Debate económico, el que importa, el que nos toca el bolsillo y, sobre todo, aunque a veces lo olvidemos, a los derechos. La conversación del domingo por la noche en La Sexta entre Luis de Guindos, actual ministro de Economía en funciones, Jordi Sevilla, el ministro de Economía en la sombra del PSOE, Alberto Garzón, ya coordinador federal de Izquierda Unida y número cinco en la lista de Madrid de Unidos Podemos, y Luis Garicano, el muñidor del programa económico de Ciudadanos, ha permitido hacer visibles cuáles son las principales ideas económicas de los partidos políticos. O, al menos, las que más quieren enseñar en campaña electoral.
Luis de Guindos (PP) ha manifestado que su prioridad es mantener la confianza en la economía española. ¿Que cómo se consigue? En su opinión, siguiendo en la senda de reducción del déficit y el saneamiento de las cuentas públicas, así como manteniendo la garantía de la solvencia del sistema financiero. Además de poner el acento en la confianza, lo ha puesto en la importancia del crecimiento económico: “Sin crecimiento económico no hay empleo”. ¿Se puede hipotecar la creación de puestos de trabajo a la mera evolución del PIB?, ¿se crea ocupación por inercia? Quizás sí, pero sin intervención pública quizás la calidad en el empleo no sea la óptima. ¿En qué apoya el Partido Popular ese crecimiento económico? Además de en los puntos anteriores, en continuar con las reformas estructurales (¿cuáles? faltó la precisión cuáles en concreto) y en la rebaja de impuestos, tanto del IRPF como de las cotizaciones a la Seguridad Social. Porque, en su opinión, es bueno dejar dinero en los bolsillos de los ciudadanos y, en segundo lugar, porque bajar los impuestos es compatible con la reducción del déficit. Sobre el crecimiento económico, pues, pesa una segunda hipoteca: sin ingresos adicionales, no le queda más remedio que, por sí mismo, conseguir reducir el déficit público. ¿Los recortes que pide Bruselas para cumplir con los objetivos de déficit? Dice De Guindos que con el crecimiento económico sería suficiente para satisfacerlos, no harían falta más esfuerzos presupuestarios.
Jordi Sevilla (PSOE) comenzó su intervención afirmando la necesidad de elaborar un plan de emergencia social con el diseño de un ingreso mínimo vital, el incremento de las ayudas por hijo y con la puesta en marcha de un plan contra el paro estructural y para apoyar a los parados de larga duración. Ello, subvencionando la contratación y usando el Estado para “sacar a la gente de la cuneta” con empleos transitorios. Todo esto es necesario porque, según apuntó, se ha roto el canal a través del cual se transmite la recuperación macroeconómica a las economías domésticas. Insistió Sevilla en varias ocasiones que una de las instituciones que hay que reparar para que el crecimiento económico se note entre las clases trabajadoras es la negociación colectiva y el papel de los sindicatos. “Hay que asegurarse de que las mejoras en el sistema productivo llegan a todos revalorizando la negociación colectiva”, aseguró Sevilla. ¿Bajadas de impuestos? No son de esperar si el PSOE gobierna: “Bajar impuestos cuando no se tiene dinero para dependencia o servicios sociales es una irresponsabilidad”. Aunque matizó que la mayoría de la sociedad paga lo que debe y que no subiría los impuestos a las rentas del trabajo, sino que se reforzaría la tributación del Patrimonio, además de Sociedades, para acercar el tipo real al nominal. ¿Los recortes que pide Bruselas? Sevilla se compromete a no aceptar aquellos que afecten a los derechos sociales. ¿Qué hacer para garantizar las pensiones? Aquí Sevilla fue muy contundente: eliminando las bonificaciones a la Seguridad Social y estableciendo un impuesto específico sobre la riqueza del país.
Alberto Garzón (IU) puso el foco al principio en los desahucios: su primera medida sería paralizarlos. En segundo lugar, insistió en la importancia de resolver el problema del empleo en España, en la necesidad de poner en marcha un pack de medidas contra el paro, partiendo del que considera el diagnóstico adecuado: en el País Vasco el paro es del 15%, mientras que en Andalucía está en el 30%; en Cataluña, la temporalidad está en el 20%; en Andalucía, en el 40%. Es el modelo productivo el que explica que haya más o menos desempleo, lo que implica que hay que reindustrializar un país que se ha ido desindustrializando. En lugar de recortar, hay que invertir. En lugar de competir vía salarios, mejorar la retribución del trabajo para engrasar la economía y eliminar la brecha de género en los sueldos. Para todo ello, reclama la derogación de las dos últimas reformas laborales, la del PP y la del PSOE. ¿Salir del euro? “El problema de España no es monetario, sino de desigualdad de renta, de riqueza y de poder”, contestó a Jordi Sevilla, que fue quien le planteó la pregunta. La desigualdad es un problema, y también, según Garzón, la debilidad que muestra el Estado español a la hora de recaudar: “El problema de España no es de gasto, es de falta de ingresos fiscales”. Pero no se atrevió Garzón a ir mucho más allá en este asunto: no osó a precisar qué impuestos subiría, no quiso ponerse muy técnico; se limitó a decir que cumpliría la Constitución y el sistema fiscal español sería progresivo, algo que ahora no es, lo que le permitiría incrementar tres puntos de PIB los ingresos públicos, para así acercarse un poco más a la media de la Unión Europea, de la que nos separan ocho puntos. Lo que sí que dijo Garzón fue que no es incompatible la toma de medidas para atajar la emergencia social con reducir la deuda y el déficit, siempre y cuando se diseñe una política impositiva de justicia social.
Luis Garicano (Ciudadanos) abrió el debate destacando la importancia de que España sea un país atractivo (literalmente atractivo: que atraiga a la gente que crea y que innova). Para ello, lo más importante, una de las primeras medidas que debería adoptar el próximo Gobierno sería impulsar un pacto nacional por la educación porque es la formación la que cambia el modelo productivo de un país, en su opinión. En cuanto al empleo, dado que, en su opinión, los que lo crean son autónomos y emprendedores, hay que eliminar las trabas que sufren en el desarrollo de su actividad. Además, insistió en dos ideas clásicas que viene proponiendo su partido: el complemento salarial para las personas que cobren poco por su trabajo, el contrato único (ahora rebautizado como “contrato estable”) con derechos crecientes para eliminar, dicen, la dualidad existente en la actualidad entre temporales y estables e instrumentos para que los trabajadores inviertan en su propia formación y así evitar fraudes tanto de la patronal como de los sindicatos y la propia administración. Otra de las ideas fuerza de su discurso pasó por la necesidad de que el próximo Gobierno fuera honesto, transparente y sin corrupción. ¿Recortes si los pide Europa? A la vista del incumplimiento de los objetivos de déficit, Ciudadanos ha retrasado la fecha en la que prevé bajar los impuestos y ya no va a hacerlo inmediatamente, sino en la segunda parte de la legislatura. Los recortes los aplicará en la eliminación de duplicidades y en la lucha contra el fraude fiscal.
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