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A mi antojo: abril 2018

 

* Los dibujos son de Andrea Reyes de Prado.

 

Lunes, 2 de abril

 

En el ‘ABC’ del 20 de mayo de 1955, un día después de la muerte de Concha Espina:

 

«El martes último —ya físicamente vencida e inexorablemente cercada por la muerte—, Concha Espina nos mandaba este artículo, con una exquisita tarjeta donde decía: ‘Les agradeceré que lo publiquen cuando buenamente puedan y tengan espacio’. ¡Admirable modestia! El destino hace que este artículo se publique antes del tiempo que le estaba asignado y en un lugar que no entraba en nuestros cálculos. No sin emoción, rendimos aquí nuestro homenaje póstumo a sus gracias y talentos imperecederos”.

 

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Miguel Delibes publicó en 1986, tras la muerte de Orson Welles, una tribuna titulada ‘Yo trabajé a las órdenes de Orson Welles’:

 

«Aquella noche memorable se evidenciaron dos cosas: que un bocadillo de jamón de diez pesetas no eran suficientes para meter en disciplina a un extra español y que Orson Welles, el genio, cuyas películas parecían fluidas y espontáneas, era un director puntilloso, exigente, muy alejado de cualquier improvisación”.

 

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Algunos de mis subrayados de ‘Antigua sabiduría gonzo’ (Sexto Piso), las entrevistas a Hunter S. Thompson.

 

* Ya se sabe: los pájaros vuelan, los peces nadan, yo bebo.

 

* Descubrí que no puedes llevar a la gente demasiado lejos. La reacción es brutal.

 

* Conozco lo suficiente para tener curiosidad.

 

* Una vez que tengo el artículo en la cabeza, el resto es sólo dolor.  

 

* Soy periodista y nunca he conocido, como grupo, ninguna otra tribu a la que preferiría pertenecer o que sea más divertida, a pesar de los diversos rufianes y aduladores que puedes encontrar en la prensa. Estoy orgulloso de formar parte de la tribu.

 

* Tienes un hijo al que le gusta leer por su cuenta, mierda, ya has hecho tu trabajo.

 

* Veo la escritura realmente como música. Y básicamente veo mi obra como música. Por eso me gusta oír que otras personas la leen en voz alta. Me gusta oír lo que están sacando del texto. Me cuenta lo que ves. Me gusta que las mujeres lean. Si me encaja musicalmente, llegará a casi cualquier oído.

 

* Es lo que me enseñó el periodismo… que no hay ninguna historia a menos que la escribas.

 

* Hay que aprender el oficio y aprender a respetarlo antes de ponerte a romper las reglas.

 

* Escribo en una IBM Selectric. No me tomo una pantalla tan en serio como una página. Supongo que es por mi historial de periodista. A menos que sea negro sobre blanco no está escrito.

 

* Nunca dudes en usar la fuerza. Soluciona problemas, influye en la gente. La mayoría de la gente no está acostumbrada a resolver situaciones aplicando la fuerza de manera inmediata y aparentemente aleatoria.

 

* Hacer reír a tus enemigos una vez no es gran cosa. Pero hacerles reír dos, tres veces, en contra de su voluntad, les hace fijarse.

 

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En la selección de entrevistas de 2013 de Gallo Nero:

 

DIEZ COSAS QUE UN PERIODISTA GONZO DEBERÍA TENER EN CUENTA

(por el doctor Hunter S. Thompson)

 

1. Nada es off the record. La actitud es: martillo y tenazas, y que Dios se apiade del que se ponga en tu camino.

 

2. Algunas cosas tienen que ser off the record. Si eres un chismoso indiscreto nadie te va a contar nada.

 

3. La única hora para llamar a un político es bien entrada la noche, muy tarde. Si quieres respuestas, pregúntales cuando estén muy cansados, borrachos o sin fuerzas.

 

4. Mientras no les debas nada, serás peligroso. Recuerda que una vez que seas parte del club, ya te tienen.

 

5. Llevar una insignia de la policía en la cartera ayuda mucho.

 

6. Nunca dudes en utilizar la fuerza. La fuerza resuelve problemas e influye en la gente.

 

7. Ser periodista es un buen trabajo, te permite beber con periodistas y no hay que levantarse por la mañana.

 

8. Nunca des marcha atrás y reescribas mientras estás trabajando. Sigue como si fuera definitivo.

 

9. Si no hay ninguna historia y quieres ir en la puta portada ¡será mejor que te las apañes para conseguir esa historia! Ya sabes: «no hubo disturbios hasta que provocamos uno».

