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Mientras tantoMadrid Central

Madrid Central


No sé qué ha pasado con Madrid Central. Parece el título de una serie de televisión. Creo que se han suprimido las restricciones de tráfico, pero no me hagan mucho caso. Desde esta distancia me imagino ese Madrid Central como un oasis. Yo hace mucho tiempo que desistí de meterme allí con el coche. Recuerdo que eran como bandoleros. Te asaltaban en medio de la noche, pero no te dabas cuenta. Luego te mandaban una foto del atraco a casa por correo. Bandoleros modernos municipales. Uno iba por allí con miedo, mirando a todos lados, y de repente se metía sin querer o sin saber por una calle de circulación exclusiva para residentes. Te mandaban la foto a casa para que no tuvieras dudas, y entonces yo me recordaba la noche del asalto agarrado a la parte superior del volante con las dos manos, asomado al salpicadero y pensando: “A ver si resulta que por aquí no se puede…”. Ahora se hacen los importantes con Madrid Central, como si lo hubieran inventado por ponerle un nombre. Madrid Central ya existía de hecho en esas calles estrechas y solitarias, inocentes en apariencia, que te susurraban de pronto: “Entra, entra, es por aquí…”, decían. Y se entraba. Vaya si se entraba. Era como si te pusieran la divisa. Yo pienso en Madrid Central con todas las letras y se me viene a la cabeza el Nueva York de Soy leyenda. Todas esas viejas calles urbanas por las que corren los ciervos, pero no los clientes ni los transportistas. Igual traer a los ciervos era la próxima idea de la exalcaldesa. Tengo una idea peregrina, como ven, de Madrid Central. Lo veo como un pequeño pueblo sano (uno de esos pueblos de las películas susceptibles de ser borrados de la faz de la tierra por ser el centro de una epidemia) donde siempre cantan los pájaros y los niños van en bicicleta por todas partes y hace un sol agradable ajeno al anillo de contaminación que lo rodea. Veo dentro de veinte años a sus privilegiados vecinos saludables, en contraste con los habitantes de la periferia que son los zombis de Soy Leyenda. He sabido de algunos movimientos de protesta en contra de la moratoria, pletóricos de abajofirmantes habituales a favor de una prohibición. Esto parece más un símbolo. Madrid Central como símbolo, como si no se tratara de medidores de CO2 sino de medidores ideológicos. No sé qué ha pasado exactamente con Madrid Central (a ver si me entero luego), pero yo creo que en realidad Madrid Central nunca ha existido para sus creadores, como si sólo hubieran querido representar El Dorado de la municipalidad.

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