Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?… ) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
No sé muy bien hacia qué era nos encaminamos… no sé si será una nueva era, pero desde luego el teatro será, estará para hacerse eco, como siempre, de las historias que ya anhelan ser contadas. Desde esta época raramente nueva formulo (como siempre) un viejo deseo: ¡Larga vida al teatro! De las anécdotas que guardo me vienen muchas junto a mis compañeras de La Estampida, Ana Turpin y Belén Ponce de León. Sobre todo de los momentos que aguardamos entre cajas para salir al escenario. Pero os cuento una que ocurrió mientras representábamos Las princesas del Pacífico. Hay un momento en que Lidia (Belén) se come un chicle imaginario que coge del suelo del «caramarote». El día en cuestión no lo hizo y Belén me miró y me dijo con los ojos: ¡El chicle! Yo pensé que se lo había tragado (hablamos de un chicle imaginario) y estuve un rato cavilando: » a ver si le va a sentar mal el chicle a la niña o se atraganta o algo…» Lo pensé como si lo hubiera pensado Agustina, mi personaje en la función.
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Juguetes rotos de Producciones Rokamboleskas escrita y dirigida por Carolina Román. Me pareció un montaje honesto, duro y cómico a la vez y lleno de poesía. Los dos actores están maravillosos y Kike Guaza me encandiló con su magnetismo y su capacidad de transformación y de juego. Una obra necesaria con un compromiso profundo respecto al tema que trata, con esos dos juguetes rotos a los que quieres llevarte a casa.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo último que vi fue El minuto del payaso en el Teatro del Barrio. Me quito «el cráneo» ante Luis Bermejo… Lo que hace es hipnótico, te agarra con esos ojos y te lleva a donde quiere. Está «presente» todo el rato, presente con toda su locura, con toda su ternura, la comunicación que establece con el público es frontal y verdadera. Me tenía que aguantar la risa porque, si no, no podía seguir los caminos que Bermejo abría. Maravilla.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
Este es el ramo de flores que Mari Carmen le entrega a Araceli en Lo nunca visto. Estoy deseando volver a ver cómo Belén Ponce de León hace que me parezcan flores de verdad, deseando volver a ver cómo ocurre la magia.
(Alicia Rodríguez, actriz)