 

10. Hay que sentirse un poco agobiado para empezar a escribir. Se escribe mejor con la presión de un plazo de entrega demencial. La única verdad es que no hay artículo a menos que lo escribas.

 

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Jueves, 5 de abril

 

Antonio Muñoz Molina:

 

«La precisión en el lenguaje me parece un deber ético y estético. En eso soy discípulo de los escritores claros, los maestros de la naturalidad de nuestra lengua, antes de que la sofocaran la Inquisición y el barroco: Juan de Valdés, Cervantes, Santa Teresa, Fray Luis. También de mi otro maestro, fundador de la prosa reflexiva, Montaigne. Y por supuesto de Flaubert con su obsesión por la palabra justa, y de la poesía, y, como te dije antes, del contacto con la lengua inglesa. Por no hablar de la claridad del habla popular campesina que escuché cuando era niño. Me molestan mucho la verbosidad, la imprecisión, el desaliño, por un motivo práctico: hablar mal y escribir mal es pensar confusamente y engañar. Todo el que se expresa con confusión y oscuridad es que tiene algo que ocultar. De ahí las jergas insufribles de las dictaduras, del lenguaje corporativo, de los grupos ideológicos de vocación autoritaria. La pereza expresiva es un pecado muy grave. Esa manía ya estaba en mí antes de entrar en la Academia. En ella, al trabajar en el diccionario, me hice más consciente todavía del valor de claridad y la precisión, y de la dificultad enorme de definir hasta lo más simple”.

 

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Vía Ignacio Echevarría veo esta cita de Mario Levrero:

 

«El alumno que viene por primera vez al taller, por lo general llega con la idea de escribir como se debe escribir. Todo el estilo personal está borrado, eliminado, y lo que recibís del alumno son penosos esfuerzos por meterse en un estilo convencional que él cree que es lo mejor, porque lo recibió de distintas fuentes en las que depositó su confianza… Todo esto hay que destruirlo… Lo único que importa en la literatura es el estilo. Una vez que se alcanzó eso se puede decir lo que quieras. Lo que pongas va a estar ajustado con lo que estás expresando. Puede ser desagradable, o nada edificante, pero ese sos vos, un ser único. El estilo personal es imposible de alcanzar con oficio, no hay oficio que lo pueda conseguir”.

 

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Algunos subrayados de ‘Correo literario’, de Szymborska, un libro delicioso:

 

* El talento literario no es un fenómeno de masas.

 

* Una cosa es corregir los errores de un bailarín que por primera vez saca a la pista a la literatura para bailar un tango apasionado, y otra, muy distinta, encontrarnos con un bailarín que lleva años machacando los pies de su pareja de baile. Mándenos, pues, por favor, algo más de información.

 

* Por alguna razón que se nos escapa, se diría que los tímidos se exigen mucho más a sí mismos, son más constantes y le dan más vueltas a la cabeza.

 

* Con frecuencia se habla de “escritores malogrados”. Existen, por supuesto, montones de lectores fallidos, pero no parece que tengan que pagar por ello.

 

* Todos los enamorados muestran una especie de talentillo temporal, pero, por desgracia, son raras las ocasiones, muy raras, en las que este resiste un patrón sentimental.

 

* Cuando uno tiene cuarenta años, no puede escribir como si tuviera diecisiete.

 

* Solo de lejos todas las personas parecen iguales. Un escritor, sin embargo, tiene que observar de cerca.

 

* El mundo hay que volverlo a describir continuamente porque nunca es el de antes, aunque solo sea porque antes no estábamos nosotros.

 

* Si queremos que nos crean, seamos comedidos.

 

* Los apelativos ‘aceptable’, ‘común’, ‘corriente’ los descalifican automáticamente.

 

* Una comparación sirve para reforzar y precisar una descripción. Si no cumple esa función, se trata de una comparación mala e innecesaria.

 

* El poeta nace con oído. Con algo tenía que hacer, digo yo.

 

* La poesía es, ha sido y será siempre un juego y no existe un juego sin reglas. Es algo que los niños saben perfectamente. ¿Por qué lo olvidan los adultos?

