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Mientras tantoDe mi diario : Semana 3 / 2019

De mi diario : Semana 3 / 2019


 

Weiß/Colonia, 13.1.

2:20 am : En la tele pasaron seguidas Festen [Celebración] e In the Electric Mist [En el centro de la tormenta], dos pequeñas obras maestras, cada cuál en su nicho. ¿Qué sería de mí sin la música y el cine? Poquito más que un lector bien pagado de libros que a veces no vale la pena ni abrirlos. Y un emborronador de pantalla con mucha suerte. Menos mal que la música y el cine me abren dos horizontes límpidos, lúcidos, cálidos. Menos mal.

 

Gran entrevista con Jaime Siles en ABC, un prodigioso autoexamen de la esencia de su poesía, y un formidable dictamen acerca del nacionalismo. Le escribo felicitándole y le copio la media docena larga de tuits que llevo publicados sobre el mismo tema en mis cuentas nodrizas :

 

«Hay una sola letra de diferencia entre nacionalismo y necionalismo.

 

«El nacionalismo tiene un hijo tonto, el regionalismo. En España son familia numerosa. Y en Francia. Y en Italia. Y en Alemania. Y en(Suma y sigue)

 

«El nacionalismo es como si un francés creyese que porque él ha nacido en la Champagne, existe el champán. Idiotas.

 

«No es cierto que se llamase Calderón del Barça, eso es un invento del nacionalismo catalán, Calderón era del Atlético de Madrid.

 

«Le estoy sumamente agradecido al inferiocre [léase general Franco] porque su régimen extirpó de mi alma cualquier vestigio de nacionalismo o patriotismo.

 

«La xenofobia es una hija retrasada mental del nacionalismo, y hermana melliza del racismo.

 

«Las flores del nacionalismo no son ni las del bien ni las del mal, pertenecen a la especie “espermatofétida gilipollidónea”.

 

«El patriotismo es una enfermedad infantil y debería ser tratada por los pediatras. Pero ningún patriota se considera enfermo.

 

«Existe el cáncer de alma. Sus peores metástasis son el fundamentalismo y el nacionalismo». 

 

Weiß/Colonia, 14.1.

Día el de hoy como hecho ex profeso para el estudio de los diversos fenómenos meteorológicos posibles en este invierno. Diny fue a hacer unas compras a Rodenkirchen y me contó que al bajar del bus comenzó a nevar. De eso nos hemos librado a una distancia de sólo siete paradas de bus, pero del resto no. Me consuelo mirando una foto de una playa oriental (uruguayos sólo son los futbolistas, Borges dixit!) que me ha enviado Mecha desde Montevideo.

 

Le regalé ayer a mi taruguita querida un tuit que traduje del alemán, y para mi gran sorpresa veo que (hasta ahora) lo han repicado 383 tuiteros  y 1.446 han votado que les gusta:

 

 

Le hinco por fin el diente al libro de Carles (en pantalla, aún no se ha publicado) y me planto de una sentada en la página 35. Dejo el resto para mañana y pasado. No lo dijo Gracián, pero pudo haberlo dicho, que lo bueno, a pequeñas diócesis, sabe mejor.

 

 

 

Weiß/Colonia, 15.1.

 

2:15 am ; Un nuevo episodio de la serie de Jack Taylor, en Galway. Está basada en una serie de novelas de Ken Bruen, quien tuvo la suerte requetegrandísima de que la leyera Harry Rowohlt, uno de los magos del idioma alemán, y la propusiera a una editorial, y mis amigos que leen en ambos idiomas me aseguran que muchas veces no son capaces de decir qué les gusta más, si el original o la traducción. El episodio de hoy terminó con Jack, Siobhán y Cody brindando en el pub, y Siobhán dice «Sláinte!» y yo me siento transportado a Dublín y brindo con ellos en el más puro latín macarrónico: Salutem plúrimam! Pero con whisky, no con whiskey. I’m sorry!

 

 

 

En La Modicana, hoy, nos tocó esperar. Se nos había añadido Diny y encargó unas costillas de cordero con tutti. Carlitos se contentó con una clásica lasaña y yo con una franciscana sopa de papa (con trufa rallada). Ahora bien, y por razones que me resultan indescifrables –puesto que las costillas de cordero estaban en el menú del día–, lo cierto es que se hicieron esperar.

