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Mientras tanto2016/18 — Clásico zombi

2016/18 — Clásico zombi


 

 

 

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Si Javier Calvo ha definido al traductor como el “fantasma en el libro”, algo parecido se podría decir de la figura del lector profesional, esa especie de fantasma en el organigrama de las editoriales. No da la cara, ni para lo bueno ni para lo malo, y de él no se sabe mucho más de lo que leemos en las memorias de los editores (en las de Carlos Barral, por ejemplo, en donde el célebre editor, poeta y memorialista da generosas noticias del funcionamiento interno de aquella primera Seix Barral, y de sus comités de lectura, en los que participaban, entre otros autores, Félix de Azúa y Ferrater).

 

[…]

 

Contra la retórica del artista doliente obligado a desempeñar oficios menestrales, Torné considera decisiva en su formación como escritor la lectura de manuscritos defectuosos: “Por un lado me permitió desembarazarme de la prosa académica que supone un lastre (a menudo inadvertido) para cualquier novelista. Y me ha provisto de todo un catálogo de cosas que me impongo evitar a toda costa. La lectura de libros malos quizá sea perjudicial para preservar un espíritu sofisticado, como quería Auden, pero es un ejercicio que recomiendo a cualquier novelista en ciernes”.

 

Escritores que leen, lectores que escriben. Por Alberto Gordo en El Cultural.

 

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Todo esto reafirmó a Hitler en su desprecio por las democracias y confirmó cualquier versión del dicho atribuido a Burke según el cual, para que el mal se imponga, solo hace falta que las buenas personas no hagan nada.

 

Harold Evans en El Cultural.

 

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Se ve que el publicista de Cervantes trabaja sin cesar y ha logrado que su cliente aparezca por todos lados, más que Vargas Llosa, más que Julia Roberts, más que Mossack Fonseca. Ha captado la atención del funcionariado cultural del continente, que claramente ha dedicado muchas reuniones al tema. Ha logrado que sus libros estén en todas las librerías del continente a un precio muy razonable para su tamaño. Ha logrado que sólo se usen superlativos para hablar del escritor y de su obra. Pero me parece que aún no ha logrado atraer a los lectores (si es que ese es su objetivo). Lo ha convertido, en suma, en un clásico zombi.

 

Margarita Valencia en ABC Cultural.

 

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Según datos del ISBN, la editorial que más libros registró en 2015 fue Bubok Publishing, una empresa que se dedica, sobre todo, a publicar obras de quienes pagan por verlas “editadas”. Y es que, como pontifica el Eclesiastés (1:2), vanidad de vanidades y todo es vanidad.

 

Manuel Rodríguez Rivero en Babelia.

 

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So my pitch was to try to bring book criticism to the center of the mission of The Washington Post – because nonfiction books are not just great literature, or big ideas, or feats of writing and reporting. They are, overwhelmingly, news.

 

[…]

 

To say that books are news does not demean them; it exalts them. It acknowledges that in whatever age they’re read, books will always be in dialogue with the times. This just happens to be our time.

 

Carlos Lozada.

 

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En la adversidad, la editorial [Einaudi] creció. Se trasladó a una nueva sede, mucho más grande, en la avenida Re Umberto. Y con el tiempo abrieron delegaciones en Roma y Milán. El negocio fue a veces rico y a veces más pobre. Cuando era rico, “nos dábamos cuenta porque el sueldo nos llegaba puntualmente a final de mes, y porque a las cinco de la tarde pasaban un carrito con té, leche, limón, azuzar y pastas”, escribe Natalia Ginzburg. Cuando era pobre, cobraban con retraso y en el carrito sólo había té.

 

Juan Tallón en Babelia.

 

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Céline lo rompe todo, pero es mucha música. Algunos autores son más musicales que otros. Kafka no era musical; algunos son música pura .Y aunque no lo parezca, Dickens es muy musical.

 

Entrevista de Juan Cruz a Alessandro Baricco en Babelia.

 

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Apostar por un autor desconocido es siempre más arriesgado que apostar por un valor seguro, y pongo las comillas porque no me creo nada estas etiquetas. Yo soy más bien de la idea de que se hace y se trabaja cada libro independientemente, y creo que aquello que puede resultar más difícil es el posicionamiento del libro que no lleva un autor reconocido detrás. Yo siempre digo que trabajo con autores antes que con libros: cuando publiqué por primera vez a Jesús Carrasco tenía muy claro que lo publicaba porque la novela me parecía una maravilla, pero también sabía que si Intemperie no funcionaba, yo iba a seguir publicando igualmente a Jesús. Algo parecido sucedió con Ricardo Menéndez Salmón; La ofensa funcionó muy bien, mientras que alguna novela posterior no tuvo ese mismo éxito; sin embargo, yo tenía muy claro que era un autor al que yo iba a seguir apoyando mientras él confiara en nosotros. Muchas veces, cuando miramos a esos valores seguros, nos olvidamos, ante todo, de que hubo un tiempo que estos autores no estaban en absoluto consolidados y también que no toda su carrera fue homogéneamente estable. Por eso creo que la labor del editor, entre otras cosas, no es solo la de publicar libros, sino la de consolidar trayectorias.

 

Entrevista de Anna María Iglesia a Elena Ramírez, editora de Seix Barral.

 

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El periodismo es un billete para una atracción, para sumergirse en persona en las mismas noticias que otros ven por la tele… y está bien, pero no paga el alquiler, y los que no puedan pagar el alquiler en los ochenta lo van a pasar mal. Ésta es una década muy jodida, un brutal trituramiento darwiniano, y no será una época agradable para los autónomos.