 

* Ese tipo de sensibilidad interior que anuncia más de una complicación en la vida.

 

* Primero, debería preocuparse por saber si tiene algo que decir.

 

* Quiere ser usted poeta, pero no se fija en las cosas.

 

* Se puede escribir así, es cierto, pero no hay que escribir así.

 

* Piense usted en la vida como una extraordinaria aventura que le está sucediendo.

 

* El autor debe ser algo más maduro que sus protagonistas.

 

* De nada sirve un sincero impulso si se expresa con tópicos.

 

* Un artista realmente infeliz es aquel de cuyo paso por la vida no queda nada.

 

* “Mi novio dice que soy demasiado guapa para escribir buena poesía. ¿Qué piensan de los poemas que adjunto?”. Creemos que es usted, efectivamente, una chica muy guapa.

 

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Sábado, 7 de abril

 

Lista de la compra.

 

Anacardos, nueces, revueltos, sazonador fajitas, pan fajitas, más verdejo, picos, pavo, jamón York, zumo 2, té earl gray en bolsas, azúcar, café, aceite, zumo, papel de cocina, cabezal fregona (con la mugre que tiene el de casa dudo que se limpie algo).

 

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Domingo, 8 de abril

 

Domingo en el periódico.

 

—¡Ay, Dios mío! ¡Me ha tocado el sorteo de la Primitiva! ¡Que me ha tocado la primitiva!

—A ver, a ver, a ver.

—No sé cuánto es —dice N. mientras pone su usuario y contraseña en la web. Ahora la Primitiva se consulta con un usuario propio en internet.

—¡Qué nervios, qué nervios!

—Si eres rica vas a ser mi nueva mejor amiga.

—A ver… un euro.

 

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Lunes, 9 de abril

 

Nadal Suau en ‘El Cultural’:

 

«Desde el piso en el que vivía un amigo de la adolescencia se podía ver todo el recorrido de una calle de mi ciudad que conecta el centro con el extrarradio; es una avenida que nace junto a la fachada de un instituto, que cientos de metros después bordea el recinto del hospital psiquiátrico, y que desemboca en la puerta del cementerio municipal. ‘Veo toda la vida de un hombre desde mi terraza’, solía bromear el padre de mi amigo con un sentido del humor glacial».

 

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En ‘El arte de la ficción’, de James Salter:

 

* Cuando lees, no ves ni oyes nada, y, sin embargo, te parece que sí.

 

* Nunca he llegado a tener afinidad ni a sentirme realmente cómodo con personas que no leen o que nunca han leído. Para mí es un requisito esencial. De lo contrario echo en falta algo, amplitud de miras, noción de la historia, una sintonía compartida. Los libros son contraseñas.

 

* Al principio, cuando empiezas como escritor, no sueles tener una voz propia. Suelen afectarte la influencia o la atracción de un escritor consolidado, alguien cuyos libros y aura te deslumbran. Intentas seguir sus pasos. Adoptas su forma de ver las cosas. Poco a poco, sin embargo, el vínculo se debilita y te sientes atraído hacia otros escritores, aunque no tan incesantemente, y tu propia escritura, a fuerza de práctica, cambia, hasta que llega un momento en que cuando escribes eres tú mismo, del todo, sin mediación, y suenas tal como eres.

 

* Según de qué palabra se trate, puede que con aparecer una sola vez en un libro ya baste.

 

* Creo que enseñar a escribir se parece a enseñar a bailar. Si alguien tiene sentido del ritmo, quizá se le pueda enseñar algo.

 

* Todo lo que no está escrito desaparece, salvo por ciertos momentos que perduran, ciertas personas, días concretos.

 

* Me he resignado a la certeza de que lo que escriba me decepcionará.

 

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Lunes, 16 de abril

 

En ‘Por carreteras secundarias’, de Alfonso Armada:

 

«Jaime G. Mora es un rastreador. Tiene las antenas siempre desplegadas y distingue las voces de los ecos, las palabras y las imágenes que con más pericia cuentan el mundo».

 

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Toni Servillo, entrevistado en ‘El Cultural’:

 

«Existe el peligro de que la interpretación se convierta en una mera imitación de la realidad y deje de ser un acto de poesía. Para mí el texto es una partitura poética. Así debe ser entendido. Hoy, sin embargo, hay una tendencia a identificar al actor con capacidades imitativas, vocales o acrobáticas. Jouvet exige abandonar en un momento dado el talento, la personalidad y la técnica y adentrarse en el misterio que supone de entrada todo personaje».

