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Mientras tantoCosas mías IX - Geranios

Cosas mías IX – Geranios


 

geranio

(Se pueden leer los capítulos anteriores aquí y aquí.)

Luis está sentado en el sofá escribiendo en el móvil. Entra Rosa en el salón y se queda parada mirándole.

ROSA.- Ten cuidado, están mandando un vídeo por WhatsApp que muestra cómo vencieron al coronavirus en las chimbambas con una cacerola y un cucharón. El archivo se llama «Cómo vencimos al coronavirus en las chimbambas». No lo abras ni lo veas, porque te reseca el cerebro en pocos segundos, y no hay marcha atrás. Mándaselo a todos los catetos que conozcas. No lo abras.

LUIS.- ¿Qué?

ROSA.- Nada, hijo… Cosas mías… (Se sienta en una silla, lejos de su hijo.)

LUIS.- ¿Qué tal estás?

ROSA.- Bien… ¿Y tú?

LUIS.- Bien…

ROSA.- ¿Has hablado con tus tías?

LUIS.- No… Deberías llamarlas.

ROSA.- Yo no.

LUIS.- Son tus hermanas.

ROSA.- Eso no quita para que sean idiotas. Esta mañana me enviaron un vídeo de un gato y borré sus números. Y después apagué el teléfono y no pienso volverlo a encender en mucho tiempo.

LUIS.- Hala, muy bien, qué medidas más drásticas.

ROSA.- Bueno, para medidas drásticas, la de encerrarnos en casa.

JULIÁN (a gritos desde su armario).- ¿Y la de encerrarme en un armario qué os parece?

ROSA (gritándole).- ¡Esa es una medida necesaria! ¡Y cállate, rebañasandías!

JULIÁN.- ¡Idiota!

ROSA.- Luis, van a dar las ocho. ¿No sales a dar palmas como alelado?

LUIS.- Sí, ahora voy…

ROSA.- Luego yo a las 9 saldré a tocar un pito como apoyo a los que se están tocando el pito desde hace tres semanas. Y desde mañana tu padre saldrá a las diez enseñar el culo como apoyo a los que llevan toda la cuarentena con el culo pegado a la silla, y de la silla al sofá, y del sofá a la cama…

LUIS.- Pasando por al váter…

ROSA.- Muy bien pensado, como se nota que llevas mi sangre…

LUIS.- Ayer no me decías lo mismo.

ROSA.- Así soy yo de voluble y etérea.

JULIÁN.- ¡Yo no voy a hacer eso!

ROSA.- ¡Tú harás lo que yo diga, que ahora las normas en esta casa las pongo yo!

LUIS (que sigue mirando el móvil).- Mira lo que pone aquí, un tigre se ha infectado en Nueva York. Se lo ha pegado su cuidador…

ROSA.- Ya… Pues qué complicado debe ser pedirle a un tigre que tosa en el codo.

LUIS.- ¿No se te ocurre nada más que decir?

ROSA.- ¿Nada más de qué tipo?

LUIS.- Pues no sé, del tipo «no decían que entre humanos y animales, nada…»

ROSA.- Pues no, no se me ocurren esas cosas, pero para eso ya estás tú, para que se te ocurran esas cosas, ¿no?

LUIS.- Vale, muy bien… He ido a la compra cuando estabas en la siesta. Me he dado una ducha después, no te asustes. He sido precavido.

ROSA.- ¿Te has puesto el traje de buzo?

LUIS.- He visto cómo todos me miraban con desconfianza, como si fuera un delincuente. Como si estuviera robando. O como si llevara una navaja en el bolsillo, y estuviera dispuesto a utilizarla. ¿Tú crees que con esta crisis la gente se ha vuelto más…?

ROSA.- Bueno, hijo, es que no sé si te has dado cuenta, pero muchos ya eran bastante imbéciles antes de encerrarse en sus casas. Lo que pasa es que tú antes no ibas a la compra.

LUIS.- Tú siempre tan positiva… No había leche en el súper.

ROSA.- No importa, el único que toma leche aquí es tu padre. Pues que se fastidie.

JULIÁN.- ¡Quiero leche!

ROSA.- ¡Cállate, cuecerepollos!

LUIS.- ¿Cuándo le dejamos salir?

ROSA.- Mañana. (A gritos a su esposo de nuevo.) ¡Julián! ¡Mañana sales!

JULIÁN.- ¡Vete a la mierda!

ROSA.- ¡Imbécil!

LUIS.- Te he dejado la tarjeta ahí sobre la mesa. ¿Sabes lo que van a ingresar los bancos después de esto? Porque cada vez que se paga con tarjeta, el comercio le da un porcentaje, aunque sea mínimo, al banco… Por eso yo siempre pagaba en efectivo, para no enriquecer a los bancos…

ROSA.- ¿Has traído Coca-cola?

LUIS.- Sí, he traído unas latas.

ROSA.- ¿Latas? ¿No te dije que una botella?

LUIS.- ¿Y qué más da? Además, estaban más baratas las latas. Y otra cosa, ¿para qué quieres Coca-cola? Nadie la bebe en esta casa.

ROSA.- Te pedí una botella por si había que entrar en la casa de algún vecino. A falta de radiografías…

LUIS.- ¿Cómo?

ROSA.- Todas las radiografías están en casa de la abuela.

LUIS.- ¿Y para qué quieres entrar en la casa de un vecino?

ROSA.- Lo han dicho por la tele.

LUIS.- ¿Han dicho que entremos en casa de los vecinos forzando la cerradura?

ROSA.- No, han dicho que cuando no se tienen radiografías, lo mejor es cortar una botella por la mitad y…

LUIS.- ¿Pero por qué quieres entrar en casa de un vecino?

ROSA.- ¿Y si hace falta, qué? ¿Cómo entramos?

LUIS.- Mamá, te está sentando verdaderamente mal el encierro…

ROSA.- ¿Otra vez con lo mismo?

LUIS.- Déjalo…

ROSA.- ¿Has traído el pan de células madre que me gusta tanto?

LUIS.- ¡De masa madre!

ROSA.- Lo mismo da… Ah, y por cierto… No es por defender a los padres, y menos al tuyo, que es de lo más inmundo que he conocido… ¿Pero por qué no hacen pan de masa padre? ¿Existe la masa padre?

JULIÁN.- ¡Idiota!

ROSA (a su esposo).- ¡Caracaballo!

LUIS.- Oye, mamá, una cosa, que llevo mucho tiempo pensando… ¿Por qué los geranios tienen los tallos así…?

ROSA.- Así, ¿cómo?

LUIS.- Que no tienen hojas…

ROSA.- El otoño, hijo…

LUIS.- Estamos en abril.

ROSA.- Jamás te habías fijado en los geranios antes de salir a dar palmas cada día…

LUIS.- Ya, pero no me has contestado…

ROSA.- Bueno, leí por ahí que eran venenosos, pero ya ves que no…

LUIS.- ¿Cómo?

ROSA.- Las hojas de los geranios las eché a la ensalada el segundo o tercer día de cuarentena, y todavía seguimos vivos…

LUIS.- Pero, mamá, qué asco… (Se levanta y va hacia el pasillo.)

ROSA.- ¿A dónde vas?

LUIS.- ¿Hay algo en esta casa que no hayas cocinado?

ROSA.- Claro, todavía hay cosas, ya verás, ya verás… ¿Te vas? Pues no te cuento lo que he soñado en la siesta.

Continuará.

@nico_guau

Chupi Llorente y Santiago Antón han grabado este capítulo de Cosas mías; lo podéis escuchar aquí:

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