Dios mío, vaya debate ha provocado mi anterior post. Que si los que pensamos como yo queremos matar viejos. Y lo de siempre, que ya por qué no matar deficientes mentales. No sé, debe de ser divertido eso de practicar la reducción al absurdo.
Pero veamos. Supongamos que los que están en contra de la eutanasia están, verdaderamente, a favor de la VIDA. Esto es lo que dicen ellos. ¿Por qué no dicen que están en contra de la eutanasia y del aborto? Porque ellos no quieren estar en contra de nada. Son personas dulces, buenas y religiosas, y sólo quieren estar a favor. Por eso tampoco están en contra del matrimonio homosexual, sino a favor de la familia. ¡Qué cosas! ¡Pensar que en nuestro país hay millones de personas que están en contra de la vida y en contra de la familia!
Pero veamos, pues. Supongamos que estas dulces almas están realmente a favor de la VIDA. La vida para ellos es algo tan sagrado, que hay que mantenerla a cualquier precio y de cualquier manera, no importa cómo, sin que cuenten las circunstancias sean de la naturaleza que sean.
Los defensores de la vida están, por tanto, en contra del aborto y de la eutanasia. No les importa que un enfermo terminal desahuciado esté sufriendo horriblemente sin posibilidad de aliviar su dolor y sin esperanza ninguna de recobrar la salud, muchas veces sin posibilidad de comunicarse con el mundo exterior, en muchas ocasiones mantenido artificialmente con vida. No, hay que obligarle a que sufra hasta el fin.
Tampoco les importa que el aborto sea una realidad, tanto si es legal como no, y que prohibir el aborto sólo traería consigo que la gente rica abortara sin el menor problema cogiendo un avión (empezando por las hijas y esposas de muchos de los que públicamente se oponen al aborto) mientras que los pobres recurrirían a prácticas ilegales y por tanto peligrosas.
Bien, pero dejemos eso. Supongamos que la vida es algo tan sagrado que hay que defenderlo como sea. Estos grandes defensores de la vida deberían estar, por tanto, en contra de la pena de muerte. Supongo que todos lo están, ¿no es así? Bueno, supongamos que todos lo están. Supongo, támbién, que estarán a favor del derecho a la vida de los animales, y que están todos en contra de la crueldad y la tortura contra los animales (es decir, las corridas de toros), así como en contra de los mataderos. No, no, me dicen que estoy equivocado: que no están a favor de la vida en general, sino más bien a favor de la vida humana. Sólo de la humana. Bien, perdón, error mío. A los animales, que los zurzan.
Los que están tan fervientemente a favor de la vida estáran también de acuerdo en que se utilicen preservativos a fin de prevenir el contagio del SIDA. Pero el hecho es que no es así. La postura clásica de Roma es que no se deben usar preservativos, aunque practicar el sexo sin protección pueda conllevar el peligro del contagio.
Los que están a favor de la vida estarán a favor de la vida en todas sus manifestaciones y celebrarán alegremente la sexualidad en todas sus formas, expresión elemental de la vida. Pero el hecho es que tampoco es así. Los mismos que celebran tanto la vida consideran que el cuerpo es «sucio», que la carne está corrupta y es nuestra «enemiga», que la homosexualidad es algo degenerado y pecaminoso, que el sexo sólo es aceptable si tiene como finalidad la procreación porque es algo intrínsecamente vil y degradante.
Curiosa defensa de la vida. El verdadero eslogan debería ser: A favor de la vida (aunque sea pecado).
Los que están a favor de la vida estarán también en contra de infligir dolor físico a otra persona, sean cuales sean las circunstancias, y decididamente en contra de la tortura, los malos tratos o los abusos sean del tipo que sean. ¿Lo están de verdad? Yo creo que no. Veo continuamente que los defensores de la «vida» disculpan todo tipo de abusos según quien los realice. Disculpan y ocultan.
El verdadero problema es que yo no creo que los que defienden «la vida» así en general se hayan puesto a plantearse qué es exactamente lo que defienden ni por qué. Y que es muy fácil defender una idea abstracta y absoluta en un mundo donde todo es concreto y relativo. Todo, hasta la vida.