A fines de enero, The New Yorker publicó un adelanto del libro Working, una decena de páginas que contaban cómo Robert A. Caro, un periodista neoyorquino con dos Pulitzer bajo la manga, encontró su vocación. Siendo un joven recién egresado de Princeton, el editor energúmeno de Newsday, Alan Hathway, le espetó: “No dejes ninguna página sin voltear”.
En una entrevista de 2012 con Charlie Rose, Robert Caro explicaba que su biografía del ex presidente Lyndon B. Johnson constaba de 4 libros, que estaba escribiendo el quinto y el último. Que cada uno de ellos le había tomado 10 años. Dijo que, al terminar el quinto libro, quería escribir su autobiografía. Rose le recordó que ya casi cumplía 80 años y que a ese ritmo no le quedaba demasiado tiempo. Caro, como quien está acostumbrado a esos comentarios, asintió.
Conan O’Brien ha dicho que los cuatro libros de Caro sobre Lyndon Johnson tienen el mismo poder adictivo que los siete tomos de J.K. Rowling, que la vida de Johnson se consume con la misma avidez que las aventuras de Harry Potter. Escarbé entre los catálogos de la biblioteca del condado. Encontré un libro digital: The Passage of Power (2012), el cuarto de la serie. Lo bajé. El mamotreto de Caro tenía 619 páginas y yo en esos meses estaba concentrado escribiendo un largo ensayo para mi propuesta de tesis. “A quién le importa LBJ”, pensé. Supuse que hojearía el libro y, satisfecha mi curiosidad, olvidaría. No pude. Tuve que renovarlo algunas veces, hasta—poco a poco, en madrugadas insomnes y en viajes en tren al trabajo—terminarlo.
¿Cómo se consigue el poder político? Esa es la pregunta que lo llevó hacia Johnson, dice Caro. Tras siete años dedicados a escribir su primer libro, una monumental biografía sobre Robert Moses (el barón de las obras públicas en Nueva York): The Power Broker; y a punto de iniciar otra obra magnífica sobre el alcalde Fiorello LaGuardia, su editor en Knopf, Robert Gottlieb, lo dirigió hacia Johnson. Caro visitó los archivos de la Biblioteca Presidencial en Texas. La directora del archivo le mostró los cuatro pisos con 42,000 cajas llenas de documentos, los 32 millones de páginas sobre LBJ. Caro supo que había encontrado su misión.
Caro construye una imagen multidimensional no solo de Johnson sino del ambiente y las situaciones. Además, es muy cuidadoso con el ritmo de escritura y la selección de palabras (antes de Princeton Caro quiso ser escritor). The Life of Lyndon Johnson, los cuatro tomos que ha escrito hasta hoy, no son sólo una biografía, no son sólo periodismo, sino también literatura.
En Working (Knopf. New York, 2019. 207 páginas), Caro detalla su trabajo: 1)Es difícil conseguir que la gente confíe en ti, si no vives con ellos. Dejó Manhattan y se fue a vivir en una casa desparramada en la árida planicie de Texas. 3)Voltear todas las páginas. Ese consejo lo llevó al secreto mejor guardado por Johnson: unos magnates petroleros apostaron por el joven político. Con su dinero, Johnson se convirtió en una poderosa figura en el Senado. 4)Dormir en el suelo, entre la oscuridad y el silencio de las noches del desierto, te sirve para entender la soledad en la que creció LBJ. 5) Las notas de sus entrevistas están llenas de pequeñas “SU”: “Shut Up”. Callarse y escuchar, that’s the key. 6) Para su libro sobre Robert Moses, Caro realizó 520 entrevistas. Para los libros de Johnson: miles.
«Por supuesto que siempre hay preguntas que se quedan sin hacer. Si planteas las preguntas correctas, siempre quedan otras. Ese es el problema.”, dice Caro. En 1976, a punto de empezar el libro sobre LBJ, Ina, esposa/asistente de Caro─quien alguna vez tuvo que vender la casa para apoyar el trabajo de Robert─le preguntó, llena de angustia ante los cientos de testigos aún vivos que Caro tenía que entrevistar: “¿Por qué no puedes escribir una biografía sobre Napoleón?”
Nota: Después de leer Working, he cometido el error de buscar ─y encontrar─ The Power Broker, la biografía de Robert Moses (el hombre detrás de las carreteras, puentes, centros culturales y grandes monumentos de la ciudad de Nueva York). Son 1246 páginas (sin el índice). Voy por la 37. Espero poder dejarlo ¡Tengo tantas otras cosas que leer!