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Jugar

La historia no tiene libreto    el blog de Joseba Louzao

 

Más allá de la vertiente lúdica y divertida, los juguetes ejercen una labor socio-cultural indispensable, ya que son el principal mediador entre la realidad de los niños y la de los adultos. Si los críos no juegan, no podrán crecer emocional e intelectualmente ni autoafirmarse. Pero el juego también tiene algo de mágico y litúrgico. No son pocas las culturas que han interconectado espiritualidad y juego, misterio y placer. Algunas tribus de Norteamérica, como los hopi – y algo similar sucedía en la Grecia clásica-, entregaban después de las ceremonias los objetos rituales a los niños para que jugasen con ellos e imitasen así a sus mayores. Por ello, no nos puede sorprender que en chino la raíz de muñeca proceda de la palabra ídolo.

 

A inicios del siglo pasado, hubo quien defendió que el niño experimentaba la historia de la evolución de los seres humanos con el juego. Fue una exageración, sin embargo, el juego es una constante en el camino hacia nuestra humanidad. Y es que es una manera instintiva de actuar y forma parte de nuestra condición como personas que buscan al otro. Según los especialistas, incluso en la Prehistoria se fabricaban arcos en miniatura para que los más pequeños pudiesen acercarse al mundo de los adultos y desarrollar sus destrezas como cazadores. Porque por esa misma razón, precisamente, el juego se actualiza constantemente como reflejo de una sociedad y un contexto concreto.

 

El juego persistirá como la actividad principal de los niños. Como hasta ahora, pasarán los siglos y los avances técnicos seguirán transformando el perfil de los juguetes con los que se divertirán los críos del futuro, pero no su esencia principal. La creatividad y la imaginación de los juegos deberían potenciar el desarrollo de la imaginación moral (el extrañamiento) y nos interpela. Jugar siempre será una adictiva experiencia liberadora que nos ofrece felicidad y libertad. En realidad, tanto para niños como para adultos, el juego debería ser la actividad más seria del mundo. 

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