 

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Martes, 17 de abril

 

Vía Oblomov leo los anuncios de contactos de la ‘New York Review of Books’:

 

* Lovely, lively widow, retired academic, involved in the arts, great sense of fun, abundant warmth, recent resident of Pasadena, CA. Seeks succesful gentleman (75-83) to acquaint her wiht the sights of SoCal.

 

* Urbane, cultured, attractive, fit professional woman (60s), DC. Seeks single man with similar attributes, NY/DC. Favorites: ‘Love In The Time of Cholera’, ‘Palm Trees in the Snow’, Villa-Lobos.

 

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Miércoles, 18 de abril

 

«Es que va como de mazo feminista y pone textos filosóficos en Instagram y yo el Instagram lo tengo pa’ reírme de dos pringaos». (Niña de 16 a grito pelado en el vagón del metro)

 

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—Íbamos cuatro de pie leyendo en el metro. Una chica leía R. R. Martín. Y los chicos, un Tennessee Williams y un Acantilado, ‘El ojo del observador’.

—Hay esperanza.

 

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—¿Es tu cumpleaños? ¿Cuántos te quedan? Digo: ¿Cuántos cumples?

 

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—Me sale OK Diario en Facebook, que no lo sigo en Facebook ni nada: «Este será el entrenador del Real Madrid la próxima temporada». Pincho: «Zinedine Zidane seguirá siendo el entrenador…». No he durado ni un segundo.

—Pero ya has pinchado.

 

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Jueves, 19 de abril

 

La librera de ‘Los editores’:

 

—Os he visto ahí interesados en Rosa Chacel y he dicho: «Estos chicos me van a caer bien».

 

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El primer día de clase con él, llegó tarde. Había un eclipse de sol, una noticia, y qué hacíamos nosotros que no estábamos en la calle. El periodismo estaba en la calle. Fue mi segunda clase de mi primer día en la facultad de Periodismo. No volveré a llegar tarde, dijo. Si no llegabas puntual, tenías que esperar a que fueran y diez, cuando volvía a abrir la puerta para que entraran los rezagados. Era un profesor antipático, arrogante y ¡te obligaba a leer! No daba apuntes y en sus exámenes preguntaba sobre los libros que mandaba leer, cinco por cada cuatrimestre: ‘Los miserables’, ‘Germinal’, ‘A sangre fría’, ‘Relato de un náufrago’, ‘Bel Ami’, ‘Ejercicios de estilo’… Si el ejercicio que mandaba hacer era una mierda, lo decía: “No das el nivel, siéntate”. Se negaba a tratar a sus alumnos como si fueran niños. Se cabreaba con frecuencia, si nadie participaba en clase, si no sabíamos qué era el nuevo periodismo (yo no os lo voy a explicar. Lo buscáis y me lo contáis la próxima clase), si no nos afilábamos los ojos cada mañana. La escritura es una consecuencia de la mirada, decía. Contaba batallitas de cuando era periodista, de estaba en Europa Press y habló por teléfono con Tejero en mitad del golpe de Estado. Contaba batallitas de sus viajes, de los reportajes que escribió, de sus entrevistas a escritores. Cuando acabé la carrera leí algunas de sus novelas. En esas páginas lo veía a él detrás del micrófono de clase, y eso me gustaba. Y cuando empecé a escribir sobre libros en ‘ABC’, descubrí que estaba al otro lado. Sabía que no podía elegir mal las palabras, porque él torcería el gesto, como en aquella práctica en la que escribí “caos” en lugar de «desorden». Una vez me reprochó que en un reportaje sobre Capote dijera que el escritor inventó algunos pasajes en ‘A sangre fría’. “El resultado final —me decía— es que ‘A sangre fría’ sigue siendo una obra maestra del siglo XX estadounidense, imbatida por muy pocas, si alguna”. Siempre me interesaban los comentarios que de vez en cuando me hacía. Otro día me dijo: “Ya veo que te estás volviendo una autoridad en no ficción”. El día que se enteró de que mi sección ‘Ajuste de letras’ en ‘ABC Cultural’ desaparecía, me escribió: «Piensa (me has hecho hasta soñar en ello) que en los periódicos todos, o muchos, quieren ‘escribir’, pero pocos están dispuestos a hacer el esfuerzo que requiere, ni a lo mejor tienen el talento. Y que una columna de lecturas es un permanente recordatorio de su ignorancia y de que que no cumplen con uno de los primeros requisitos para escribir. Muy antipático. Y peor, además, si viene de alguien de adentro, un ‘remero’ en galeras como ellos. Por experiencia sé que eso no se perdona». Pedro Sorela es uno de los maestros que más me han marcado. ​Me quedo con su impagable lista de lecturas recomendadas. Descanse en paz.

