Es una de las mafias más poderosas de Japón y puede que del mundo. No es fácil entrar y mucho menos salir vivo, sobre todo si de lo que se trata es de fotografiar el día a día de sus miembros. El fotógrafo belga Anton Kusters ha seguido durante dos años a varios integrantes de la organización, documentando cada paso, cada acción. “Las fotos dan visibilidad a una especia de secta o subcultura generalmente secreta e inaccesible”, cuenta Juan Bufill en un artículo en La Vanguardia. La exposición, que podrá verse hasta el 25 de julio, se enmarca dentro del festival de Fotografía Documental Barcelona (DOCfield14), que aúna más de 50 exposiciones gratuitas en distintos centros cívicos de la ciudad condal.