Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tanto"Doy gracias a todas las heridas que han dejado una marca en...

«Doy gracias a todas las heridas que han dejado una marca en mis días». Pablo Sola


Impactante. Singular. Pablo Sola ha logrado con la fotografía introducirse en el circuito del arte consiguiendo en un tiempo récord ser un emergente exponiendo, en solitario y junto a otros artistas ya consagrados, en festivales y colaborando en diferentes disciplinas con sus piezas. Festivales como el Art Bubbles a San Salvario, en Turín, o el International Festival Of Photography In Lodz, (Polonia) han acogido su obra además de exposiciones colectivas o aquel libro de erótica en Berlín. La exposición Gods & Monsters, en el emblemático Foro de Pozuelo, supuso su presentación en sociedad y desde ese momento su evolución es incuestionable.

Pablo Sola me cuenta que nació en mitad de una mudanza Madrid-Murcia. «Murcia me fue marcando el camino para trabajar en el mundo de la creación. En el instituto tuve la suerte de tener como profesora a Mara Mira quien me sugirió que estudiara en la Escuela de Arte de la cual no tenía constancia,  pensaba que tendría que hacer Ciencias de por vida. Mientras me preparaba para ser ilustrador, me encontré con mis nuevas ‘ciencias’, la fotografía. Odiaba esa asignatura, me parecía un auténtico tostón revelar fotos de cielos y texturas hasta que llegó el proyecto homenaje a un fotógrafo. Escogí a LaChapelle al que conocía por hacer las portadas de los discos de mis grupos favoritos. Y ahí cambió todo, empecé a encontrar la inspiración y las herramientas para desarrollar mi propio universo que me llevó a ganar varios concursos, los cuales me permitieron exponer en Nápoles, Turín y Oporto. Todo esto me hizo participar en el añorado Fotoencuentros y que me planteara cuál era el siguiente paso… fue ganar la beca para estudiar el máster de fotografía EFTI, volviendo a Madrid. Contacté con los directores de arte de Rolling Stone donde empecé a trabajar sin acabar el máster. Después vinieron los trabajos editoriales con los actores o músicos de moda en ese momento, pero seguía teniendo el gusanillo del arte».

Precisamente, su proyecto más significativo fue Portrait with Mum, aquel trabajo para la Escuela de Arte, «teníamos que homenajear a un fotógrafo consagrado, emulando su obra». De repente se encontró en un momento de bloqueo -«no soy capaz»- porque, entre otras cosas, no encontraba un modelo masculino con la cabeza afeitada. «En esa época, mi madre estaba superando una leucemia. Me dijo que ella sería ese señor: se afeitó el incipiente pelo que comenzaba a cubrir su cabeza después del tratamiento, anteponiendo mi ilusión a la suya propia de verse bien. Me aleccionó de por vida a no abandonar nada, a saber que las personas son generosas y, gracias a ese gesto de amor y confianza hacia mí, aquí estoy hablando de todo lo que vino después. Fue el punto de partida y el referente que sigo manteniendo», suele recordar cuando le preguntas por su proyecto más personal.

Propongo a Pablo Sola un juego con el lenguaje para así hacer un recorrido a través de su personalidad, inquietudes, aficiones y realidades varias. Agitamos como una coctelera el diccionario y de las letras que surgieron el fotógrafo escogió las siguientes palabras dejando sobre ellas su particular definición.

Alma. Se nos llena la boca cuando decimos que ponemos el alma en lo que hacemos y por esa razón pensamos que nuestro trabajo cobra mayor valor de cara a los demás. El alma se tiene, siempre, después depende la constancia y la dedicación que no siempre es la misma dependiendo de la inspiración de cada momento. Me gusta hablar poco de lo que hago, prefiero hacerlo en silencio y con alevosía.

Arañar. Hay que tener buenas garras para mantener la confianza en el mundillo del arte. Es un campo de minas, quien te ensalza hoy, te hunde mañana y viceversa. Hay que saber con quién sacarlas o te hacen mantequilla. A veces, también es bueno autoarañarse y perder cierto endiosamiento en el que muchos hemos caído.

Bruja. Adoro el término, el don, investigar sobre ello, ver hasta dónde podemos llegar mediante la intuición, meditación y visiones. Como si dispusiéramos, de algún modo, de cierto poder mágico. Confiar en un pensamiento y llevarlo a cabo sin ensuciarlo, en crudo, para hacer que lo que ‘vendas’ sea puro.

