La historia de los fotomontajes, entre otras vertientes, atesora sátira y lenguaje mordaz. Las obras de Grete Stern también se incluyen en esta línea, pero haciendo hincapié en el mundo onírico. Desde la sutileza de su lenguaje, recrea conflictos planteados por la interpretación de los sueños de Sigmund Freud. En sus imágenes, critica la opresión de la mujer y el papel que a ella misma se le asignaba en la sociedad, mucho antes de los movimientos feministas en la década de los sesenta.