Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Una vez fui a una sala en Lavapiés. Creo que la sala Triángulo o una mucho más pequeña. Entré, pasé un telón rojo y vi unas sillas corridas en apenas 10 m². Yo iba solo y un tío contaba a sus amigos que era teatro muy de cerca, que lo hacían muy participativo y… me salí, fingí que me llamaban y dije «enseguida voy». Me disculpe ante la chica de la entrada y me fui.
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
He descubierto que me encanta la danza. Lo que vimos de la danza del bailarín con discapacidad auditiva en el Paco Rabal, se llamaba 9, aunque tal vez fuera la temporada anterior, en Teatralia… Y también la compañía valenciana de la paella, El Pont Flotant, en Teatros del Canal, Ejercicios de amor… Y no me acuerdo dónde fue, pero Las cosas que sé que son verdad ME ENCANTÓ, quizá lo que más me gustó esta temporada. Y también Lehman Trilogy que vi en Fuenlabrada, sublime.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo último que vi fue Delicuescente Eva. Drama para la reflexión. Lo recuerdo especialmente porque fue una noche perfecta que, curiosamente, no pasé solo, que suele ser lo habitual.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
Pues primero tengo un recuerdo sin foto… De la anterior era teatral, la era de los afectos, echo de menos encogerme viendo un drama, o volar soñando alguna fantasía o quedarme hartito de reír, y después agradecer a quien me ha invitado o propuesto ir a ver TEATRO con un GRAN ABRAZO, de los de menos de metro y medio.
Y luego tengo esta foto de los aplausos de la obra de los hermanos en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, Tiestes, de Grumelot… Nunca había vivido una obra «dinámica»… Y la escena del jacuzzi también me dejó…
(Raúl Nieto, vigilante de museo y espectador de teatro)