 

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La visita de hoy de los niños al periódico:

 

—ABC se fundó hace 115 años.

—¡Hala, lo que ha durado!

 

*     *     *

 

Algunos subrayados de las novelas de Sorela que leí:

 

* No hay mujeres imposibles sino hombres torpes. O cobardes. Quizá es lo mismo.

 

* Los mediocres pasan ante lo extraordinario sin darse cuenta.

 

* A ciertas personas hay que irlas destapando poco a poco, como los viajes, los libros, y son las que importan.

 

* Era difícil que mis alumnos, de quinto de carrera, sufrieran ya mucho, por desviaciones perniciosas de la realidad o cualquier otra cosa que les pudiésemos hacer. Eran veteranos de la universidad, más que del conocimiento, y estaban curtidos como cajeras de un supermercado.

 

* La sorpresa será descubrir cuando la jubilen que el periódico no se cae. Ni se detiene. Que ni un solo lector detecta su ausencia.

 

* Los lúcidos lo son porque aún distinguen sus mentiras, que ven como árboles sin hojas en un campo nevado. Pero los periodistas de ojos viejos, casi siempre jóvenes, terminan por creer que los tópicos no son sólo la realidad sino la única posible, como chalets en serie fabricados por un arquitecto corrupto. “Ya está todo inventado”, dicen con la ingenuidad de la juventud. Su fatigada miopía es sobre todo de imaginación.

 

* Y así descubrió en efecto Sofía que a su novia no sólo le faltaba la forma de la diadema, el tipo de escote, el anhelo de sus ojos, la pulcritud de las cejas o el dibujo de la sonrisa, en el que se puede leer el futuro. ¿Y que es una novia sin sus ojos y sin su sonrisa?

 

* Uno de los enigmas del periodismo es que los periódicos salgan cada día sin rastro de tanta sangre y traición: sólo reflejan las guerras de afuera y, en contra de lo que se cree, tampoco demasiado.

 

* Escribir columnas durante años termina por conformar una mente ocurrente, perspicaz, superficial, oportunista, rápida y resultona.

 

* Lo de los periodistas contagiados por las fuentes es algo tan viejo como la tos: esos cronistas de tribunales que escriben peor que los abogados, o los de Economía que, a base de fumar puros con los banqueros, terminan por peinarse con gomina y meterse los pulgares en el chaleco.

 

Viernes, 20 de abril

 

Sostres escribe en su blog: «No creo que en ABC tratemos mal a nadie, pero ABC es ABC, y no se puede llegar a una casa como ésta y pretender que se adapte a ti en lugar de adaptarte tú a ella».

 

Sábado, 21 de abril

 

Sábado en el periódico:

 

—Jaime… Jaime…

—Espérate, que estoy pensando.

 

Domingo, 22 de abril

 

Entrevista a Rafael Reig en ‘ABC Cultural’:

 

«Como decía Manuel Machado, ya no bebo lo que han dicho que bebía. Pero procuro mantenerme en forma, es decir, me arriesgo a no tener razón. Creo que abrir la boca para decir algo que lo que no se puede estar en desacuerdo es de majaderos y además un gesto totalitario, porque anula al interlocutor, que sólo puede asentir».

 

*     *     *

 

Entrevista en ‘El País’ a Adam Alter:

 

«Estar enganchado a la heroína no está socialmente aceptado; estarlo a la tecnología, sí. La gente espera que respondas a los mensajes inmediatamente, desde el ascensor, o mientras cenas. Las consecuencias de esto van a tener mayor alcance».

 

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Triunfan los libros cortos, los que se leen en una tarde.

