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Mientras tantoCómo era la anterior era teatral para Teresa Rivera

Cómo era la anterior era teatral para Teresa Rivera


Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido  de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Yo estaba en el escenario recibiendo al público cuando vi entrar a mi madre en el Teatro del Barrio el 14 de mayo del año pasado en la performance Me-Rapo dentro del ciclo Una y no más. Me dio una sorpresa, ya que me había dicho que no quería ver cómo me rapaba el pelo. Yo me lo creí, y al verla entrar y al abrazarme a ella las rodillas me temblaron un poquito. También recuerdo al público que estaba gritando y participando desde el primer minuto como en un concierto. Y la primera persona que salió a cortarme el pelo fue Asier, un niño de 7 años.

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Voy poco al teatro porque al trabajar de regidora se me hace difícil asistir, pero recuerdo (ahora mismo no me viene a la cabeza el título, solo me viene Andrés Lima, Natalie Poza, Carmen Machi, Carolina Yuste… joder, Prostitución) Prostitución. Disfruté muchísimo de esas tres fieras escénicas. También quiero citar Los días felices de Pablo Messiez con una Fernanda Orazi espectacular.

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Creo que fue Adiós Arturo de La Cubana. Y si no fue lo último, pues lo va a ser. Rescato a mi amiga Virginia Melgar Gavilán. Verla en escena me llenó de orgullo y alegría y me emocioné mucho. Además es que está estupenda en la obra.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…

Estas fotos pertenecen a la pieza 10% de tristeza (comer, cagar y volver a empezar) de Rakel Camacho. Con Antonio Sansano, Julia Monje, Carlos Troya, Álvaro Romero, Mireia Vila Soriano, Mariano Polo y yo. Las fotos son de Eliana Santander (la mujer tumbada) y de Claudia Cordova (la que es en blanco y negro). Confeti. Confeti como fiesta, como cuerpo, como traje, como baile, como invitación a la alegría y a la sonrisa, como comunidad, como juego, como hacerte participe de él para usarlo y compartirlo con el otro, como ritual. El confeti tenía su ritual de preparación para la representación y hasta que no estaba listo allí no empezaba ni Dios.

El teatro es un lugar sagrado que hay que pisar con respeto, cuidado y alegría. Es uno de mis lugares preferidos, ya que me hace sonreír y me llena de cosquillas el estómago (a veces también me da pena y me enfada, pero bastante tenemos ya). Es mi creencia. Mi particular cuestión de fe.

Esta última foto es de una servidora.

(Teresa Rivera, actriz)

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