José María Díaz-Maroto, sin saberse más fotógrafo que viajero, recrea una vez más el reportaje cotidiano y la realización de retratos en un nuevo proyecto cuyo hilo conductor lo constituyen los colores: azules y ocres son, pues, en estas 19 fotografías las pruebas de una belleza raída o del efecto corrosivo del tiempo. Es así como a través de diferentes escenarios, que van desde La Habana y Cabo de Gata hasta Panamá y el Amazonas, el fotógrafo nos ofrece riquísimas metáforas visuales cuyo marco no es otro que el de una trabajada coherencia estilística y un trato lleno de naturalidad de la realidad que el objetivo del autor, tras cinco años recorriendo el mundo, ha logrado inmortalizar.