
Parece una perogrullada, pero como dicen al principio de los telefilmes, “esta es una historia basada en hechos reales”. Recientemente mi madre acudió a un supermercado y le preguntó a la desconcertada dependienta dónde estaba el chorizo con gluten. ¿y qué le llevaba a esta insólita petición? Me dijo que había escuchado en los medios que la alimentación sin gluten puede ser perjudicial. Esta anécdota viene a cuento para reflejar la confusión que vive el ciudadano de a pie a la hora de seguir una dieta saludable.
En el campo de la alimentación y la salud cada cierto tiempo surge un enemigo todo el interés de los medios, los profesionales sanitarios, la industria alimentaria y por supuesto los propios consumidores. Hace unos años era el colesterol, pero más recientemente han sido sucesiva o simultáneamente el gluten (primero en contra pero últimamente a favor), la carne roja, los zumos (procesados o naturales), los refrescos (azucarados o light), los edulcorantes, el aceite de palma, etc. Es un “totum revolutum” que mezcla alimentos realmente dañinos o perjudiciales con otros que no lo son tanto.
El problema de bombardear a la población con informaciones superficiales y que pueden llegar a ser contradictorias conlleva que los ciudadanos no tengan claro qué deben o no incluir en su dieta o acaben optando por considerar todos igual de irrelevantes porque “al final no nos van a dejar comer nada”.
Lo importante es que los medios sirvan de puente entre los expertos y los ciudadanos, para trasladarles de forma clara y sencilla pero también con la suficiente profundidad y rigor cuáles deben ser las bases de una alimentación saludable. Cuando se presente una nueva investigación sobre un determinado alimento o ingrediente el periodista primero debería considerar si procede de una fuente de prestigio y rigor (por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud) y a continuación tendría que consultar a nutricionistas y otros profesionales sanitarios para que expliquen la relevancia del hallazgo. Su labor será trasladar esos datos de forma comprensible y sin alarmismos a personas como mi madre y así contribuir a luchar contra la creciente epidemia de obesidad en España y en el resto del mundo.