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Mientras tantoA mi antojo: enero 2018

A mi antojo: enero 2018


 

Lunes, 1 de enero

 

El primer libro que se ha colado en mi cama con el comienzo del año ha sido el ‘Diccionario Pla de literatura’, una edición a cargo de Valentí Puig. Setecientas páginas en las que Pla comenta la obra de otros escritores, así como otros asuntos culturales. La definición que hace del ‘New Yorker’ es fantástica: «Las personas curiosas, a quienes generalmente asociamos con algún tipo de esnobismo, suelen considerar que la revista ‘New Yorker’, de Nueva York, es la mejor revista de nuestro tiempo».

 

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Martes, 2 de enero

 

Tengo por costumbre matar a todos mis ídolos cada 31 de diciembre, y luego voy renovando la fascinación por ellos, si se lo merecen, poco a poco. Para volver a admirar a Pla me he venido a Palafrugell, a hacer la ruta de los lugares desde donde el autor escribía, alejado de los urbanitas. En el primer día de la escapada hemos comido en el centro fraternal, mientras los abuelos echaban la partida, y luego hemos curioseado en la librería que donó a la fundación Pla. En el coche hemos leído algunos apuntes de Pla en su diccionario de literatura: “El periodismo es una posición que permite observar uno de los fenómenos más extraordinarios de la vida humana: el fenómeno de la corrupción de casi todo y sobre todo del periodismo”.

 

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Miércoles, 3 de enero

 

En la fundación Pla nos contaron que el mas Pla estaba indicado por motivos obvios como uno de los puntos de la ruta dedicada al escritor, pero que no podríamos visitarla. En la casa donde el escritor vivió —y se recluyó— las cuatro últimas décadas de su vida viven ahora familiares, y se no se permite la entrada a visitantes. La ruta Pla tiene marcados diez puntos, y es una buena manera de recorrer la Costa Brava. En esas etapas están la casa natal del autor, donde diez años antes de su muerte levantó su fundación, otra casa de la familia que es ahora un restaurante, el bar en el que hacía la tertulia, varias playas que acostumbraba a visitar, el faro de Sant Sebastià, el cementerio donde lo enterraron y el mas Pla. Las indicaciones para llegar a estos dos últimos puntos de la ruta son inexistentes, y después de dar una vuelta por Llofriú, un pueblito enano pero con unas casas encantadoras, hemos sabido llegar al cementerio. Lo de la masía ha sido más complicado. Para llegar a ella es necesario tomar un desvío en medio de una carretera y no hacer caso al cartel que avisa que es una propiedad privada, y que no está permitido el paso. Allí hemos dejado el coche, mientras intentábamos cotejar con las fotos colgadas en internet si lo que se veía al otro lado de la verja era en efecto el mas Pla. No es, ¿no ves que no es igual? Pero tiene que ser esto, no puede ser otra cosa. Me he subido a unos altos, por si veía más. He buscado la placa con la que se indica cada punto de la ruta. Nada. He mirado los nombres del timbre. Y cuando nos rendíamos ha aparecido al otro lado de la finca un hombre, rodeado de dos perros. Le he hecho una señal con la mano, ha abierto la puerta de la entrada y se ha acercado a nosotros. Nos ha confirmado que en efecto esa mole era el mas Pla. Ahora solo vive un sobrino, y la casa suele estar vacía entre semana. Solo van allí los fines de semana. Pla, como decía, la ocupó unos cuarenta años, hasta su muerte. Allí leía y leía y escribía, al lado de la chimenea y en su cama porque hacía un frío atroz, con temperaturas de varios grados bajo cero. Allí recibía también todo tipo de visitas, entre ellas las de su amigo Salvador Dalí o Don Juan Carlos y Doña Sofía, por entonces príncipes. ¿Queréis entrar?, nos ha ofrecido el hombre. Meted el coche y os dais una vuelta, aunque ya esté oscuro. Un árbol de Navidad iluminaba la entrada principal de la casa, por donde sacaron los restos mortales del escritor. “Mira, esta es la esquina de la famosa foto de Pla”. La sensación de haber estado ahí, con ese grado de exclusividad, es una cosa indescriptible, que diría Pla. Y eso que hoy hemos comido en el hotel Trías, en Palamós, donde Truman Capote escribió ‘A sangre fría’. Y eso que hemos subido hasta su habitación. El mas Pla es algo así como el Vaticano de los defensores de la frase inteligible.

