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Mientras tantoEspaña en Regional. Capítulo vigésimo cuarto. Vitoria-Zaragoza

España en Regional. Capítulo vigésimo cuarto. Vitoria-Zaragoza


 

He remontado el Valle del Ebro desde Zaragoza hasta Miranda de Ebro, luego he saltado al País Vasco y he tenido una absurda y terriblemente frustrante experiencia con los trenes de Feve, porque quería ir a Santander y desde allí hacer  trasbordo a Oviedo pero al llegar a la estación de Concordia, en Bilbao, a las siete de la mañana, dispuesto, loco de mí, a tirarme todo el día para llegar a Oviedo a las nueve de las noche, ha resultado que el tren a Santander era en realidad un autobús a Santander, porque por lo visto, según me dice un vigilante jurado, porque la estación está cerrada hasta las siete y media y luego, cuando abren, no hay nadie de Feve a quien preguntar, sólo un vigilante jurado, pues resulta, digo, que hay obras en la vía y hay que hacer casi todo el trayecto en autobús. ¿Y para qué está la pagina web? Me pregunto. Si son incapaces de poner un aviso. Y si es por unas obras, que es lo que parece que es, entonces no es que les pilla de sorpresa y no tienen tiempo de actualizar la página. Pero es que, encima, al poco de llegar a Bilbao, ya que la estación de Renfe está junto a la de Feve, pasé a preguntar, y entonces sí que pillé a un empleado de Feve en las taquillas, y me informó de los horarios, que son horribles, pero no me dijo nada del autobús, que poco le hubiera costado, creo yo… En fin, que para ir en autobús a Santander no hace falta levantarse a las siete de la mañana, y mis artículos y mis libros van de viajes en tren, no de viajes en autobús, con lo cual me he quedado con las ganas de ir a Santander y he renunciado a continuar hasta Oviedo.

Lo bueno es que cambiar de planes siempre es posible. Decido volver a Zaragoza pero no por Logroño, que ya lo conozco, sino por Vitoria y por Pamplona, en un Regional que sale de Miranda de Ebro y acaba en Zaragoza. Y, puesto que nunca he estado en Vitoria, me pongo a buscar un hotel, lo encuentro y decido hacer noche allí, para, de paso, salir a conocer un poco la ciudad.

De Miranda de Ebro hasta Vitoria lo hago con el primer tren que pasa, que es un Alvia que va a Barcelona (¿una pequeña vuelta, no?, subir hasta Vitoria cuando se puede ir siguiendo el Ebro todo recto hacia abajo). Pero estoy tan cansado y tan enfadado con los de Feve que me da igual el tren que sea y los kilómetros que haga y si el asiento es ventanilla o no es ventanilla o si tiene el bar cerrado porque hay huelga de personal de servicios o lo que sea, me da igual todo, sólo quiero llegar a mi hotel de Vitoria y nada más. Todavía alucino con que una persona tenga que tardar todo el día, repito: TODO EL DÍA, para ir de Bilbao a Oviedo. Hay un tren (en teoría) que sale de Oviedo a la una del mediodía, y llega a Santander a las cuatro de la tarde. Y justo, ¡justo!, el tren de Oviedo tiene que salir a las cuatro y diez de la tarde, es decir, con sólo diez minutos para hacer el trasbordo. No hay más trenes para Oviedo. ¿No les daría lo mismo salir un poquito más tarde?

