Los ornitorrincos no comen pescado frito
los barrios de las afueras son los que menos leen,
en Ciudad de Panamá y en Kinshasa, la antigua Léopoldville
(los del centro no mejoran mucho las estadísticas)
los políticos son exelentes sacos de punching ball
para que cada uno de nosotros
(sobre todo los que llevamos toda una vida de superioridad moral
sintiéndonos de izquierdas
frente a nuestros padres
y todo lo que se mueve,
pero sin renunciar a casi ninguno
de los placeres del puto capitalismo,
mientras seguimos pensando
que tenemos razón
así perezca el mundo
y la realidad nos desmienta)
para que cada uno de nosotros…
le demos duro, duro, duro
con los nudillos desnudos,
porque si los nuestros
(¿quiénes carajo son los nuestros,
dónde carajo están?)
gobernaran
esto no sería lo que es,
y el mundo
¡ah, el mundo!
sería mucho más justo.
¡Qué ganas me entran algunas veces
de callarme!
¡Qué guapo estaría!
Y de irme con los postes de alta tensión
sobre los páramos nevados
donde el invierno
hace masa con la realidad
y el silencioso olvido,
y la majestuosa paz.
Foto: Corina Arranz