 

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Lunes, 8 de enero

 

En la entrevista a Richard Ford en ‘ABC Cultural’:

 

«Sí, habría sido muy decepcionante como padre. Soy egoísta, incongruente, descuidado, despistado… Y como nunca he disfrutado realmente de la presencia de niños, estoy seguro de que mis hijos habrían tenido que tratar de vivir conmigo más que disfrutar de mi paternidad. Es bueno que Kristina y yo no hayamos tenido hijos. Ella siente lo mismo que yo».

 

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Hoy se ha anunciado el cierre de la revista ‘Interviú’. Me ha gustado lo que ha escrito Carlos Torres en su perfil de Facebook: «Interviú fue ese lugar donde Vázquez Montalbán se iba a entrevistar al Subcomandante Marcos, el escaparate en el que Umbral ponía a secar su ropa y dónde lo mismo se destapaba la corrupción que se entrevistaba Cortázar sin necesidad de vanagloriarse de sortear las presiones de las empresas y estamentos gubernamentales, porque allí se inculca que eso va en el sueldo». Esa es buena, que se lo tatúen los renovadores del periodismo: «Sin necesidad de vanagloriarse de sortear las presiones de las empresas y estamentos gubernamentales, porque allí se inculca que eso va en el sueldo».

 

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Miércoles, 10 de enero

 

—Curioso personaje, Carrère. Cada vez tiene más prestigio, me da la impresión.

—Sí, la clave es Estados Unidos.  Cuando publicas en FSG y te entrevista la ‘Paris Review’ ya tienes en sello de clásico contemporáneo.

—La entrevista en la ‘Paris Review’ es como tu legado, lo que queda de ti para el resto de los tiempos.

—Es un micro-Nobel.

 

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Jueves, 11 de enero 

 

* Un juicio nunca se sabe cómo puede terminar, por mucho que uno sea inocente y crea tenerlo todo a su favor. La verdad no cuenta, porque se trata de que decida sobre ella, de que la establezca alguien que nunca sabe cuál es: me refiero a un juez.

 

* La indignación me ayudaba a conservar la compostura, suele ocurrir.

 

* Ya no sé enorgullecerme de casi nada, como hice en otro tiempo: la juventud ayuda, es autocomplaciente.

 

* Piensa que eso te ha proporcionado una vida fuera de lo común, un destino singular, habrá quienes sepan leerlo en tu rostro. En los de la mayoría de la gente no hay nada que leer, no se ve nada.

 

* Tenemos muchas pretensiones: pretendemos desentrañar a la gente, sobre todo a quien dormita y respira junto a nuestra almohada.

 

‘Berta Isla’. Javier Marías.

 

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Antes de ponerme a escribir sobre Pla he vuelto a escuchar el arranque del Documentos RNE dedicado a él. No se puede contar mejor en menos palabras lo que fue el escritor:

 

“Sus obras completas ocupan 30.000 páginas. Cuarenta y cuatro tomos que hacen de él el autor más prolífico en lengua catalana, después de Ramón Llull. Aunque también escribió en castellano, se le considera el renovador de la prosa catalana del siglo XX. Sin embargo, los nacionalistas lo repudiaron por haber sido espía de Franco durante la Guerra Civil y coquetear con el régimen en la inmediata posguerra. Con fama de tacaño, misántropo y misógino, presumía de payés o campesino catalán, cuando en realidad era un burgués como los que retrata en sus libros, al que los muchos viajes le convirtieron en uno de los escritores más cosmopolitas de su generación. Creó un personaje de sí mismo que aún sobrevive a Josep Pla i Casadevall, que falleció en la más completa soledad el día del libro de 1981 en su Masía de Llofríu”.

 

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Viernes, 12 de enero

 

«¿Hay placer mayor que recibir una carta de alguien a quien se ama?», escribe Anna Caballé en ‘Babelia’, que cita una carta de Cela a su novia en 1941: «Me gustaría recibir aún más cartas tuyas. Me gustaría que me inundases de palabras, que me dijeses lo que ya sé pero que tanto me gusta oírte. Así, por carta, resulta menos ruborosa la confesión”.

 

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Domingo, 14 de enero

 

Interesantísimo lo que publica hoy en ‘El Español’ Lorena G. Maldonado. Umbral ya no interesa. Sus libros no se venden y Planeta, la editorial que tiene sus derechos, ni siquiera lo ha homenajeado en el décimo aniversario de su muerte.

