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Mientras tantoA Irene Montero, de buen rollo

A Irene Montero, de buen rollo


 

Lo primero, felicitaros (y a ti en primer lugar) por la noticia de vuestras dos criaturas. Muy buena solución (criaturas) para el dilema que imagino habréis tenido: ¿qué decimos? ¿dos niños?, ¿dos niñas!?, ¿dos bebés? ¿dos cigotos? (un amigo mío lo contó así mientras blandía la primera ecografía). Es posible que dentro de ti esté creciendo al menos una niña, y también lo es que haya al menos un niño. Si lo hubieras anunciado diciendo “dentro de mí crecen dos niños”, todo el mundo lo hubiera entendido, pero si por visibilizar hubieras dicho “dentro de mí crecen dos niñas”, nadie hubiera dudado del sexo de los nasciturus. Recuerda que el UnidAs Podemos de las últimas elecciones pasó a ser, sin pena ni gloria, Unidos Podemos, gracias a la Lógica  (una parte de la Filosofía) intuitiva de los hablantes ¡y los votantes!

 

En el castellano encontraste la estupenda palabra criatura, que engloba, como todos los femenino genéricos, a los dos géneros. Lo mismo pasa con la palabra ambidextra portavoz, que procede del latín y viene significando quien (el que o la que) porta la voz (la voz, término femenino para más inri, en plural hace voces, no vozas). Si tienes dos varones, serán vuestras criaturas, y no vuestros criaturos. Espero que sean buenas personas, no personos, genial si resultan ser grandes estrategas, y no estrategos, y miel sobre hojuelas si además son magníficos atletas…Todo esto vale también si tienes un solo chico. Y claro, si tienes una o dos niñas, podrán ser todo eso sin ninguna clase de limitación.

 

El masculino genérico, que una franja de la población –en la que estáis vosotros- pretende erradicar (qué horrible concepto) porque invisibiliza las mujeres es, aparte de un resultado de la evolución de la lengua castellana, bastante útil. Te pongo unos pocos ejemplos, aunque últimamente los colecciono. En mi familia somos (éramos) siete hermanos, cinco chicas y dos chicos. A la cola, con bastante diferencia, un chico y una chica (yo). Alguien me comentó un rasgo de mi carácter, y yo le contesté: “Los pequeños de las familias numerosas somos así”. Te pregunto: ¿Qué otra solución cabe? ¿”las pequeñas”? Imposible, porque yo hablaba de mí y de mi hermano, también del bloque “pequeño”, y precisamente por ser “los pequeños” de la casa.

 

Leo una reseña de un libro en un suplemente cultural, y el autor de la reseña escribe:  “Qué raro encontrarse con un traductor que posee verdadera sensibilidad para las palabras”. Se trata del  libro Una temporada en Tinker Creek, de Anne Dillard . El “traductor” es Teresa Lanero Ladrón de Guevara.  ¿Debería haber escrito “qué raro encontrarse con una traductora…”? ¡Menuda pifia!

 

Otro ejemplo. Se trata de un artículo sobre la astrofísica Mª Teresa Ruiz: «Ruiz, como todo astrofísico, sabe que el futuro de la humanidad no puede estar en la Tierra». ¿Cabe mejor solución lingüística que decirlo así? Porque si decimos «como toda astrofísica» reducimos el significado a las mujeres, y no es ése el sentido de la frase.

 

Finalmente: ¿Cómo denunciarías tú en la tribuna del Congreso de los Diputados el hecho de que «sólo el 39 por ciento de los investigadores sean mujeres? ¡De verdad que me gustaría saberlo! Porque decir «sólo el 39 por ciento de los investigadores e investigadoras son investigadoras (o son mujeres) sería como hacerle la competencia a Groucho Marx.

 

Aunque tengo esperanzas; si vuelvo a tus palabras cuando anuncias ese feliz embarazo, ya encuentro la respuesta, porque allí dices: «Somos inmensamente felices y afortunados de poder compartir este camino con sus abuelos y abuelas y con todos los amigos que serán para ellos la mejor familia».

 

…cuando podrías haber dicho: «Somos inmensamente felices y afortunadas [Pablo a tomar viento] de poder compartir este camino con sus abuelos y abuelas y con todos los amigos y todas las amigas que serán para ellos y para ellas la mejor familia». Un tipo de construcción farragosa, cansina, oscura y artificiosa, que va ganando adeptos y cuyo máximo exponente, que yo conozca, es la Constitucción de Venezuela, que me he molestado en leer de cabo a rabo con  bastante esfuerzo. Aparte de las películas de los Hermanos Marx, claro. 

 
 
  

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