(Foto: Uly Martín)
Los actos conmemorativos del 41º aniversario de la Constitución, con la XIV Legislatura recién estrenada y en plenas negociaciones de la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, dieron para más de una anécdota y para más de un comentario en una mañana repleta de momentos y personalidades. Los alrededores de la Carrera de San Jerónimo lucían copados de coches oficiales, curiosos y ciudadanos. Este año se ha evitado, en un clima de gran efervescencia política, que el concierto de otros años de pitos y flautas, que diría el otro, contra el presidente del Gobierno se produjera. La excusa fue el vallado que rodeaba el Congreso en previsión por la Marcha por el Clima de la tarde. Mucho más relajado se encontraba el presidente del Gobierno al bajar de su coche. Mientras, unos metros más allá, en el bar junto al Congreso, algunos vecinos en pleno relax disfrutaban tomándose unas cañas bajo el sol madrileño.
Overbooking en el Congreso. No cabía un alfiler. El aforo de la carpa, donde todo estaba dispuesto para recibir a los representantes de la patria, casi cuelga el cartel de no hay billetes. Me gusta ese momento cuando los de protocolo y asesores varios de partido comienzan a expresarse en plural: «Nos ponemos detrás, por favor», «nos retiramos más para la foto…». Para colmo todos los representantes políticos querían parar a hacer declaraciones. El micrófono casi estaba más solicitado que Greta Thunberg. Núñez Feijóo, Díaz Ayuso, Ignacio Aguado… nadie hacía feos a hacerse un selfie, a pesar de los apretujones. Suerte que aún no habían llegado las bandejas con los canapés. Recuerdo cuando a Fernando Martínez-Maíllo se le cayó un día el iPhone en la paella cuando trataba de hacerse una foto con colegas de la ejecutiva del PP. El presidente del Gobierno acudió con corbata morada. No da puntada sin hilo. A diferencia de Pablo Casado y Pablo Iglesias no admitió preguntas en la carpa, pero luego se convirtió en la perfecta fuente de información de todos los periodistas en los corrillos. «No os preocupéis, que ahora en off os cuento cosas». En el Salón de Pasos Perdidos imagen insólita. Arrimadas y Espinosa de los Monteros charlando animadamente con Pablo Iglesias mientras esperaban a que llegara la presidenta del Congreso.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, se presentó, de nuevo, arreglado pero informal. En vaqueros y con corbata. Contaba Raúl del Pozo que, «en una crónica, Manuel Sánchez señalaba que los ujieres tienen la orden de no dejar entrar a nadie que vista de manera indecorosa. Me dicen de la Presidencia que son partidarios de cierto nivel de decoro, pero no hay normas escritas». Como si hubieran leído a Camba, «los diputados ya eran sinsombreristas, sinchalequistas y algunos eran también sincorbatistas». Total, hace tiempo que dijimos adiós al dress code… Como os decía, los diálogos de Pablo Iglesias con Espinosa de los Monteros y Arrimadas eran tan descacharrantes que el líder de Podemos, incluso, llegaba hasta a sonrojarse al límite de la carcajada. Tras el discurso de Batet, eso sí, hizo mutis por el foro y como todos los años evitó participar del copetín posterior.
Tras atravesar la carpa dispuesta, como cada año, con su alfombra roja, sus asientos en color blanco y las imágenes de ‘los padres de la Constitución’ en sus paredes, llegabas al Salón de Pasos Perdidos. Imposible moverse entre las apreturas del pasillo. Parecía la Puerta del Sol en la noche del 31 de diciembre. Miguel Herrero de Miñón, uno de los padres de la Carta Magna, exultante, saludaba a diestro y siniestro muy solicitado por senadores y diputados recién estrenados que le pedían selfies. Recordaba, ante las preguntas insistentes de los que se le acercaban, algo parecido al año pasado, que la situación es ahora mejor que hace cuarenta años. Si aquello salió bien, hay que continuar haciéndolo bien. Y, entonces, comenzó el caudal de declaraciones de Pedro Sánchez. «La tercera reunión de PSOE y ERC será en Barcelona». Y deslizó el 28 o 30 de diciembre para que estuviéramos atentos ¡el día de los inocentes! Lo confirmó después Garat. Sin embargo, se puso críptico cuando le preguntaron por cómo van esos contactos con ERC: «Van». Otra cosa era cuando hablaba de Podemos. Ahí sí se desbordaba en elogios: «Muy contento», «muy satisfecho con la actitud de negociación». «Ilusión» fue su palabra para definir todo. Antes también puso el foco en Ciudadanos, «tiene la oportunidad de sumarse al desbloqueo». Pero antes Arrimadas confirmaba a los periodistas que ayer mismo se pusieron en contacto de nuevo con el gabinete de Sánchez para pedir reunión PSOE-PP-Ciudadanos, pero sigue sin obtener respuesta. Un lío. Ábalos y Carmen Calvo, sin embargo, sí eran más explícitos ante la pregunta. Torcían el gesto y vislumbraban más investidura para enero.