 

Al regresar a casa encuentro que ya han subido a la página web de Nexos mi artículo dedicado a Rosa Luxemburgo. Creo que ha quedado bastante bien, y me alegra ver mi fotocomposición del monumento y el lugar donde la arrojaron a las aguas ilustrando mi relato de los hechos. Lo que me remuerde un poco por dentro es que ayer le dedicaron una página a RL en el Kölner Stadt Anzeiger, y en ella convierten en capitán al soldado que la derribó de un culatazo, un dato que yo tomé de Hannah Arendt y que conociendo su rigor me parece inatacable: un capitán no se rebaja a esos menesteres ni normalmente carga un fusil. Además habla el artículo del KStAnz de que a RL la arrojaron al canal desde el puente Lichtenstein, y me parece que no es correcto, debe de haber sido desde el puente Cornelius, la prolongación natural sobre el canal de la Budapester Strasse, donde se encontraba el Hotel Eden. En fin, son esos pormenores al parecer sin importancia donde se nota la necesidad del proceso de la doble lectura y el chequeo por una instancia ajena. O tal vez sólo sea otra manifestación de mi perverso perfeccionismo.

 

Weiß/Colonia, 16.1.

2:10 am ; Era notte a Roma [Fugitivos en la noche, traducción estúpida de lo que debía haberse titulado Era de noche en Roma], una obra maestra de Rossellini. Hacía años que no la veía y me ha conmovido tanto como la segunda vez, en la cinemateca de Colonia. La primera fue en 1961, en Huelva, y todos salimos del cine convencidos, pensando que aquello que habíamos visto no era una peli de Rossellini sino el frankenstein de lo que habían hecho con ella las tijeras y los redialogadores de la censura; y no nos equivocábamos sino por defecto.

 

​En mi última entrega de The Twitter’s Digest incluí uno donde se hablaba del bazuco y le puse una nota a pie de págica que decía escuetamente «bazuco = droga», y Alejandro lo lee allá en su vereda tropical antioqueña y me manda un email donde me dice: «Te escribo solo para contarte que, al menos aquí en Colombia, el bazuco es específicamente la pasta base de la cocaína o cocaína sin procesar mezclada con cualquier polvo y fumada. Es un equivalente al crack, que es la pasta base hecha rendir con bicarbonato de sodio; aquí, en su lugar, la hacen rendir con polvo de ladrillo de las iglesias, así que si un día te pasas en Colombia por una iglesia que tenga el ladrillo expuesto y los ves roídos, ha sido porque lentamente se la están fumando. Creo que es una de las drogas más adictivas que hay, sobre todo porque es muy barata y es lo que consumen la mayoría de las personas que viven en la indigencia. Un abrazo desde el país donde se fuman las iglesias». Esto es lo que yo llamo realismo mágico a la enésima potencia. 

 

Llama Angie alrededor de las 3:00 pm diciéndome que Vincent echa de menos a la abuela. Una buena noticia, porque efectivamente hoy es miércoles y los miércoles son “el día Vincent” de la abuela, que le cocina lo que a él le gusta, Pero Diny le avisó la semana pasada a Angie que hoy no iba a poder acudir porque las componentes de su viejo grupo ecologista tenian prevista una visita al Museo Ludwig. Es, pues, una buena noticia doble la llamada de Angie. Significa, a) que el nieto echa de menos a la abuela, y b) que no sólo los viejos olvidamos cosas.

 

BC era una persona muy aguda, y Carles recoge en su libro una frase suya que no puede ser más gráfica: «Hoy Argentina es Gloria Swanson en Sunset Boulevard: en un palacio hollywoodiano destartalado, con una piscina de aguas estancadas cubierta de hojas secas, y un mayordomo que sigue creyendo y sigue haciéndole creer que todavía es una estrella». Una verdad como la copa de un pino, diría Jardiel Poncela, y si no él, en todo caso lo digo yo.

 

Hoy es uno de esos días que uno quisiera que ni siquiera hubiesen empezado y que además se alargan, se alargan de manera interminable. Me dieron ganas de parafrasear a César Vallejo y escribir: «Hay días en la vida tan exangües, yo no sé, días como de la desidia de Dios».

 

Weiß/Colonia, 17.1.

