¿Qué es Obscenum además de una obra escrita por José Cruz y dirigida por Diego Domínguez?
No tengo una respuesta clara, pero lo averiguaré entre el 19 de noviembre y el 10 de enero en el Teatro Galileo.
“Obsceno”, según la RAE, significa algo impúdico, torpe y ofensivo al pudor. Yo agregaría:
Libidinoso, lascivo, lúbrico, lujurioso, sicalíptico.
Sensual, impúdico, incontinente, libertino, vicioso, rijoso.
Erótico, voluptuoso, cachondo, salido, caliente, calentorro.
Cochino.
Calavera, desenfrenado, disoluto, crápula, perdido.
Basto, chabacano, grosero, burdo, indelicado, ineducado, maleducado.
Ordinario, patán, rústico, tosco.
Zafio, inculto, rudo, soez.
Cateto, paleto, palurdo, vulgar.
Escabroso, inmoral, embarazoso, incómodo.
Cerril, rudo, burdo, procaz, irreverente.
Guarro.
Golfo, verde, zorro.
Deshonesto, liviano, voluptuoso, conspicuo.
Y, por supuesto, amoroso, amado y amor….
Sí, amor, porque el amor es la única obsesión a la que no conviene nunca abandonarse, ya que entre un “te amo” y un “tu amo”, hay sólo una letra de diferencia.
Obscenum, una obra que mezcla la comedia, el musical, el drama e incluso el post-drama para plantear una emocionante radiografía de las relaciones sentimentales. Una reflexión en torno a la obscenidad y la pornografía en la era de internet y también del convencimiento de que la creencia en los príncipes o en las princesas azules es algo más arriesgado para la salud que aficionarse, por ejemplo, al “bondage”.
Una suerte que aquí no exista ninguna Gallina Azul.
Manuel R.
Obscenum
de José Cruz
con Antonio de Cos, Borja Floü, Alda Lozano, Manuela Morales y Paula Ruiz
Dirección: Diego Domínguez
En el Teatro Galileo
