El problema actual de género en China es significativo ya que las familias prefieren tener un hijo varón que una niña. Esto ha repercutido en la conformación social y ha ocasionado una sobrepoblación de hombres. Este hecho es retomado por la artista francesa Prune Nourry, que trabaja con temas antropológicos y sociales, en la instalación Las hijas de terracota que se presenta en la explanada del Museo Diego Rivera Anahuacalli. Con esta pieza concluye su tríptico formado por Holy Daughters (2010) y Holy River (2011). El proyecto está inspirado en los ocho mil guerreros de terracota que se fabricaron durante la dinastía de Qin Shi Huang, en el 210 a. C., los cuales fueron enterrados para proteger al emperador. Prune Nourry viajó hasta China para replicar a estos guerreros y aprender la técnica de los artesanos del país asiático. Una vez ahí, la artista eligió a ocho niñas huérfanas de la zona de Chaohu que sirvieron para la creación de las piezas. Con esta exposición se hace una crítica a la selección de género en la sociedad china y obliga a reflexionar sobre la situación de las mujeres en nuestro propio país.