Insistimos en cómo fue: llevaba unos años fuera de Guinea, volvió y antes de hacer un mes lo detuvieron, luego lo mostraron en la televisión PDGE con las habituales mentiras que tan mal saben contar y lo llevaron a la infame Blay Beach, un lugar que debió ser demolido en 1979, cuando el hoy general-presidente subió al poder. Exigimos la liberación incondicional de Ramón, y desde ahora responsabilizamos al régimen entero y a los que se callan por lo que le pueda pasar. Es un dibujante y lo encarcelan antes de un juicio.
A propósito: salvo tímida presencia que se vio en las redes sociales, no ha habido desde Guinea ningún clamor ni de personalidades ni de grupos por la liberación de Ramón. Y es que en Guinea hay partidos, de estos de una sola familia, y también de varios adultos en torno a un líder. En Guinea hay una Academia de la Lengua. Pero no consta que alguno de estos partidos e instituciones haya emitido algún comunicado pidiendo su liberación, y es lo que diremos hasta que nos desmientan. Eso de que no haya habido ningún clamor es importante, porque Obiang lleva en el poder desde el año que ya dijimos y estos partidos siguen haciéndonos creer que un día lo vencerán en unas elecciones. Sin esta posibilidad de comicios democráticos, estos individuos y partidos tampoco se plantan y exigen al régimen la toma de la senda de la democracia. Lo suyo es seguir con este parasitismo que nos ha acompañado en estos años y que ha contribuido a bestializar a capas enteras de la población guineana. ¿Es normal que desde el gobierno de Trump se haga presión sobre los dictadores y en los propios países de los mismos los demócratas los hayan estado siguiendo hasta estos extremos de animalización? ¿Entonces qué excusa tienen, que Trump ve mejor que ellos?
Canta, y digan lo que quieran, que tampoco sean capaces de pedir la libertad por un artista de la categoría de Ramón.
¡¡Dejen libre a Ramón Esono!!
Barcelona, 14 de octubre de 2017