Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
En una lectura dramatizada de la obra Kalimat, que trataba sobre la vida en los campamentos de refugiados sirios, conocí a una de las personas que había aportado sus experiencias en el texto. Justamente tenía que interpretarle a él. Fue muy impactante porque la realidad supera la ficción, pero lo recuerdo con mucho cariño.
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Nekrassov dirigida por Dan Jemmett. Es una obra muy elocuente, muy divertida, inteligente y crítica. Me gusta ver teatro que hable de nuestra actualidad, pero con sutilidad e imaginación.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Justo lo último que pude ver antes del confinamiento fue El minuto del payaso. La reponían en Teatro del Barrio, era su última función, y me habían hablado muy bien. Luis Bermejo está increíble, me hizo disfrutar como un niño.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
La foto es de cuando entrenaba en la Abadía con compañeros con los que ha quedado una profunda relación. Fueron varios años entrenando y trabajando juntos; y digamos que la foto respira la seriedad, el compromiso y el equilibrio de un elenco muy entregado.
(Marcos Toro, actor y profesor)
