La OCDE está realizando un gran esfuerzo por, al menos, poner de manifiesto la situación de desventaja la mujer en todo el mundo en diferentes ámbitos, desde el empleo a la educación, pasando por el emprendimiento, la salud y la violencia.
Fijarse en el lugar que la mujer ocupa en el mercado de trabajo quizás sea la mejor manera de empezar a analizar su situación global, puesto que es el primer determinante de su libertad e independencia. Uno de los indicadores que más se utiliza para medir la calidad del trabajo de las mujeres es la brecha de género que existe en los salarios. La fotografía que nos ofrecen los datos de la OCDE es muy heterogénea: en Corea del Sur la brecha salarial se acerca al 40%, mientras que en Hungría ronda el 5%. En Estonia y Japón supera el 25%, mientras que en Nueva Zalenada, Bélgica, Noruega, Luxemburgo, Dinamarca, Lituania y España no llega al 10%. En posiciones intermedias, entre el 10% y el 20%, más cerca de la primera cifra que de la segunda, Italia, Grecia e Irlanda; y más cerca de la segunda, Canadá, México, Austria, Australia, Estados Unidos y el Reino Unido. En todo caso, eso sí, el sueldo medio de las mujeres se encuentra por debajo del que cobran los hombres. Otra cosa serán las causas: ¿cobran las mujeres menos por el mismo trabajo o es que las mujeres, en general, trabajan en actividades peor remuneradas y, además, menos horas?
Las mujeres tienen salarios más bajos que los hombres y, además, su participación en el mercado de trabajo es muy inferior. En Islandia, el país de la OCDE con mayor participación femenina en el mundo laboral (ronda el 78%), la masculina supera ese porcentaje y roza el 85%. En Suecia y Noruega, la distancia entre la participación en el mercado de trabajo de hombres y mujeres es similar (alrededor de cinco puntos porcentuales), pero la de las mujeres está siempre por debajo. Diferencia más importante tiene lugar en Turquía (30% mujeres, frente al 71% de los varones) o en México (43% frente a 78,17%). En España, la diferencia es de una docena de puntos porcentuales: las mujeres (línea naranja), 53%, frente al 65% de los varones (línea azul).
Necesariamente, los datos de participación en el mercado de trabajo se han de complementar con, al menos, otras dos estadísticas: hasta qué punto las mujeres son protagonistas de los contratos a tiempo parcial, por un lado; y en qué medida el paro femenino es superior al masculino.
Empezaremos por lo primero, puesto que es una fotografía de hasta qué punto los roles de género tradicionales están enquistados en la sociedad: las mujeres pueden acogerse (y lo hacen muchísimo más que los hombres) a esta forma de contratación para no desatender las labores de cuidado culturalmente asociadas a su género. En Holanda, el 60% de las mujeres trabajan a tiempo parcial, frente al 20% de los hombres. En Suiza, el 45% de las mujeres cuentan con contratos a tiempo parcial, frente al 10% de los varones. En Rusia, Hungría, las repúblicas checa y eslovaca, los contratos a tiempo parcial son una minoría muy minoritaria pero, aún así, las mujeres los asumen con más frecuencia (de tasas del 2,5% para los varones, se sube hasta el 5% en el caso de las féminas). En España, los contratos a tiempo parcial suponen el 23,5% de los empleos de las mujeres, frente al 7,11% de los varones y la progresión es tan preocupante como se muestra en este gráfico (la línea naranja corresponde a las mujeres y la azul, a los varones):
Perverso es también que el 20% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial en Italia lo hacen de manera involuntaria, frente a un casi 16% de las mujeres españolas, frente a porcentajes de alrededor de un 5-6% en el caso de los varones de ambos países.
Sumando las horas de hombres y mujeres y divididas entre puestos de trabajo a jornada completa, nos encontramos con que en España, la tasa de empleo entre las mujeres está en un 45%, mientras que entre los hombres se encuentra en el 62,73%. Hay países con mayores diferencias. Entre los de nuestro entorno, podemos quedarnos con el ejemplo del Reino Unido, donde la tasa de empleo de las mujeres se sitúa en el 53,67%, frente al casi 80% de los varones.
¿Qué ocurre con la tasa de paro? En Grecia, la tasa de paro femenina roza el 30%, frente al 29,15% en que se encuentra la masculina. En España, el 23% de las mujeres está en el paro (con datos del tercer trimestre de 2015), frente al 20,54% de los varones. En el resto de países analizados, la diferencia no es muy amplia y en algunos casos la tasa de paro masculina supera a la femenina, como puede observarse en el gráfico bajo estas líneas:
También la temporalidad ataca a hombres y mujeres de manera muy similar: en España, en ambos, rondaba el 24%. También es prácticamente idéntica la temporalidad que sufren hombres y mujeres en países como Polonia, Holanda, Portugal, Eslovenia, Francia, Canadá, Italia… Quizás sorprende que en países como Suecia, Finlandia o Noruega, la temporalidad afecte más a mujeres que a varones.
También es interesante ver la mayor tasa de empleo femenino en las entidades públicas: en Finlandia, Suecia, Eslovenia, Dinamarca o Noruega, las mujeres suponen alrededor del 70% del total de empleados. En España, el 53,54%.
Pero esa sobrerrepresentación de las mujeres en el empleo público convive con una infrarrepresentación en los parlamentos nacionales. Incluso en Suecia y Finlancia suponen menos del 50%, aproximándose más a tasas del 40%, como España, que con su 41% supera a Noruega, donde se coloca levemente por debajo del 40%. Aunque en países como Japón, Brasil y Hungría no llegan ni siquiera a ocupar el 10% de los escaños.
Más desoladora es la presencia de las mujeres en los consejos de administración de las compañías cotizadas. El país que ofrece el mejor registro en este capítulo es Islandia, con un 44%, seguido de Noruega, con un 36%, mientras que en Francia las mujeres ocupan apenas el 33% de los asientos de los consejos. En Finlandia, prácticamente un 30%, y entre ese porcentaje y el 20%, otros países como Suecia, Dinamarca, Italia, Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Eslovenia y Canadá. En España, la cifra baja hasta el 17%. En Japón, hasta apenas el 3%.
Sin tener que llegar a las altísimas esferas de las princiaples compañías de cada país, mujeres en puestos directivos apenas hay un 3% en España, frente al 5,70% de varones.
Para finalizar, estos dos impactantes gráficos: los hombres son más en el trabajo remunerado, mientras que las mujeres sufren en mayor medida el trabajo que no se paga. La unidad de medida es «minutos diarios».
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