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Mientras tantoEn busca de la clave perfecta

En busca de la clave perfecta


 

Desde nuestro último artículo sobre temas guineanos ha transcurrido cierto tiempo y cualquiera que no nos leyera últimamente diría que con nosotros se ha producido una claudicación. Nada más lejos de la realidad; y es que la realidad guineoecuatorial exige ahondar en las causas reales por las que abordada la independencia nos adentramos en la escalada cuyo resultado es el estado actual. A cualquier guineano al que preguntes por cómo va el país te dirá sin duda que la sociedad guineana ha conocido un gran retroceso desde las proyecciones de mejoría resultante del optimismo nacido de la caída de Macías y las esperanzas puestas en los beneficios del multipartidismo. Y es que nadie supo prever que el multipartidismo iba a ser un factor de estancamiento de la situación.

 

Lo último que escribimos versaba sobre una lista de guineanos que habían soñado con ser presidentes, unos apelando a visiones clánicas, otros parapetados en la convicción de credenciales académicas. Pero descubrimos que querer ser presidente a toda costa, y pese a la lamentable gestión del general Obiang, conlleva unas formas de interacción que frena las ansias de libertad, por cuanto que la resistencia política implica una inhibición social suficiente para evitar la exposición a los rigores de la dictadura. Esta es la paradoja en la que tienen que reparar todos los guineanos.

 

En este intervalo de silencio, ha habido unas elecciones no democráticas en Guinea, se gastaron millones en dinero público para avivar la dinámica política impuesta y ocho niños se quemaron a muerte por un fuego cuyo origen nadie ha sabido precisar, en un barrio, el Campo Yaounde de Malabo, que está a menos de dos kilómetros de sendos palacios mandados construir por Obiang para mostrar su magnificencia; o sea, en medio de la capital de Guinea Ecuatorial. No hubo agua para apagar aquel fuego y las condiciones del emplazamiento no permitieron que las víctimas se escaparan de las llamas. Si alguien en Malabo hubiera querido hablar en serio, la pregunta hubiera sido si los millones malgastados en la presidencial campaña no fueron suficientes para dignificar la vida de algunos de los infelices de aquel barrio. Este, como se sabe, es un cuadro muy recurrente de África: que venga el dinero de las ONG a poner remedio, nuestro dinero es para maquillar nuestra realidad política, y a beneficio del líder eterno de turno, hoy Su Corrupta Excelencia Obiang Nguema.

 

Estamos en busca de las claves que nos permitan saltar al cuello del opresor de las libertades guineanas sin menoscabo de nuestra propia supervivencia. En cuanto las encontremos, el recuento de nuestras vivencias exigirá otro marco.

 

Barcelona, 14 de junio de 2016

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