 

No, no lo será. Ha llegado el momento de escribir libros, o incluso películas, para los que sean capaces de poner cara de póquer. Porque hay dinero en esas cosas, y no hay dinero en el periodismo.

 

Pero hay acción. Y volverse adicto a la acción es muy fácil. Agrada saber que puedes levantar el auricular de un teléfono y viajar a cualquier lugar del mundo que te interese… sin más condición que notificarlo veinticuatro horas antes y, sobre todo, con el dinero de otro.

 

La maldición de Lono (Sexto Piso, 2016). Hunter S. Thompson.

 

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La curiosidad inspirada por la muerte de Salinger terminaron colmándola algunas obras biográficas no siempre complacientes. La más reciente es una ficción «basada en hecho reales» de Beigdeber, inspirada por el primer amor de Salinger con Oona, la hija de Eugene O’Neill, famosa luego por ser la esposa de Chaplin y uno de los «cisnes» de Capote, que no acaba de ser una obra redonda porque adolece de un problema insuperable: el autor inventa frases, reflexiones y golpes de ingenio a personas que fueron infinitamente más inteligentes e ingeniosas que él. Eso es meterse uno mismo en una trampa mortal.

 

David Gistau en ABC.

 

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Para que la novela no muera hay que escribir sabiendo que está jodida y no ignorando que la novela muere cada día a campo abierto, gracias al eterno fracaso que la mantiene viva.

 

Enrique Vila-Matas en El País.

 

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Presumo de no tener esa obsesión por los libros como objeto que es necesaria para los coleccionistas y bibliófilos. Sé que la biblioteca que me acompaña y que traslado de una ciudad a otra, de un barrio a otro y de una casa a otra, aunque vaya creciendo, no contiene todas las lecturas más importantes o los libros más queridos. Guarda libros que no he leído, además, y que miro de vez en cuando como si les dijera que su hora está a punto de llegar, aunque nunca termine de hacerlo. Algunos de los libros que más me gustan los guardo en el lugar del que los saqué, en el lugar donde los leí (el lugar más seguro del mundo): la biblioteca de mi padre. Ahora que tengo una hija pienso que debo construir una biblioteca en la que se pueda formar como yo me formé en la de mi padre, que pueda investigar entre los estantes y que descubra que lo de menos es el resultado: lo divertido es la búsqueda.

 

Aloma Rodríguez en Letras Libres.

 

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Si existiera una palabra mágica no sería “Eureka”, sino “obsesión”. Y sucede en el momento menos imaginado. Por ejemplo, me gusta correr, desde hace años lo hago, aunque ahora con menos frecuencia. Cuando estoy corriendo observo y pienso, puede ser algo aparentemente insignificante, pero se queda conmigo. La inspiración puede surgir también de una nota en el periódico. Algún acontecimiento que se aloja en mi mente y va germinando.

 

Entrevista a Joyce Carol Oates en Letras Libres.

 

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And so now you’ve got piles of stuff on the table, unlike a fiction writer. A fiction writer doesn’t have this at all. A fiction writer is feeling her way, feeling her way—it’s much more of a trial-and-error, exploratory thing. With nonfiction, you’ve got your material, and what you’re trying to do is tell it as a story in a way that doesn’t violate fact, but at the same time is structured and presented in a way that makes it interesting to read.

 

Entrevista a John McPhee en The Paris Review.

 

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Y no es la entrevista en estilo directo la que puede dar ese baile, con los consabidos paréntesis que apuntan risas o toses, y que tan artificiales resultan. Una vez más es el estilo indirecto el que puede dar ese baile de los silencios, o lo que es lo mismo un narrador que ha sabido comprenderlo y lo expresa a su manera en una narración. La narración de un encuentro.

 

En el blog de Pedro Sorela.

 

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— You discovered a newspaper article that she wrote, without a byline, about the Kansas murders that she helped Truman Capote research. How did you come across it, and what does it suggest about her role in shaping Capote’s “In Cold Blood”?

 

— I went back to look at newspapers in Garden City, Kan., and I stumbled across a little mention in a column that said, our visitor Harper Lee will be writing about what’s been happening on the case for the F.B.I. magazine The Grapevine. Then I contacted The Grapevine. They said, Yeah, there’s been a reference to that over the years but we can’t find anything. I told them to look in the spring of 1960. There indeed was an article than only Harper Lee could have written because it was so full of info that would later appear in “In Cold Blood.” I speculate that there was no byline because she really didn’t want to tread on Truman Capote’s story. It’s a long flattering article about the great work chief investigator Alvin Dewey is doing on the case and how Truman is going to get to the bottom of it. It was an unselfish act from a friend.

 

Entrevista a Charles Shields en The New York Times.

 

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A mí no me interesa en especial reivindicar la figura del editor, pero lo que sí que me interesa es explicarle al público qué es lo que hacemos. La gente no tiene ni idea. Antes de que vinierais estaba metiendo pósteres en tubos para mandar a librerías, esta mañana iba con un carro a correos para los envíos… Es una labor muy física, incluso. Y a la vez, estás planteando el viaje de Mircea Cartarescu, organizando el hotel y viendo dónde metemos a su hijo, y a la vez una nota de prensa, escribiendo al librero, y a la vez cuadrando una portada… Es una especie de labor de hombre orquesta. A la gente le interesa mucho saber si los traductores te entregan las traducciones bien o hay que corregirlos, o si un autor es muy presuntuoso o tiene un gran ego… Se tiene mucho interés sobre esto, pero no sobre el editor. Por eso nosotros en ocasiones vamos a las librerías a explicar a la gente lo que es una editorial, porque no lo saben. A mí me ha llegado a preguntar la tía de Correos si yo escribía los libros.

 

Entrevista de Bárbara Ayuso a Enrique Redel, editor de Impedimenta.

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