Cicatrices. Como dijo Kurt Cobain «Nadie muere virgen… la vida nos jode a todos». Doy gracias a todas esas heridas que han dejado una marca en mis días, no podría hacer lo que hago si no tuviera resquicios de momentos amargos porque no sentiría los buenos con la intensidad que merecen. Una vez me preguntaron por qué mis obras son tan darks si como persona soy alegre y risueño…supongo que en la vida real pongo la otra mejilla, es lo único cristiano que me queda.

Desnudez. La física es una maravilla (es nuestro traje de leather personalizado) pero la desnudez y pureza de quien no se impone es la que me interesa, personas sin pudor a mostrar su interior, sin alardes, ni decoros, con total naturalidad. Supongo que la edad te va despojando de ciertas capas para que te des al mundo tal como eres, aunque hay quien vive con el palo metido en el culo de por vida.

Esponja. Sinónimo de progreso. Me quedo con todo lo que escucho, experimento o veo principalmente. A pesar de tener una memoria selectiva procuro meterlo todo en el saco, aprender de todo tipo de personas, ya sean afines o no a mí, sin saber si está bien o mal.

Fénix. Como el ave. Aunque, a veces, las cenizas no saltan con facilidad a lo largo de mi trayectoria he tenido varios resurgimientos. Dejé el diseño gráfico y la ilustración por la fotografía editorial. Siete años trabajando para diferentes publicaciones (Rolling Stone y FHM, entre otros) retratando a músicos y gente del cine. Supongo que me muevo por el impulso de felicidad que me crea lo que estoy haciendo, cuando no es así paso al siguiente nivel, otro desafío que me haga tener nervios en el estómago y en el mundo del arte puedo jugar a ser muchas cosas y experimentar en diferentes áreas como el vídeo o la instalación.

Gato. Las personas nos dividimos en perros y gatos. Durante mucho tiempo viví como perro, siempre fiel y bien domesticado a pesar de que me dieran con un palo. Nada independiente y con miedo a defraudar por no ser lo que se espera. No es que ahora sea el ser más radical que pisa la tierra pero sí creo que empiezo a ser en mi esencia y no como quieren que sea. Salir por los tejados a experimentar la libertad a pesar de seguir siendo complaciente y dócil como cuando era perro pero sin perjudicarme, empiezo a ser gato.

Mirada. Procuro no apartar la mirada, no por demostrar seguridad, pero sí honestidad. Quien te mira con fuerza te dice más sólo con eso que toda una enciclopedia.

Musas. No sé vivir sin una o varias. Cuando conozco a alguien que tiene ese algo que me llama la atención, que me tiene la cabeza en llamas, me paso días e incluso semanas pensando en cómo proponerle que sea mi musa, que se deje hacer, que confíe, que todo va a tener un resultado muy bonito. No siempre funciona porque las expectativas, a veces, son demasiado altas pero cuando encuentras a tus musas lo sabes.

No. Es la palabra más corta y que más favores te hace en determinadas ocasiones, sobre todo laboralmente. Si es dirigida a ti te hace superarte, reconocer dónde has fallado y trabajar para corregirlo. Por otro lado, cuando eres tú quien dice ‘no’, te das cuenta que das valor a lo que haces y de ese modo también los demás.

Prostitución. (Laboral) Por dinero he participado en auténticos atentados fotográficos, aunque no practico mucho el arrepentimiento…

Sexo. Siempre presente en el arte, representado por artistas de diferentes culturas. Más que como fuente de placer yo lo tomo como una liberación similar al sexo físico. No por tener más sexo es mejor, pues en el arte igual, lo usamos como herramienta e inspiración a través de experiencias personales e íntimas pero es como todo, a ratitos fuerte, a ratitos lento.

Tinta. Necesaria y elemental en el día a día por mi mala memoria. Paso de agendas digitales, tengo libretas por todas partes con su correspondiente bolígrafo negro donde apunto cualquier cosa. Y cuando quiero marcar a fuego algo que no debo olvidar jamás es cuando paso a la tinta de tatuajes, no todos tienen un significado profundo pero sí una alegoría.

Vino. Recuerdo aquella noche en la que me presenté delante de un amplio grupo de artistas, a unos les conocía y a otros muchos no. Era mi oportunidad de meter la cabeza en ese mundo pero mi extrema vergüenza podía ser interpretada como antipatía. Decidí tomar copas de vino hasta que mi séptimo chacra tuviera las puertas de par en par y entrase en mí otro Pablo, el extrovertido y valiente. Creo que entró en mí el mismo diablo porque, desde ese día, logré ser todo eso hasta este mismo instante. Gracias al vino esa noche conocí a gente estupenda que me ha enseñado, ayudado y aprecio mucho.

Más del autor

-publicidad-spot_img