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Mientras tantoLlorar etéreo

Llorar etéreo

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

 

 

 

1.

 

“Siempre buscamos nuestro oasis dentro del desasosiego», escribe Doménico Chiappé en un momento de Contra la desolación. Y ésa es la base de este libro, porque la escritura siempre propende hacia delante.

Es una manera de confrontar un presente casi (in)manejable; una forma de sacarse de encima la conmiseración del pasado y la inquietud del futuro.

Contra la desolación es un ejercicio contra ese desdoblamiento que “te permite mantener el temple mientras te aleja de los demás”.

Y, en última instancia, una manera de luchar.

Escribe Chiappé: “[estas páginas] son lo que soy, lo que sé hacer, lo que puedo emplear para afrontar estas circunstancias, para poder luchar”. Pero, también, “un puñado de letras para entender” y un espacio para el desahogo.

 

2.

 

Hay algo obsceno en Contra la desolación; en un puro sentido etimológico: es decir, lo que está fuera de la escena. Un ejercicio para educar el llanto, pero también al egoísmo de la exclusividad de la mirada propia.

Porque lo que está en el centro del drama se sabe: es la campaña de crowfunding #VidaparaMaría que el autor del libro y padre de María puso en marcha para curar a su hija de un agresivo cáncer de hueso de difícil acceso. De hecho, Contra la desolación debía permanecer en ese espacio privado de los diarios íntimos del autor y su publicación fue pensada como apoyo a la campaña de recaudación de fondos.

 

3.

 

Contra la desolación es un diario íntimo dirigido a María, pero también ensayo y confesión.

Y no es patético, porque apela al ethos.

 

3.

 

Dolor, asco, asombro, desesperación y estupor son los sentimientos que van zigzagueando por estas páginas. Pero, de ellos surge inescapable el amor. La tozudez para perseverar. El compromiso para no desfallecer. La compañía como forma de resistencia. El aprendizaje de la fortaleza. El orgullo de salir adelante aun frente a la adversidad peor.

El amor.

El amor.

El amor.

 

4.

 

Contra la desolación, a pesar de la dificultad de su lectura (pues es imposible no llorar leyéndolo), es un reclamo para la belleza, del derecho a la felicidad invisible, cotidiana. Y halla su mayor lección moral en su victoria, en el logro de la plenitud, que es el deseo que con mayor fuerza expresa Chiappé.

 

5.

 

Contra la desolación nos provee con una hermosa lección vital de la cual es, a su vez, testimonio: pues que la desolación puede ser domesticada (y superada y olvidada).

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