Por mucho que el hombre con toda su tecnología se empeñe EN levantar muros y fronteras a la naturaleza, ésta con su fuerza única y potente, derrumba el ego humano y reconquista su espacio que le ha sido robado. Ella debe de tener el respeto sagrado de los hombres y nuestras leyes y constituciones deben otorgar derechos inviolables a nuestra madre la Tierra.
Bajemos del pedestal arrogante que nos atribuimos desde el mismo momento en el que nos denominamos sapiens. Lo queramos o no, somos el último eslabón de la vida. Dependemos totalmente del resto de los eslabones que forman la cadena de nuestra existencia. Si faltara uno de ellos, nuestra especie desaparecerá y parece que somos tan inútiles e insensatos que estamos procediendo ciegamente a cortar el vínculo de nuestra cadena vital.
No respetamos los ciclos naturales de nuestro planeta. Agotamos la tierra en la agricultura forzándola y empobreciéndola y después lo remediamos con sustancias químicas para que las producciones agrícolas intensivas aceleren antinaturalmente perdiendo sustancialmente los beneficios biológicos que la misma tierra bien tratada nos daría. Estamos sumergidos en una explotación sin límite creyendo que los recursos naturales son infinitos. Pero estamos equivocados. Nuestros pasos acelerados pisotean los derechos del planeta y éste se revuelve violentamente contra nuestra poca sabiduría.
Estamos viviendo una nueva pandemia en la que miles de personas están infectadas y cientos de ellas están muriendo en China y en algunos otros países. Se habla mucho de los casos que día a día se está produciendo en el mundo, pero casi nadie habla del origen y el porqué de todos estos brotes que se van a acelerar sin duda como consecuencia del cambio climático.
La caza furtiva y el tráfico de especies son el tercer negocio ilegal más importante en el mudo pero que sin duda es el primero que causa graves efectos contra la biodiversidad y los ecosistemas del planeta. Dentro de este tráfico, además de para comer la carne exótica de las especies o utilizarlas para zoológicos o colecciones privadas, es usada también para medicina tradicional muy arraigada en la cultura africana y sobre todo en la asiática.
El Pangolin, del que según algunos estudios puede venir el virus del Coronavirus, sus escamas que recubren todo su cuerpo, son molidas y según dicen ayuda en la lactancia, la artritis y otra serie de enfermedades en las que para nada está demostrado su beneficio. De los cuernos de los rinocerontes y los huesos de los tigres molidos, dicen tener propiedades sanadoras. De la extracción de la bilis de los osos malayos o tibetanos, creen que cura las enfermedades hepáticas del hombre. Se come sopa de murciélagos en las que se cuecen enteramente con el animal entero. Dan de comer renacuajos vivos a los niños como si de una medicina se tratara. Carne de serpiente, insectos, gusanos, todo tipo de anfibios. Y todo ello en mercados sin ningún tipo de control sanitario, con una permisividad de las autoridades muy alta, mezclado con animales muertos y vivos. ¿Qué podemos esperar de todo ello?
En África, en los mercados, se come todo tipo de primate cazado ilegalmente. Sin ninguna medida de seguridad. Las compañías madereras según van avanzando y destruyendo las selvas, en lugar de abastecer de comida a sus empleados de un origen seguro, organizan batidas en la selva matando todo lo que se mueve. Es más económico y más rápido. El desprecio por la naturaleza y los seres vivos es total.
En los últimos 50 años, una serie de enfermedades infecciosas ha saltado de los animales a los humanos, mutando los virus que se encontraban latentes en las especies masacradas. No nos damos cuenta o si pero lo queremos ignorar, que los virus son inteligentes, quieren sobrevivir y no morir. Muchos de ellos se encuentran en las especies de origen de forma latente, es decir, no les hace daño ni les estorba, pero están vivos y activos. Pero cuando sienten que la especie donde habitan está desapareciendo, se traslada a la que parece que es más fuerte y muta para su supervivencia. Se ha dado el caso de que el virus del murciélago ha pasado a la serpiente y de ésta con doble mutación se ha establecido en el hombre.
En 1980, se dijo que el Sida procedía de los simios y sin embargo a éstos no les pasaba nada teniéndolo. Pandemias como la gripe aviar (2004-2007) estaba instalada en los pájaros y de éstos pasaba al hombre. La llamada gripe porcina en 2009. El SARS (Síndrome respiratorio severo) que originó más de 1000 muertos procedía de los murciélagos. El Ébola, que actualmente aunque las noticias no lo informen, siguen matando a miles de personas en África, ha podido venir de comer primates.
Por todo ello, no entiendo como las Autoridades del mundo no se reúnen para tratar el comercio ilegal de especies y sobre todo el comercio en los mercados de todo tipo de animales exóticos sin que exista una regulación internacional de seguridad para evitar las pandemias existentes y que de sobra es conocida la procedencia de las mismas. Sin embargo, en lo referente a España, el Plan de Acción contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y en la que Proyecto Gran Simio está como una entidad colaboradora, se encuentra realizando grandes esfuerzos en esta lucha que debe ser ejemplo al resto de los países de la Unión Europea y del mundo. Solo así, con colaboración de organismos oficiales y de la sociedad civil, podremos vencer la batalla al tráfico de la vida.
El cambio climático y la destrucción de las selvas tropicales, está acelerando los procesos de emergencia sanitaria mundial. Parece que la Tierra se defiende. Aún no sabemos las consecuencias que tendrá el Coronavirus detectado en China. Ésta ya tiene grandes pérdidas económicas con un país que se encuentra paralizado y con miedo. Donde sus ciudadanos están abandonando a muchos animales que tenían como mascotas por el temor del contagio. Cientos de ellos vagan por las calles abandonados. Nadie los recoge. Son también víctimas indirectas de esta epidemia generalizada. Espero que las Autoridades Chinas tomen nota del origen de la pandemia y que se tenga un exhaustivo control en los mercados sobre la venta de animales exóticos vivos y muertos. Y que el resto de los países ante lo evidente, tomen conciencia. Hoy tal vez el Coronavirus pueda ser neutralizado tras miles de muertos humanos. Pero la próxima puede que el ser humano sea exterminado con algún otro virus más letal. La Tierra no cabe duda que se defiende y que toma todos sus recursos posibles para curarse así misma eliminando a su agresor. No tengamos tanto ego como decía al principio y hagamos la paz a nuestro planeta que por otro lado, es la única casa que tenemos, el único hogar y el único que nos da el sustento para poder vivir.
Debemos porque es justo y necesario, luchar por los derechos de nuestra Tierra. Sin su agua, sin sus árboles y vegetación, sin sus seres vivos, el hombre no sería nadie. No podemos caminar al revés de nuestro conocimiento y sabiduría. Sabemos lo que está bien y lo que está mal. Pero estamos inmersos en una sociedad neoliberal donde prima lo económico y el poder en lugar de la razón y el bienestar. Debemos cambiar, volver sobre nuestros pasos y tomar el rumbo hacia el verdadero sendero de la humanidad, donde el respeto y la empatía deben ser las principales brújulas de nuestra navegación.