embargo no depende únicamente del presidente. Barack Obama necesita la aprobación del Congreso. 

 

El daño a Cuba


Resulta complejo cuantificar el daño real que el embargo estadounidense ha provocado a la isla caribeña. Obviamente, el comercio exterior fue la gran víctima. Según las estimaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, entre abril de 2013 y junio de 2014, Cuba perdió 3.900 millones de dólares en exportaciones de bienes y servicios. Así, por ejemplo, si los productos tradicionales como el tabaco y el ron llegasen al mercado estadounidense, Cuba dispondría de 205,8 millones de dólares. Otro de los sectores fuertemente castigado por el embargo fue el turismo y todas las actividades económicas vinculadas a él. En el mismo período, las pérdidas en este sector habrían ascendido hasta los 2.052,5 millones de dólares.

 

El sector financiero ha sido otra de las herramientas utilizadas para el bloqueo económico de la isla. El cierre de cuentas de bancos cubanos por parte de instituciones financieras y bancarias extranjeras como consecuencia de las presiones estadounidenses han sido constantes. Ello implica la necesidad de un intermediario para las transacciones. Se disparan las costes. A esta realidad habría que añadir una más. No hay que olvidar que Cuba no puede utilizar el dólar como moneda de pago, por lo tanto, las transacciones quedan afectadas por las tasas de cambio. Se endurece el sistema de pagos y cobros. Se resienten las inversiones. No fluye el dinero.

 

El «deshielo» derrite la revolución


El mayor problema que afronta Cuba es su ineficiente sistema económico. Necesita equilibrar su balanza comercial. El déficit del comercio de mercancías fue de 8.570 millones de euros en 2013, el segundo mayor de la historia socialista. Es más, las exportaciones cayeron por dos años consecutivos y su valor en 2013 era un 12% menor a su nivel en 1985, sin tener en cuenta la inflación. Resulta imposible obviar que la economía cubana ha sufrido las consecuencias de la crisis económica y política que atraviesa su mayor aliado: Venezuela. Según las estimaciones de Carmelo Mesa-Lago, Catedrático Emérito de Economía en la Universidad de Pittsburgh, en 2010 Venezuela aportaba a la isla 11.800 millones de euros -comercio de mercancías, compra de servicios profesionales cubanos, petróleo e inversión directa-, el 21% del PIB cubano. En enero de 2014 Venezuela firmó 56 proyectos de cooperación con Cuba por valor de 1.144 millones de euros, incluyendo aumentar el número de profesionales cubanos de 40.000 a 60.000 y crear tres empresas mixtas petroleras para refinar crudo venezolano. Pero apenas un mes después, en febrero, Venezuela redujo el suministro de petróleo de 105.000 a 80.000 barriles, cortó a los profesionales cubanos en 12.000 y mermó la ayuda anual venezolana en un 30%. Aquel discurso de “dos banderas y una sola revolución” parece tener los días contados.

 

En este escenario irrumpe Estados Unidos con medidas que, aunque hayan sido tibias, se orientan al desbloqueo de la economía cubana. Como si de un analgésico se tratase, el presidente estadounidense ha iniciado reformas que mitigan el embargo y ayudan a Cuba a reducir su fuerte dependencia de Venezuela. Entre ellas, cabría destacar la eliminación del límite a la cantidad de dinero que se puede enviar a ese país desde Estados Unidos. Además, se han flexibilizado los requisitos que los barcos deben cumplir cuando viajan entre ambos países. También se ha autorizado a las empresas norteamericanas a abrir determinadas instalaciones en la isla y a participar en empresas mixtas con el Estado cubano. Con estas medidas, las normas del libre mercado parecen llamadas a conquistar la vieja política de la isla, poniendo en riesgo las máximas socialistas que abrazó la revolución.

 

Nueva era cubana


Según las estimaciones de Euler Hermes, la compañía líder del seguro de crédito a la exportación, el crecimiento del PIB cubano pasaría de una media del 2% en los últimos cinco años, a un incremento del 5% entre 2016 y 2020. Un crecimiento económico que sería posible gracias a la inversión extranjera que, según sus previsiones, aumentaría entre un 15 y un 20% en el próximo quinquenio.

 

El levantamiento del embargo a Cuba tendrá consecuencias más allá de las fronteras de la isla. Se dibujará una nueva geopolítica en la que Estados Unidos tendrá un papel protagonista. Según un informe de la misma institución, las exportaciones estadounidenses a la isla rondarán los 1.000 millones de dólares al año. Para 2020, el 25% de todas las importaciones cubanas partirán de Estados Unidos. China sería el otro gran beneficiario del fin del embargo: el aumento de sus ventas se estima en 360 millones de dólares al año. Le seguiría España con 200 millones de dólares y Brasil y Francia con 120 y 100 millones de dólares anuales.

 

El gobierno cubano ya ha comenzado a engrasar la maquinaría para reactivar la inversión extranjera. Dos son, hasta el momento, sus grandes bazas. Por un lado se encuentra una cartera de oportunidades con 246 proyectos con la que pretende atraer nada menos que 15.000 millones de dólares a la isla. Pero el proyecto más ambicioso del gobierno de Raúl Castro responde a la denominada “Zona Especial de Desarrollo Mariel”. La bahía de Mariel se convertirá en un centro de comercio de mercancías, con una zona de libre comercio y un puerto de contenedores capaz de alojar a los mayores cargueros del mundo. Se localiza en el centro de la región del Caribe y las Américas, entre el cruce de los ejes norte-sur/este-oeste del tráfico comercial marítimo de mercancías. Es el centro de una circunferencia de 1000 millas de radio, donde se localizan los principales puertos de la región. El régimen pretende atraer capital para construir fábricas industriales y aumentar los servicios de exportación e importación, pero tendrá que hacer frente a un deficitario sistema de cambio.

 

Redactado por Belén García Hidalgo

Editado por Iara Bua

Más del autor

-publicidad-spot_img