2:25 am : Un docudrama que se mete bajo la piel y en ocasiones te corta el aliento. Se titula “Los invisibles. Queremos vivir” y narra, con escenas actuadas y testimonios de supervivientes, el destino de algunos de los 7.000 judíos que aún vivían camuflados en Berlín cuando los nazis proclamaron tan orgullosamente en 1943 que la capital del país estaba por fin “Judenfrei [libre de judíos]”. Pero tampoco responde la pregunta más bien retórica de cómo un pueblo tan culto como el alemán pudo enajenarse con el espejismo del milenario nazi. Y está armado de una manera yo diría que un tanto artificial, de tal manera que si se mete bajo la piel y a veces te corta el aliento, lo hace pese a la realización. Uno hubiese querido más testimonios y menos escenas actuadas, que se pensaron para documentar lo sucedido y sin embargo a veces casi que invalidan los testimonios, los hacen parecer poco menos que explicaciones de las escenas. Aún así, qué metraje tan revulsivo. Lo que pasa es que me parece que los jóvenes que hoy lo vean, si carecen de una buena formación e información histórica, jamás podrán entender la situación de esos judíos condenados a vivir entre arios puros; en el mejor de los casos les parecerá algo así como una especie de misión imposible en la Alemania de los años 30 y 40. ¡Por Dios!, clamaría Mutis al darse cuenta de que es así, y no hay más vueltas que darle, pero es así y no hay más vueltas que darle, ya dije alguna vez que «ayer es casi un día de la Prehistoria».

 

Alejandra López, coautora del guion del docudrama que vi anoche, es una argentina que trabaja en Berlín y realiza un programa en español para una emisora alemana, Espacios Sur creo que se llama. Y por recomendación de mi deuda estherna me contacta para una breve entrevista, dos muinutos máximo, acerca de Osvaldo, a quien quieren dedicarle un homenaje este domingo. ¿Y qué decir de Osvaldo? Que lo conocí el 3.7.1977, a él y a Marlies, los conocí juntos ese mismo día, lo sé con certeza porque ese día di una conferencia sobre literatura latinoamericana en das Haus der Begegnung [=la Casa del Encuentro] de la Iglesia Evangélica Alemana, cerca de Duisburgo, y ellos acudieron, estaban recién llegados, huyendo de la dictadura criminal de Videla, Massera, Astiz & Co., y esa amistad nuestra no se aflojó nunca. Lo llevé a la Deutsche Welle y estuvo colaborando con nuestra redacción hasta que regresó a la Argentina. Muchos de esos años los pasó en Berlín y cuando yo viajaba allí, varias veces me alojé en su depto cerca de Tempelhof, donde vivía con su hija Ana, que estudiaba ballet, pero si no me alojaba donde ellos siempre de todos modos nos juntábamos una noche para cenar, y siempre en un restaurante que elegía él, recuerdo sobre todo uno de Charlottenburg, archiberlinés, de cuyas paredes colgaban gráficos originales de Heinrich Zille. Y cuando luego regresó a Argentina y repartía su tiempo entre Buenos Aires y la casa de Linz am Rhein, todas las veces nos íbamos a visitarlos un día para almorzar, Marlies era una buenísima cocinera. Aparte de los valores humanos de la pareja y de la talla –más que intelectual, humanista– de Osvaldo, aquello que más me cautivaba de su personalidad era cuando recordaba sus tiempos de piloto de una chata (así le llaman allá a esos barcos planos para el transporte de mercancías) en el río Paraná, era como escuchar a un Mark Twain criollo. Su coherencia, su honestidad, su anarquismo de buena ley, son algo que siempre me impresionó, Y su formidable estilo como escritor historiador. No todos los historiadores escriben de esa manera tan sabia que sabía hacerlo Osvaldo. Como decía Chesterton de Bernard Shaw, reunía en su persona el ser inteligente y el ser inteligible.

 

Escribí las palabras anteriores para el speech que necesitaba Alejandra, y las acabamos de grabar por teléfono, una grabación digital. Antes conversamos un poco, porque le envié este mediodía lo que escribí anoche aquí después de ver su docudrama. Se lo envié, así se lo dije, «”Para que me conozcás mejor”, como le diría el lobo a Caperucita». Y Alejandra me cuenta la odisea que pasaron ella y su marido para conseguir que la TV se interesara por un tema que ellos pensaron filmar de manera que fuese 100% documental, pero tuvieron que recurrir al formato híbrido del docudrama, para dorar la píldora. Ay. Lo pasarán de nuevo el viernes 25, volveré a  verlo porque realmente, y a pesar de todo, vale –y mucho– la pena.

 

Weiß/Colonia, 18.1.

