Estos días hemos ido a Rebola porque es una villa que se ve desde Malabo, la ciudad que nació como Clarence y hoy es la capital de la no-República de Guinea Ecuatorial. Para ir allá coges un coche y cruzas una barrera de militares armados. Seguro que preparados para abortar las razias del Boko Haram o de otros grupos malvados. Pero desde que este país tiene un nombre en la ONU ha habido barreras, y han formado parte de las mismas los mismos individuos, que durante la época de Macías abusaron hasta el delirio. Y siguen abusando. (Esta parte del artículo es para los que inmediatamente de leer este artículo recordarán que un servidor odia a los fang, y solo por recordar que desde el minuto cero son los únicos efectivos de este ejército abusador)
Hemos ido a Rebola y el que nos recibió nos contó la realidad de que unos militantes del partido CPDS de los que podría darse la circunstancia de que son de aquella villa, consiguieron los fondos para construir la red de agua para el lugar, pero el régimen, representado por el PDGE, se lo impidió, sabiendo que si la provisión de aguas se hiciera fuera de la bandera del partido en el poder, lo de «hacer el bien y evitar el mal» se quedaría como una broma, así que hemos visto cómo niñas y niños hacían una larga cola para llenar sus bidones y llevarlos a sus casas, en un pueblo con una inclinación, en algunos puntos, de 30 grados, y sin exagerar.
Antes de ir a Rebola hablamos con nativos de Moka, pero en un encuentro improvisado, y nos contaron de cómo la colonización de la pequeña villa por parte de Obiang, Constancia y de Nguema Obiang está impidiendo que los de allá gocen del líquido elemento, porque con inquilinos de tan alta alcurnia, la prioridad es su futuro bienestar, y que el pueblo se vaya a la mierda. Los mismos que nos contaron todo esto dieron fe de que pocas familias quedan hoy en día en Moka, lugar donde se ha instalado, además, un destacamento de militares de la misma lengua, el fang. (Esto se recuerda para que los que ya saben que los odiamos)
¿Pero pueden los señores Obiang Nguema, Constancia Mangue y el hijo de ambos Teodoro Nguema tener mansiones en Moka, un lugar de donde no son? Por la manera en que se vive en Guinea, y teniendo en cuenta la evolución histórica, no, pues no son de allí, pero para todos los que defienden la unidad nacional y claman por la guerra civil por las amenazas secesionistas aunque estén en el extranjero, cualquier ciudadano puede tener su residencia en cualquier punto del «territorio nacional», y Moka lo es. Si es un hecho grave lo que está pasando en Rebola, lo es mucho más la parasitación de un entorno, el de Moka, por unos señores a los que hemos hecho creer que son unos guineanos especiales y que la guineanidad consiste básicamente en que los del poder hagan lo que les dé la puta gana.
Esta concepción que se tiene de la noción de Guinea Ecuatorial, en que todo es de todos por el hecho de la «unidad nacional» hace que los planteamientos políticos estén vaciados del contenido identitario básico, el único que, al día de hoy, puede atraer la atención de los pueblos de Guinea Ecuatorial. Y es que tendría más sentido que uno de Moka clame por la parasitación antes citada y no que se preocupara por la «democracia», de manera genérica, pues elecciones ha habido en Guinea Ecuatorial y de esto dan fe los partidos políticos. Los dos hechos a los que nos hemos referido son tan graves que la ausencia de una respuesta a cierto nivel desnuda completamente a los que insisten en las elecciones, pues está claro que los referidos deberían tener prioridad. Esta prioridad es que los guineanos reclamen sus territorios y les diga a los nuevos colonizadores que lo que hacen no tiene nada que ver con lo que se creía que era Guinea y que serían los jefes. A propósito, eran los jefes coloniales los que creían que podían residir donde les daba la gana, mientras sometían a los nativos a la restricción de movimientos. O sea, como ahora.
A los que creen que les odiamos, bastaría con que nos respondan porqué determinada lengua guineana es la oficial en los cuarteles guineanos, cuando la oficial es la española. No hagan ningún esfuerzo, el español guineano, que ya tiene una academia, es una lengua impuesta. Creemos, además, que cuando toque hablar de esta academia, muchos se enrojecerán de vergüenza. Y que se sepa, los negros no se enrojecen, a buen entendedor.
Malabo, 19 de abril de 2017