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Mientras tantoEsquina doblada de Gibraltar

Esquina doblada de Gibraltar


Cuando saqué de la biblioteca central de Huelva el último libro de Sergio del Molino, Lugares fuera de sitio (2018), sólo me quedaba por visitar el último rincón al sur de la península.

Él había publicado por mí el libro que siempre quise escribir. Leerlo era leerme, era verme.

De camino a La Línea de la Concepción pensé en todos mis viajes durante años por las esquinas dobladas de España, por todas esas fronteras nacionales que tanto a él como a mí nos habían fascinado.

Leyendo sus capítulos recordaba caminar de Llívia hacia Francia y Bourg-Madame y entrar en España de nuevo por Puigcerdà, o los cinco días que pasé en Andorra sin esquiar viajando por el país y el frío, o el puente sobre el Miño entre Valença y Tui o sobre el Guadiana entre Ayamonte y Vila Real buscando un buen café solo no torrefacto, o la noche de fin de año en Melilla frente al ayuntamiento y su reloj parado después de comer parrochas en Beni Ensar y atravesar la triple valla…

Viendo ya el peñón de noche concluí que S. del Molino lo había hecho. El libro ya estaba escrito para todos los españoles, no había nada más que añadir de momento.

Él había escrito lo necesario con gran elegancia.

Su obra, cuyo subtítulo es Viaje por / a las fronteras insólitas de España, se había convertido en la última y mejor referencia para los apasionados por las fronteras de España.

Éramos todos aquellos que creábamos España viajando y preguntando. Nuestras identidades inquietas y poderosas se buscaban por un país en el que creíamos. Éramos, al final, españoles caminando por todas las afueras, cruzando la península de punta a punta, de mar a mar.

Por eso Sergio, diez años mayor que yo, acaba así, y es como si lo hubiera escrito yo:

En este libro he recorrido una España que existe y no se ha representado. Mis paseos por las esquinas dobladas del mapa han buscado restos de españolidades e hispanidades ocultas y ocultadas, un repertorio de identidades cruzadas desde el que se puede repensar la noción de patriotismo constitucional. Los musulmanes de Ceuta y Melilla, los llanitos de Gibraltar, los lusófilos de Olivenza, los portugueses de la Raya, los andorranos que casi piden perdón por serlo y los llivienses acomodados en su foraneidad ofrecen puntos de exploración de conflictos que no aparecen en el discurso público nacional y que, sin embargo, pueden inspirar y desatascar los conflictos más serios y evidentes.

***

Vale.

Pero…

Entonces…

¿Qué sentido tiene cruzar la verja y entrar de nuevo en el extranjero?

***


La esquina doblada de Gibraltar

Para los amantes de los lugares inclasificables, neuróticos, aislados, anacrónicos y molestos, Gibraltar es como un ochomil para un alpinista.

 

Lugares fuera de sitio, S. del Molino

I

 

Decidimos cruzar la verja, seguir caminando hasta el final de este territorio británico, dejando atrás los fish and chips de Casemates Square. Hasta que acabe Gibraltar.

Dos horas a pie. 

Atravesamos túneles oscuros y llegamos hasta el inicio del mar.

Vemos Marruecos y Ceuta al otro lado, mucho tráfico de barcos contaminantes, una gran obra levantada por españoles para futuros campos de críquet, rugbi y bádminton, la University of Gibraltar y una mezquita bonita y blanca, con un minarete alto al cielo azul.

Es la mezquita más al sur de la Europa continental, fue ideada y construida gracias al dinero del que fue rey de Arabia Saudí, Fahd. Se inauguró en 1997 y sirve como lugar de culto para los más de mil musulmanes que viven en Gibraltar.

Rellenamos la botella de agua en los servicios situados debajo.

II

El sábado o sabbat el Eroski del centro está cerrado porque lo lleva un judío de los cerca de doscientos que viven aquí, así que recalamos en el Morrisons, el supermercado más grande de Gibraltar y uno de los mayores de la cadena en todo el mundo.

Todos los productos disponibles en las islas británicas están aquí. Llegan cada día camiones desde el norte para llenar los miles de estantes. Cientos de británicos residentes en Andalucía vienen hasta aquí para llevarse lo que echan de menos y no pueden encontrar, además de muchos gibraltareños y españoles.

Hay leche fresca de vacas británicas, hay bacon sabroso, hay pan horneado allí, hay cervezas ale imposibles de encontrar en España.

Compramos dos latillas de mackerel, una in lime and ginger dressing y la otra in fruity caribbean style

III

Subiendo a lo más alta del peñón nos encontramos con un hombre que viene en bicicleta desde el Mercadona de la La Línea, dice que para ahorrar, pues aquí todo es más caro, y merece la pena el camino y el esfuerzo.

Subiendo nos encontramos con un velocista que se entrena corriendo cuesta arriba. Corre una y otra vez cuesta arriba.

Subiendo nos encontramos con los macacos de Berbería, que como guardas fronterizos vigilan quién se acerca a la entrada de la reserva natural y su hogar. Nos dicen que hay cerca de trescientos. Irán vigilando todos nuestros movimientos.

Estos monos son los únicos primates (con excpeción de los seres humanos) que pueden encontrarse en libertad en Europa.

IV

Dejamos la verja atrás.

He visitado y viajado e investigado ya por todas las esquinas y fronteras de España. Sergio del Molino lo ha hecho también.

***

Vale.

¿Y ahora qué?

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