Delicioso el anónimo mexicano que publica hoy Luis Miguel en su sección El Poema Diario, de Nexos: Defectos de los hombres sacados por las mujeres”. Y valiente Luis Miguel, porque en la lista de agravios figuran los Luises y los Migueles. Yo en su mismo caso, y si en esa nómina figurasen los Ricardos, jamás la auspiciaría. Por supuestísimo que no. 

 

Weiß/Colonia, 19.1.

Angie cumplió ayer 50 años. Vinieron sus padres y sus tíos, desde Franconia. Y vinieron más de medio centenar de amigos personales, del trabajo, de la escuela. Y Rebeca, Montserrat y nosotros dos. Es decir, esta fiesta que organizó fue también una demostración de solidaridad con Angie, porque todos los amigos (con pocas excepciones) lo eran de los dos, de ella y de Chico, que no apareció pese a estar invitado. La fiesta tuvo lugar en el local de la Casa de España, de cuyo equipo de fútbol juvenil es Vincent el arquero. Y ese local es también el de los vestuarios de las instalaciones deportivas de la Universidad. Hubo un buffet copioso en el que destacaron dos hermosas tortillas españolas aportadas por Diny y que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Vincent llegó ya empezada la fiesta, venía del entrenamiento con su equipo y en consecuencia con un hambre de lobo. Yo me senté en una silla alta con respaldo, cerca del buffet y desde ahí conversé largo, en varias etapas, con mis consuegros, con Vincent y con una pareja persa que vive en Colonia, exiliados, ya más de cuarenta años. Al enterarme de que eran persas les hablé de mi amor por Omar Jayam, un poeta que JRJ leía cuando salía de paseo con Platero («Dejo a Platero en el prado alto, y yo me echo, bajo un pino lleno de pájaros que no se van, a leer. Omar Khayyám»), incluso les recito en español, de memoria, los poemas que me sé de él, y luego les traduzco esos textos al alemán y ellos reconocen los versos originales, lo que habla bien de las traducciones. También les hablo de que unos versos de OJ inauguran los títulos de crédito de la peli Pandora y el holandés errante, que no conocían y se anotan para ir a buscarla en Youtube. En un momento determinado este amigo persa se acercó al buffet y le recomendé la segunda tortilla de Diny, de la que ya sólo quedaban dos cuñas, una de las cuales puso en su plato. Luego me dijo que le había parecido exquisita y que en la cocina iraní hay una que también se hace con papas y huevos, pero de un sabor distinto a esta. Le pregunto que cómo la fríen y me contesta que con aceite vegetal o de soja. Voilá!, le contesto, la española se fríe con aceite de oliva, esa es la diferencia de sabor. Habìamos pensado Diny y yo en no quedarnos en la fiesta más allá de una hora, pero la hora –animada con un Chardonnay de buena familia– se convirtió en cuatro horas, alrededor de las 11:00 nos despedimos de Angie (emotiva esta despedida) y los suyos, tuvimos suerte con los dos tranvías y el bus y llegamos a casa antes de la medionoche. Diny se fue enseguida a dormir, yo me quedé viendo Chato’s Land [Chato el apache], una de las muy pocas pelis donde un piel roja se venga del hombre blanco. Dejé para hoy el resumen de la fiesta de ayer y me fui pronto a la cama.

 

El 14.12. publicó el Kölner Stadt Anzeiger una preñadísima entrevista con el nuevo obispo de Hildesheim, de la que me hice eco en este diario. Lo leyó Teresa y se interesó por ella, y como no aparecía en la página web del KStAnz ni yo tenía la posibilidad de escanearla, le pedí a mi buen Carlitos que me guardara esa página y la trajese la próxima vez que nos encontrásemos. Este martes, por fin, me la trajo, se la mandé el jueves a Teresa y ella me acusa recibo hoy con un email que le contesto así: «España tuvo una primera República, la de 1873–1874, y una segunda, la de 1931–1939. Presidentes de la primera fueron Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. De la segunda, Alcalá–Zamora y Azaña. Te cuento esto para que entiendas a cabalidad  lo que sigue y es que en una obra de teatro español había una gitana que se iba a casar con su gitano, con quien convivía desde muchos años antes, y le decía: «Vaya, hijo mío, que me lo prometiste con Pi i Margall y me lo vas a cumplir con Alcalá–Zamora». Pues igual me sentí yo cuando por fin Carlitos se acordó de traerme esa página del diario y por fin te la pude mandar».

 

*****************THE END*****************

 

 

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