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Mientras tantoCosas mías XXVII – El reloj

Cosas mías XXVII – El reloj


reloj

(Se pueden leer los capítulos anteriores aquí y aquí.)

Rosa está en el sofá del salón, en bañador, debajo de un flexo. Entra Julián, su marido (que no sabemos si aún recordáis su nombre…)

ROSA.- Tun, tun… ¿Quién es…? Un medio de comunicación… Uy, qué miedo, ¡cierra la murallaaaaaaa!

JULIÁN.- No tienes ninguna gracia, Rosa.

ROSA.- Eres tú el que ha perdido el humor, no me extraña que no te hagan gracia mis maravillosos chistes.

JULIÁN.- ¿Vas a seguir mucho más tiempo en bañador debajo del flexo?

ROSA.- No, ahora voy a hacer topless.

JULIÁN.- Venga, que yo te vea hacer topless en el salón de casa…

ROSA.- ¿Qué quieres ver?

JULIÁN.- ¿No estamos casados?

ROSA.- Pareces gallego… Pues ahora ya no hago topless… Si quieres ver carne, ponte Instagram…

JULIÁN.- Solo a ti se te ocurre tomar el sol (o tomar el flexo) en el salón…

ROSA. Te da envidia porque no se te ocurrió a ti antes.

JULIÁN.- No, es que necesito el flexo, que le voy a cambiar la pila al reloj y tengo que abrir los pequeñitos tornillitos esos del infierno…

ROSA.- Pues ahora lo estoy usando yo…

JULIÁN.- Muy bien, Rosa, pero el flexo no es para ponerse moreno, así que…

ROSA.- Está prohibido cambiar la pila a los relojes.

JULIÁN.- ¿Qué?

ROSA.- Que lo he prohibido, lo que pasa es que aún no lo he puesto en el listado de cosas prohibidas en esta casa, porque no he tenido ganas…

JULIÁN.- Ya… ¿Y qué pasa si lo hago?

ROSA.- Tú inténtalo y ya verás…

JULIÁN.- Muy bien.

Julián desenchufa el flexo y se dispone a llevárselo, pero Rosa lo agarra como si fuera un tesoro. O simplemente lo agarra con mucha fuerza para fastidiar a Julián.

ROSA.- ¿Qué te crees que haces?

JULIÁN.- No puedo ir por la vida sin saber la hora.

ROSA.- Pues mi abuelo sabía la hora mirando al sol.

JULIÁN.- Y tenía un margen de error de un par de horas, eso me lo dijo tu padre un día.

ROSA.- Que no te doy el flexo. Que me estoy poniendo morena.

JULIÁN.- ¡Sal a la calle y déjate de chorradas!

ROSA.- ¡Cállate, cagaoréganos! ¡Cualquier día te descalabro con un golpe de flexo! ¡Cualquier día te electrocuto con el flexo en la bañera! ¡Cualquier día te clavo el enchufe en el corazón y te desangras y le echo la culpa a tu hijo y tú te mueres y a él le meten en la cárcel y me dejáis en paz de una vez para disfrutar tranquila mi aislamiento social!

JULIÁN.- ¡Que ya se ha acabado el aislamiento social!

ROSA.- Sí, hombre, ¡cómo se nota que no ves las noticias! Y una cosa te advierto: se empieza por prohibir fumar y se acaba por prohibir enseñar cacha en los teatros. Y si no, al tiempo…

JULIÁN.- ¿No me das el flexo?

ROSA.- No, pero te voy a contar un cuento…

JULIÁN.- Paso de tus cuentos idiotas… (Sale.)

ROSA.- Esto era un rey que tenía dos hijas y un hijo, y entonces tenía una vasija que iba llenando con las moneditas que le sobraban de… ¿A dónde vas?

JULIÁN.- Vete a la mierda, Rosa. (Se oye un portazo en la puerta de la calle.)

Continuará.

@nico_guau

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