 

En la conversación entre cinco editores que publica hoy ‘La Vanguardia’:

 

Claudio López de Lamadrid (Literatura Random House): «Creo que leemos más que nunca, pero a trozos. […] Como editores debemos adaptarnos. Pongo tres ejemplos: el libro de Jordi Amat, el de Eduardo Mendoza y los de Chimamanda [Ngozi Adichie]. Son libros de 5 euros que la gente lee rápido. Leemos en el móvil, estamos cambiando. ¡De Chimamanda vendo mil a la semana!».

 

Silvia Sesé (Anagrama): «Nosotros hemos tenido el de Jordi Amat, que lleva ya cuatro ­ediciones en catalán y otras cuatro en castellano, y sigue vendiéndose, por su nivel de información y por su calidad literaria».

 

*     *     *

 

 

Lunes, 23 de abril

 

A.J. Liebling: «Ahora sé por qué llegan a las librería muchos de los libros. El optimismo es el gran pecado de todos los amantes de las artes».

 

*     *     *

 

Alberto Olmos: «Esta que iniciamos es una semana trágica, amigos. El lunes, Día del Libro; el martes, Día de la Meningitis; el miércoles, Día de la Fibrosis Quística; el jueves, Día del Paludismo, y el viernes, Día del Ruido».

 

*     *     *

 

—Feliz San Jordi.

—Te falta la t. Tal día como hoy murió Josep Pla.

—Josep Plat.

 

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Martes, 24 de abril

 

—Te veo muy concentrado, Jaime.

—Jaime siempre está concentrado.

—Claro, aquí estoy trabajando. Tengo un compromiso con la información.

 

*     *     *

 

Miércoles, 25 de abril

 

«Tardo 27 minutos. 26. Metro perdido in your face. Esto no entraba en los planes. Y no viene. La señora que está a mi lado ha dicho ‘joder’ dos veces. Dos metros en el sentido contrario. Drama. Tercer ‘joder’. Ahora gritando. Joder lo que tarda. Madre mía. Hay que ver lo que tarda. El andén se llena de gente. Una china con trenzas lleva una máscara a lo Michael Jackson. No puede tardar ahí cuatro minutos y aquí veinte le dice la señora a otra que tiene a su izquierda. Llega el metro. Metro lleno. Voy a tardar más de 27 minutos. Esto es España. Empezará tarde».

 

*     *     *

 

Jueves, 26 de abril

 

Agustín de Foxá en ‘Madrid de corte a checa’:

 

«Se habían incautado los comités de toda la prensa de derechas y había salido el primer número de ‘ABC’ rojo, con un ‘viva’ a la República escrito con grandes caracteres. En la imprenta de ‘El Debate’ tiraban ‘Mundo Obrero’.

 

Pero a pesar del cambio de empresa existía la superstición del nombre, y la gente de derechas seguían comprando los periódicos anarquistas, pues le parecía sospechoso acercarse a un quiosco y pedir ‘ABC’. En aquellas páginas habían publicado las famosas fotografías del convento del Carmen, con los milicianos de la FAI revestidos de capas pluviales, con los bonetes de medio lado y las calaveras de las monjas en las manos».

 

*     *     *

 

César Aira habla despacio, piensa cada palabra antes de pronunciarla. Por eso hay que respetar sus silencios. Ayer en la Fundación Telefónica Javier Rodríguez Marcos lo entendió, y cuando parecía que Aira terminaba de responder, porque se quedaba en silencio, llegaba lo más interesante de sus respuestas. Habla despacio y en voz baja, dudando: «… No sé, no sé, hay tanto que no sé… Una cosa que pasa es que cuanto más importantes son los escritores, más fáciles son las preguntas».

 

En un momento de la charla, Rodríguez Marcos le dijo a Aira que en ‘Prins’, la novela que presentaba, un personaje dice que está deseando terminar de escribir para empezar a escribir bien: «… Es una de esas frases que suenan bien y que no significan nada… A veces uno se conforma con escribir algo que suene bien, y que sean otros quienes lo interpreten… Quizás… No, esta frase no quiere decir nada».

 

Dijo dos cosas más que anoté:

 

– «Un consejo que daría a los escritores es que no intenten escribir algo bueno. Libros buenos hay muchos. Es mejor hacer algo nuevo. Es muy difícil escribir una buena novela. Puede llevar años. El camino transversal es la vanguardia».

 

– «Hay una diferencia entre los que escriben a lo que salga, para luego darse el placer de corregirse, y los que escribimos como si fuéramos a morir esa noche».

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