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EL RESTAURANTE DE LA COCA
Han pasado diez años desde la implantación de Plan Colombia y muchas cosas han cambiado desde entonces. El Plan Colombia entró en vigor el 13 de julio del año 2000. Los objetivos estaban claramente definidos y se centraban en la lucha contra el narcotráfico para lograr cortar el flujo de estupefacientes hacia Estados Unidos. Además, buscaba fortalecer el aparato estatal colombiano, reducir la pobreza y fomentar el diálogo y la negociación política del conflicto. El respeto a los derechos humanos y la solución a la crisis humanitaria que vive Colombia eran dos de los puntos fundamentales en los que se apoyaba dicho plan.
Pero, ¿cuál ha sido el resultado real de Plan Colombia después de 10 años de su puesta en marcha y 1.300 millones de inversión? En cuanto a la lucha contra el narcotráfico, a penas se ha visto un avance significativo con respecto a la situación que se vivía antes de que entrara en funcionamiento. En el año 2002 el área dedicada al cultivo de coca en Colombia alcanzaba las 102.000 hectáreas, mientras que en el año 2009 descendió a 68.000. A través de estos datos se evidencia una reducción de la extensión total de cultivos ilícitos en los últimos años. Sin embargo, la producción de coca por hectárea ha aumentado con el uso de nuevos métodos y tecnologías. Los datos revelan que en el año 2002, la producción potencial de cocaína alcanzó las 480 toneladas métricas, mientras que en el año 2009 alcanzó las 410 toneladas métricas. Esto demuestra que en la última década la producción total de cocaína no ha descendido al ritmo que se esperaba sino que apenas se ha hecho evidente.
En cuanto al incremento de la presencia y de la fortaleza estatal, se puede decir que este objetivo se ha cumplido. Hace una década Colombia estaba tomada por la guerrilla y los paramilitares. Hoy, después de recibir 1.300 millones de dólares de ayuda por parte del gobierno de EE UU, destinados en su mayoría a gasto militar, el Estado Colombiano ha recuperado el territorio y la autoridad.
A pesar del aumento del gasto destinado a seguridad y presencia de las fuerzas del Estado, sigue existiendo una continua violación a los derechos humanos y el conflicto político está muy presente en este país, lo que ha causado, según CODHES (Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento), que Colombia, hoy en día, sea el país del mundo con un mayor número de desplazados internos después de Sudan.
En cuanto a la pobreza, es aún uno de los problemas más graves a los que se enfrenta Colombia. Así la tasa de pobreza pasó de un 51,5 a un 42,8% entre 2002 y 2008 y la tasa de indigencia descendió levemente pasando de un 24,8 a un 22, 9% entre 2002 y 2008.
El Departamento de Putumayo es uno de los ejemplos donde se pueden apreciar los efectos negativos descritos. La primera fase del Plan Colombia comenzó en este departamento en el año 2004. La región contaba con una importante infraestructura y producción petrolera. Aquí estaban muchas de las grandes plantaciones de cultivos ilícitos del país. Existía una alta presencia guerrillera y paramilitar, y era considerada de gran importancia geoestratégica por todos los actores armados.
Dentro de este departamento se encuentra Piñuña Negro, una de las localidades más afectadas por el Plan Colombia. Situada a orillas del río Putumayo es zona fronteriza con Ecuador y cuenta con una historia de gran presencia guerrillera y cocalera. Aquí no hay carreteras y la única vía de acceso es el río.
Pero en Piñuña Negro poco queda del boom cocalero de hace 10 años. Hileras de casas vacías, decenas de bares cerrados, una potabilizadora de agua en desuso, una planta de energía que no funciona y los cimientos de un supuesto centro de salud que nunca se inauguró. Incluso la guerrilla ha desaparecido debido a la gran presencia militar.
A pocos kilómetros de aquí, en territorio ecuatoriano, murió en 2008 un importante líder de las FARC, Raúl Reyes. Este ataque por parte del Gobierno Colombiano supuso la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países. Desde entonces, la guerrilla se ha retirado hacia la profundidad de la selva.
Como respuesta a los efectos del Plan Colombia sobre la región y a las erradicaciones forzosas, los campesinos de la zona elaboraron El Plan Integral de Desarrollo Campesino. Una propuesta al Gobierno para sustituir de forma progresiva los cultivos ilícitos por otros alternativos que les proporcionen un medio de vida diferente. Algunas de estas propuestas se centraban en el desarrollo de proyectos de ganadería y de cultivos como el cacao, la caña de azúcar, el arroz…
En Octubre de 2009, tras tres años de promesas incumplidas, fumigaciones aéreas con glifosato, erradicaciones manuales y llamadas para el diálogo sin respuesta, la comunidad campesina ocupó pacíficamente la comisaría de policía de Piñuña Negro. Más de 5000 personas exigían al Gobierno una solución frente a la crisis alimentaria y humanitaria que las erradicaciones forzosas han traído como consecuencia, aferrándose al Plan Integral de Desarrollo Campesino, que recogía las necesidades y soluciones a dichas crisis. A su vez, se inició un paro que incluía al sector de transporte fluvial. Dicho paro provocó el corte de la única vía de abastecimiento a ciudades como Puerto Leguízamo y Leticia.
A mediados de diciembre, en respuesta a la ocupación, funcionarios del Ministerio Interior y Justicia de Colombia visitaron Piñuña Negro para escuchar las preocupaciones de la ocupación popular y para evaluar la situación general. Aunque no se llegó a ningún acuerdo, la visita logró acabar con dos meses de paro.
A pesar de los contactos con el gobierno, los campesinos se quejan de que no ha habido esfuerzos duraderos por parte del mismo para poner en marcha un proyecto por el que se sustituyan los cultivos ilícitos por cultivos legales. Tampoco se han creado vías de comunicación que permita a los campesinos el transporte de los productos agrícolas, ni se ha avanzado en la creación de una industria que dé a sus productos salida a los mercados. Sin recursos alternativos para ganarse la vida, las erradicaciones acaban con el único medio real de subsistencia de los campesinos.
Este es el daño colateral de la guerra contra las drogas. Miles de familias con dos opciones: huir a la ciudad engrosando la lista de los miles de desplazados o permanecer en sus tierras y luchar para que el gobierno les ayude a encontrar un medio de subsistencia alternativo al de los cultivos ilícitos de coca.
Pilar Rodríguez
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