Se lo digo al empleado de las taquillas y me dice: “Mejor que cojas el de antes, por si acaso”. Pero el tren de la mañana sale a las ocho de la mañana. ¡¡A las ocho de la mañana!! ¡¡Para hacer un trasbordo con un tren que sale a las cuatro de la tarde!! Cualquier viajero ya no cogería el tren. Pero loco de mí decido hacerlo. Y me levanto a las seis y media de la mañana y cargo mi maleta (y encima llueve en Bilbao, cosa que no es extraña pero cuando cargas con una maleta pesada y has dormido mal y has madrugado no es tan romántico…)  y me voy a la estación… Y entonces resulta que, primero: está cerrada hasta las siete y media, y segundo: resulta que el tren de Santander sólo va hasta medio camino, o menos aún, porque según el día hacen un transbordo en autobús en un sitio o un transbordo en autobús en otro sitio, según el día… Vamos, horrible… Y encima me lo tiene que decir un guarida jurado, porque es la única persona a la que puedo preguntar… ¿Cómo no voy a enfadarme? ¡Si me lo hubieran dicho ayer cuando fui a preguntar! ¡Si lo hubieran puesto en la web! He visto otras veces en la web de Renfe: “Aviso, el viaje se realiza en autobús de tal a tal sitio…”. incluso en la misma web de Feve te avisan de un trasbordo en León, entre la estación del centro de la ciudad y el apeadero de La Asunción. Pero de Santander… nada, nada de nada… Y yo que venía a coger un tren…

Pero ya está hecho, duermo en Vitoria, paseo un poco por la ciudad y me voy a la estación. Mi Regional llega pronto a Pamplona. Hemos pasado por el corredor de Alsasua (su nombre real es el de corredor del Arakil, por el río que forma el valle), que es un valle entre las sierras de Urbasa y de Aralar. Ayer pude ver un pedazo de los montes de Álava, pero no estaba con ánimos de admirar el paisaje. Hoy estoy de mejor humor. Y debo decir que llegamos muy pronto a Pamplona, y me quedo con ganas de más paisaje, porque vemos valles muy verdes y montes muy boscosos. Extrañamente, aunque hay sierras por todos lados, el recorrido es muy recto y fácil, porque el fondo del valle es llano y perfecto para las comunicaciones.

La Pamplona que veo es la Pamplona Moderna. Como otras muchas veces, la estación queda en las afueras, lejos del casco histórico. Una pena. A falta de otra cosa, me dedico a mirar a los pasajeros. Hay mucha gente en la estación. Y el tren va muy lleno. Es un lunes y estamos en agosto. Muchos viajeros llevan maletas y algunos mochilas. Uno lleva una pegatina del Camino de Santiago. Es joven. Supongo que vuelve a casa después de haber hecho algunas etapas del camino. Tiene pinta de extranjero. Tal vez inglés o americano. No hablo con él. Me quedo sin conocer su historia.

Lo que me preocupa es sacar alguna foto buena y fijarme bien en las paradas, en los pueblos, en el paisaje, para tomar apuntes. ¿Viajo por placer o viajo por algo más, por una especie de trabajo o tarea autoimpuesta? Pues las dos cosas. Me gusta escribir y me gusta hacer fotos, pero hay veces que los placeres se acaban convirtiendo en algo más serio, y te vas obsesionando más y más. Así que vamos a relajarnos… Que estamos en verano…

De pamplona a Tudela la vegetación cambia, de los abetos y las hayas pasamos a los pinos y las encinas, y luego nos metemos en el valle del Ebro y todo son campos de frutales o tierras baldías, pedacitos de desierto entre manchas verdes. Y luego ya nos metemos en el túnel que sale muy rápido a la estación de Delicias. ¿Os he dicho que me gusta mucho esta estación? Bueno. Pues es verdad. Me gusta mucho. Porque me pilla lejos de Valencia porque si no volvería todos los meses. O incluso todas las semanas. Y no sólo volvería para coger un tren, sino, simplemente, para darse una vuelta, para ver cómo viajan otras personas, para respirar el ambiente de una gran estación. Y además esta estación también es una estación de autobuses. De manera que siempre hay mucho trasiego de viajeros. Y puedes ver en los paneles de llegada o de salida nombres de pueblos que no conoces, y puedes imaginar cómo serán esos lugares. Sí, con la imaginación también se viaja. Y a veces basta con eso.

 

 

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