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Evolución de algunos indicadores sociales en EE.UU. desde el estallido de la crisis


 

Casi coincidiendo con el aniversario de la quiebra de Lehman Brothers el US Census Bureau publicaba el informe anual sobre la evolución de los ingresos, la pobreza, la desigualdad y la cobertura sanitaria en Estados Unidos. El estudio lleva casi un año de decalaje, por lo que los últimos datos corresponden al año 2017. De cualquier manera, aprovechando la efeméride del momento fundacional de la crisis, podemos echar un vistazo a cómo han evolucionado algunos indicadores sociales.

 

 

Antes de entrar en materia, es interesante observar el contexto que aporta el gráfico bajo estas líneas sobre la evolución de la pobreza en Estados Unidos desde finales de los años cincuenta. Éste muestra cómo antes de los años ochenta las recesiones tenían un impacto mucho menor en la pobreza que a partir de ese momento: de hecho, el año ochenta parece marcar el final de la tendencia progresivamente a la baja tanto en la tasa de pobreza como en el número de personas que viven bajo ese umbral.

 

 

También es curioso comprobar cómo el incremento de la pobreza durante la Gran Recesión es bastante similar al aumento registrado a principios de los ochenta y a principios de los noventa, pese a que la que arrancaba en 2007 ha sido, con mucha diferencia, la más virulenta de todas las crisis. Por último, hay que notar que en los tres o cuatro años se ha corregido bastante la pobreza, bajando de los 45 a los 40 millones de personas y de niveles del 15% hasta poco más del 12%.

 

 

Entonces, ¿qué ha ocurrido con la pobreza en Estados Unidos entre 2007 y 2017? En el año 2007 se encontraba en el 12,5%, subió hasta el 15,1% en 2010, que fue el peor año, y desde entonces ha retrocedido hasta el 12,3%, lo que indica que se ha mejorado respecto al año de arranque de la crisis, para igualar niveles de 2006, aunque en 1999, 2000 y 2001, la tasa de pobreza en Estados Unidos estaba por debajo del 12%.

 

 

La dinámica en los diferentes grupos étnicos ha sido sensiblemente diferente. Así, entre la población negra, si el punto de partida en 2007 era una tasa de pobreza del 24,5% y marcó máximos en 2011 en el 27,6%, en 2017 ha caído hasta el 21,2%, lo que implica una relevante mejora respecto al año previo a la caída de Lehman Brothers. Se trata de su mejor registro al menos desde el año 2002.

 

 

También ha mejorado la situación en el caso de la población hispana: si su tasa de pobreza en 2007 era del 21,5% y llegó al 26,5% en 2010, ha bajado en 2017 hasta el 18,3%.

 

 

El blanco es el único grupo étnico para el que la situación no era mejor el año pasado que en 2007: el 8,2% vivía bajo el umbral de la pobreza en 2007; en 2017, se encuentra por encima, en el 8,7%.

 

 

 

La desigualdad entre los diferentes grupos étnicos es muy acusada en Estados Unidos: entre la incidencia de la pobreza que sufre la población negra y la que sufre la población blanca hay casi trece puntos de diferencia y entre la que sufren los blancos y los hispanos, prácticamente diez puntos.

 

 

Si continuamos con la cuestión de la desigualdad, nos encontramos, en primer lugar, con lo diferentes que han sido las cosas en estos diez años para las personas con más bajos ingresos y para quienes siempre han tenido una posición más desahogada.

 

 

En el gráfico bajo estas líneas, vemos que los percentiles 95 y 90, es decir, a partir de los que comienza el 5% y el 10% de los hogares con más renta, respectivamente, habían recuperado y superado con creces en 2017 la posición que tenían en 2007. En particular, en 2017, los ingresos del percentil 95 eran un 13% superiores a los que tenían una década antes, al haber pasado de los casi 210.000 dólares anuales hasta los 237.000. Y los del percentil 90 eran un 11% más elevados, al irse de los 161.000 dólares anuales hasta los 179.000. En cambio, la media de la distribución, los ingresos del percentil 50, ha pasado apenas de los 59.500 dólares hasta los cerca de 61.400, lo que supone un incremento del 3%. En el caso del percentil 10, el nivel de renta más alta del 10% de los hogares con menos ingresos, su renta en 2017 era un 1,35% inferior a la de 2007: 14.219 euros anuales de 2017 frente a 14.414 dólares en 2007.

 

 

Los datos y el gráfico sobre estas líneas muestran una creciente desigualdad que van a ratificar dos indicadores más. En primer lugar, el ratio 80/20, que compara los ingresos del 20% más rico con los del 20% más pobre. En 2007, el 20% de los hogares con mayor renta cobraba 4,93 veces lo que el 20% de los hogares con menos ingresos. En 2017, ese multiplicador estaba en las 5,15 veces: el 20% más rico ganaba el año pasado 5,15 veces más que el 20% más pobre. Ese ratio llegó a estar en 2013 y 2014 en el entorno de las 5,25 veces

 

 

Otro indicador para medir la desigualdad, el Gini, ha ido empeorando progresivamente en los últimos años, al pasar de los 0,463 puntos de 2007 hasta los 0,482 de 2017. Si este índice fuera 0, querría decir que hay una igualdad perfecta en la distribución de la renta; si llegara a 1, implicaría que una sola persona acumula toda la renta. Por poner en contexto el dato de Estados Unidos, en Europa, en 2016, antes de transferencias sociales se situaba en los 0,36 puntos.

 

 

¿Qué estará sucediendo este año?, ¿qué consecuencias tendrá en los indicadores sociales la bajada de impuestos de Donald Trump? Lo sabremos dentro de doce meses.

 

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