¡A las 9 de la mañana yo no hago entrevistas despóticas! ¿Estamos locos? ¡A esa hora me podrían tratar despóticamente a mí y yo ni me enteraría!
¡Carmen Sánchez quería que la entrevistara a las 9 de la mañana y le dije que de ningún modo haría eso! Así que quedamos más tarde. Estas entrevistas las hago por Facebook, que es un medio muy despótico ya en sí mismo. Pero tan temprano… ¡ni hablar!
‘Buenos días…’ Dijo ella, pero no, no puede empezar ella la entrevista despótica, porque el déspota soy yo. Así que dije…
nico.- ¡Buenos días!
CARMEN.- Buenos días…
¿Estás lista para empezar esta entrevista despótica?
¡Lista!
Vale, venga, miro un momento la pantalla del ordenador por encima del hombro, para ser muy despótico… Y vamos a ello… A ver, ¿qué te pasa a ti con Carmen de Burgos? Te dado fuerte.
¡Jajajaja! Pues me gustan las cositas que escribió. Y además, pienso como ella: me parece que hay algunas leyes que se pueden mejorar.
Pero, ¿por qué recuperarla en el siglo XXI? ¿Qué puede aportar su vida o sus textos al ciudadano del siglo XXI?
Ella vivió una época algo convulsa. Creía en una sociedad mejor, y en que la mujer podía aportar a la sociedad más de lo que se le permitía. Ella no se sentía una víctima por ser mujer… Ahora nos meten un poquito en el saco de pobrecitas… Quizá si escuchamos hoy las palabras de Carmen de Burgos, o Colombine (uno de sus pseudónimos), nos relajemos y emprendamos un camino de progreso sin quejas, ni víctimas ni verdugos.
¿Qué época vivió? ¿Por qué era convulsa? Cuéntame algo más, que los lectores no se saben a esta señora tan bien como tú.
Vivió a finales del s. XIX y los primeros años del XX. Políticamente hubo cambios constantes en el gobierno… Entraba un partido, luego un dictador, luego otro partido, luego la República… Y las leyes no sabían que existían mujeres, ellas no podían ni opinar ni decidir nada, no podían votar… En los años 20 las mujeres no podían votar ni ser votadas. No existía el divorcio. Si el matrimonio desafortunado, lo era para toda la vida. La Iglesia tenía demasiado poder en algunas cuestiones, y eso, a la señora Carmen de Burgos, no le parecía bien. Estaba en contra de la guerra, claro… Había sido reportera de guerra en Melilla, y vio tantas atrocidades… Creía firmemente que las cosas se podían hacer mejor, y quería conseguirlo… Quería que las mujeres pudieran votar…
¿Crees que la época actual ha dejado de ser convulsa?
¡Ojalá! Ahora las mujeres podemos votar, pero políticamente estamos como en los años 20. Y la mujer sigue viviendo en gran medida como una víctima, teniendo que demostrar que vale tanto como pone en su currículum. Quizá seguimos perdidos.
Ya, quizá tienes razón. Pero como esto es una entrevista despótica, y no puedo darte la razón demasiado, espera que voy a mirarte de nuevo por encima del hombro… Ya… Hecho… ¿Y dónde podemos ver esta función tuya? Porque la has escrito tú, ¿verdad?
Tardes con Colombine se puede ver los sábados a las 19’30h. en Nueve Norte Teatro. Y sí, la he escrito yo después de investigar, tomando vinos por su Almería natal, probando las gambitas, escuchando conferencias, leyendo algunas de sus novelas… (Por cierto, una de ellas, La Malcasada, fue rodada en 1926 y, por supuesto, no encontraron sus guionistas el discurso progresista y liberador que Colombine había reflejado en la novela.) El tono brillante de Tardes con Colombine lo ha puesto Juan Carlos Talavera, su director.
Carmen Sánchez y Cristina Palomo en Tardes con Colombine
Ah… ¿Te inspira el vino? En fin… (La miro por encima del hombre de nuevo.)
Un buen vino, sí inspira… Pero más el café y las cafeterías con su bullicio.
¿Tienes algo más que decir sobre el director? ¿Y sobre las otras dos actrices, aparte de ti? Porque tú haces de Carmen de Burgos, supongo… ¿Y ellas?
El director ha encontrado la poesía en la relación de amistad entre la señora de Burgos y Dolores, portera del edificio donde vive. Las actrices Cristina Palomo y Luz Juanes se turnan para dar vida a Dolores, a la que la señora de Burgos está enseñando a leer. Y yo misma interpreto a Carmen de Burgos. En las tres hay algo hermoso, y es que afrontamos nuestro trabajo con un respeto y un cariño que nos permiten jugar y llegar al corazón de los personajes. Además, estamos conducidas con maestría por Juan Carlos Talavera.
¿Qué te esta inspirando el vino ahora?
CARMEN.- Pues comparto tardes de vino y café con algunas mujeres, también un poco olvidadas… Entre ellas hay una pintora, una madre desequilibrada, una anarquista, una monja…
Me han dicho que cuando se te pone algo entre ceja y ceja no paras hasta saberlo todo sobre ese tema…
Si, eso dicen que soy cabezota y perseverante.
¿Y qué proyectos hay por ahí?
El que más armado está es Fe oscura, sobre Hildegarda de Bingen, monja benedictina alemana de principios del siglo XII.
Ah, ya ves tú, qué interesante… (Lo escribo con mi mejor cara de indiferencia.)
Estoy buscando financiación.
Pues yo puedo aportar unas monedas rojas que se ha dejado el bobo de mi dueño al lado del ordenador (porque te recuerdo que soy un dálmata…)
Bueno, todo suma…
Te deseo suerte… Y, como eres tan perseverante, la tendrás…
Muchas gracias. La perseverancia es un estado habitual en la profesión, creo.
¿Qué es lo que más te ha gustado de lo que has visto esta temporada? ¡Mójate!
¡Nekrassov!
¿Y lo que menos?
Lo que menos, pues me ha gustado tan poco que lo he borrado de mi historial.
Ah… ¡Cobarde!
Sí, me declaro un poco cobarde.
Por último, dime como ves el panorama del teatro contemporáneo.
Pues aciago, por momentos. La creatividad y sus creadores intentando aportar color y brillo, aunque algunos usan brillantina de la mala y obsoleta. Con luces y sombras. Si permitimos que nuestra capacidad de sorprendernos se deje arrastrar por los beneficios a corto plazo, estaremos perdidos. Y ahora, si me disculpas, tengo que irme a leerme otro libro sobre Hildegarda de Bingen. Ya sabes que soy muy perseverante…
Vale, gracias…
Y ahí me dejó Carmen de Burgos, pensando en eso de los beneficios a corto plazo…
@nico_guau
Luz Juanes y Carmen Sánchez en Tardes con Colombine