Santiago Abascal, que era su primera vez en los actos de celebración de la Constitución, prefirió pasarlo en Barcelona, «donde está el epicentro del golpe de estado», aclaraba Espinosa de los Monteros. Rafael Simancas se puso en modo arquitecto y hablaba de la Constitución como «clave de bóveda». E imploraba que no hubiera terceras elecciones, «que la investidura sea cuanto antes». Pablo Iglesias comenzó recitando artículos de la Constitución «los artículos sociales, que tienen que ser el eje del próximo Gobierno de España». Y no sé si tendría algo que ver, pero tras la reunión de anoche con Pedro Sánchez hoy ya hablaba de investidura en enero…. Hace unos días decía que en Nochebuena.
Los ujieres y maceros, «que le dan al Congreso cierto aire de auto sacramental y palaciego», según Raúl del Pozo, inmóviles como estatuas junto a Meritxell Batet y Pilar Llop, que seguían recibiendo a los miembros del Gobierno, diputados, senadores y personal vario. Inesperadamente, momento simpático. Aparecen las visitantes más jóvenes del día, las hijas de Meritxell Batet que felices saludaban y abrazaban a su madre mientras ésta recibía a los invitados. Inédito. Menos agradable fue el trance que tuvo que pasar la flamante nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, cuando Isabel Celaá, tras saludar y besar a Batet, pasó de largo y evitó saludarla. Pero, pero, pero. A poco tienen que darle la tila que no había a Llop. Lo de que Celaá te salude debe ser parecido a cuando le preguntas cuándo podría ser el debate de investidura «eso es como adivinar cuándo te va a tocar la lotería». La vida con Celaá es una tómbola. No sabes si te saludará o si te contestará a algo ese día… Por otra parte, está claro que no fue el día perfecto para Llop. El escritor Iñaki Ezkerra, a la misma hora, se refería a ella en contra durante su intervención en la manifestación de Barcelona por permitir que algunos senadores acatasen la Constitución con fórmulas que hacían referencia a los políticos presos o a la república catalana.
Estaba claro que no era un día de la Constitución como los demás. Se notó hasta en la confraternización del copetín. Entre codazos ante la colosal algarabía se divisaba a la ministra Dolores Delgado haciendo un aparte con Grande-Marlaska, retirándose del tumulto de las conversaciones. Otro apartado más privado sucedió entre Pablo Casado e Inés Arrimadas. La guinda de encuentros fortuitos la puso Casado hablando largo y tendido con Iván Redondo, jefe de gabinete de Sánchez, en los pasillos y a la vista de todo el que pasaba por allí. «Estamos hablando de fútbol». Estas conversaciones dicen más que otros encuentros más exuberantes y pródigos en abrazos y palmadas en la espalda.
Aquello se iba pareciendo más al prólogo a la cena de Navidad de empresa. Los bombones de foie -¡bombones de foie!- que repetían un año más, rabo de toro, tortillitas de camarones, croquetas y al postre dulce y cava. Hay que resaltar que, un año más, el jamón es el que concentró los mayores consensos, sin discrepancias. El jamón hace hogar. Alguien citó las ausencias de Albert Rivera y de Mariano Rajoy, «la velocidad que llevan estos tiempos». Hace poco el expresidente confesaba que ahora se dedica a leer artículos de Derecho Mercantil, a pasear por la Casa de Campo, que Viri está encantada de tenerlo más en casa y que no echa nada de menos a los periodistas, «¡¿ahora con quién os metéis tanto, eh?!», recuerdo que nos espetó a los periodistas el año pasado. Luego se puso filosófico y terminó con «la vida es un continuo proceso de aprendizaje».
Y, si a Zidane le preguntan continuamente por Gareth Bale a Pedro Sánchez le preguntan constantemente por la fecha de investidura. El leit motiv en general, por ahora: «Enero». Y les recuerdo la fecha anterior que deslizó el propio Sánchez «la semana del 28 de diciembre se sabrán cosas»… Veremos.