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Mientras tantoNo consultes más el teléfono (todo estará bien)

No consultes más el teléfono (todo estará bien)

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

 

1.

 

Hay una señora en el asiento de al lado que no hace más que consultar el teléfono. Cada pocos (muy pocos) minutos. El wasap, el telegram. El telegram, el wasap. Manda mensajes, con la furia de unos dedos perplejos. Pero nadie le responde. Y sigue consultando el wasap, el telegram. El telegram, el wasap. Pero siempre lo mismo, ningún icono grácil con un numerito aparece en la pantalla: 2, 5, 10. Nadie, nada. Y ella sigue que te sigue. Desliza arriba y abajo los contactos. Caritas y avatares que no consigue ver bien.

 

Cero mensajes.

 

 

2.

 

Contagiado por la furia de su vecina de asiento, manda él también un wasap. Sencillo. Una pregunta. Y se echa la siesta. No deliberadamente, sino que se pone a escuchar a un youtuber en el móvil, con los auriculares. Cierra los ojos y el traqueteo del tren hace el resto.

 

3.

 

“Odio ir en el coche con alguien que no respeta que la gente esté en silencio”.

Elisa Levi

 

4.

 

El teléfono vibra en alguna ocasión, pero no lo checa.

 

Y sigue así durante el resto de la tarde. Sin mirar las alertas. Pueden ser mil cosas. Y tampoco le importa demasiado. Prrr. Prrr.

 

Todo bien.

 

Lee.

 

5.

 

Toma café ya en casa.

 

Con placer.

 

Lee.

 

El teléfono sigue vibrando de a ratitos.

 

5.

 

A la hora de cenar abre el wasap.

 

Sí: Ella le ha contestado.

 

Se acuerda de sus ojos nórdicos.

 

Y de un verso de Leopoldo de Luis: “Eran tus ojos claros y era tu alegre / llanto de lluvia clara”.

 

Pero no le contesta (el wasap); no ahora.

 

Quizá más tarde.

 

Sigue leyendo.

 

Lee.

 

Lee.

 

Lee hasta que se le agotan los ojos.

 

Quizá no conteste nunca.

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