Sábado, 9.30 h. S está de pie en la cuna, hace ruidos y mira a la cama de sus padres. L y D se despiertan. M hace su aparición y se despereza. Desayunan huevos con jamón, zumo y café. Un buen desayuno es crucial para la larga jornada de este día: van a cazar rebajas. Sin esperar la digestión, D asea y viste a M, mientras L se ocupa de S, y de preparar la pañalera con todo lo necesario para ambos niños. Como si se tratara de una excursión a la sierra, carga con:
Agua
Galletas
Yogur
Toallitas higiénicas
Cuando M está preparada, su padre le dice que elija algunos juguetes, le sugiere que sean cosas pequeñas que quepan en su bolsito. M hace su selección, pero también incluye un libro y un cuaderno de pegatinas. Los pone dentro de la cesta del carrito de S, al que anexan el escalón con ruedas, para que M vaya de pie allí cuando se canse de caminar. Desde ahí, M observará cuanto acontece. Lo mejor para los padres es que la tendrán controlada, sin que se pierda por los vericuetos de ropa colgada de las tiendas, donde, además, la multitud impide el constante contacto visual.
La familia coge la línea amarilla del metro, la mejor para entrar y salir con el carrito de bebé. Llegan a Callao. Empiezan por su tienda favorita: Benetton. Mientras L mira ropa D se queda con los niños en el segundo piso, más amplio y con más espejos. L selecciona las prendas que va a probarse y le pide a M que la acompañe. Una vez dentro del probador se va poniendo la ropa y le pregunta a la niña qué tal le quedan. M responde va respondiendo “fenomenal” o “eso no te queda bien”. Madre e hija salen del probador tras la sesión de modelaje. L releva a D. Afortunadamente S duerme plácido. Cuando regresa D, bajan al sótano, donde está la ropa de niños. Eligen varias prendas para M, que se lo pasa muy bien en el probador con su madre, esta vez el juego es a la inversa.
Salen de Benetton y entran en H&M. L quiere buscar unas medias para M y algunos bodys para S. M comienza a dar indicios de cansancio. Le dice a su madre que se quiere ir a la casa. L la convence para que la acompañe a ver los complementos. A M le agrada la idea. L se prueba collares,sombreros y pulseras. M hace lo mismo. Se mira al espejo y ríen. Con esta estrategia, visitan Sfera y Springfield.
A las 13.30 h, buscan un lugar en la Gran Vía para almorzar, amplio para entrar con el coche y donde no se fume. Dos cualidades escasas en los locales de la zona. Las opciones se reducen a la cafetería de El Corte Inglés y al Vips. Van al segundo, para no tener que atravesar otra tienda más. Si esperan unos minutos más, habrá una fila de gente esperando su turno para sentarse. Llegan a tiempo. Incluso pueden elegir una mesa del segundo piso,junto a la ventana. L se acomoda y le da el pecho a S. M se distrae brevemente con el dibujo y los dos lápices de colores que le obsequia el restaurante.
De regreso, prefieren hacer a pie la ruta de Gran Vía y Paseo del Prado. Se detienen en el parque. M corre al tobogán y S se distrae con un músico callejero.