 

«Efectivamente: los últimos libros de Umbral publicados con Planeta han sido con el sello Austral, ahí ‘Diario de un noctámbulo’ (2016) y ‘Obra poética’, 1981-2001 (2015). Ya no resultan rentables en el mercado. Ante el fracaso del producto editorial -sumado a la burbuja de exceso de publicación de la que adolece toda la industria-, el protocolo es la incineración de los libros. Imagínense qué imagen tan grotesca y lírica: una nave con todos los tomos no vendidos de Umbral ardiendo. Esta es la postal de la muerte editorial, que en este caso coincide con los 10 años sin el autor y periodista».

 

Si esos libros no han acabado reducidos a ceniza ha sido porque la Fundación Umbral los ha rescatado y los regalan en los actos que celebran. Ese es el destino de la prosa umbralita: la irrelevancia. No lo saben los umbralitos que hoy se llevan la poca pasta que queda en los medios de comunicación. No saben que sus columnas no valen ni para acompañar el primer café del día.

 

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El hijo de John Cheever:

 

«Mi padre era un hombre de contradicciones enormes y fundamentales. Era un adúltero que escribía con elocuencia a favor de la monogamia. Un bisexual que detestaba cualquier indicio de ambigüedad sexual (…) El engaño constituía una parte esencial de su carácter. Además, sus impulsos homosexuales nunca eclipsaron los heterosexuales. Cerca ya de los 70, cuando estaba escribiendo perversas y obscenas cartas de amor a más de un jovencito, seguía levantándose a las siete de la mañana para prepararle una bandeja a mi madre. En ella colocaba una magdalena inglesa, un huevo, un zumo de naranja recién exprimido y un jarrón con una rosa. Se lo llevaba a la cama, y luego intentaba acostarse con ella”.

 

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En la entrevista de la ‘Paris Review’ a Perelman.

 

INTERVIEWER

 

Do you ever revisit Hollywood?

 

PERELMAN

 

Every few years, and never out of choice. The place has become pretty tawdry by now; there was a time, back in the early ‘30s, when all the stucco and the Georgian shop fronts were fresh, and, while the architecture was hair-raising, there was enough greenery to soften it. But they’ve let the place go down nowadays. Hollywood proper is cracked and crazed, the gilt’s peeling, and the whole thing has a depressing bargain-basement air. Beverly Hills, except for a few streets, is a nightmare; the entrance to it, which used to be a field of poinsettias, now sports a bank that must be the single most horrendous structure in the world. Of course, I except the Guggenheim Museum on Fifth Avenue.

 

INTERVIEWER

 

In short, then, you experience almost no feelings of nostalgia when you return to southern California?

 

PERELMAN

 

Sir, you are a master of understatement.

 

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Martes, 16 de enero

 

—Madre mía, Jaime, madre mía.

—¿Qué pasa?

—¿Qué vas, leyendo mientras andas?

—¿No va la gente mirando el móvil por la calle?

 

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El exprimidor y la picadora, según Arcadi Espada:

 

«Anson me invita a comer. Quiere que le hable de Cataluña. Tras dos pases de aliño logro que empiece a hablar él y no de ese asunto mísero, sino de los viejos tiempos y la gran política. Empieza con el Rey Juan Carlos, Torcuato, Areilza, Suárez y Girón. Va pasando a cada uno por el exprimidor, que es la máquina que debe utilizar un periodista. El exprimidor y no la picadora”.

 

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Saberes de un tertuliano (lista actualizada):

 

Límites del humor.

Jim Carrey.

Plácido Domingo.

Derecho. 

Bescansa.

Francis Underwood.

Cine italiano.

Lotería.

El síndrome de la cárcel.

Bestiario electoral.

Diccionario indepe-español.

Amor vs. sexo.

Pilar Rahola.

Barcelona o muerte.

Victoria o pucherazo.

Latrocinio.

Villancicos.

La felicidad.

Ciclones.

Fuego y furia de Michael Wolff.

Predicciones amonianas.

Carmen.

Gimnasio.

Ciudades.

Teatro de vanguardia.

Walter Benjamin.

 

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Miércoles, 17 de enero

 

A: Qué tal, Jaime. ¿Aguantaste la vacuna de la fiebre amarilla como un campeón?

J: Ya lo veremos el finde, que tarda unos días en hacer efecto.

Al: No es nada, Jaime. A mí no me dio nada.

M: ¿La fiebre amarilla? Yo acabé en urgencias, no te digo más.

Ju: A mí lo que me mató fue la combinación de la vacuna y la pastilla de la malaria.

 

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Jueves, 18 de enero

 

«No habrá más películas de Woody Allen —escribe Julio Valdeón en ‘La Razón’—. Al menos no en Estados Unidos. Lo contrario, esto es, que un inversor apueste por el hombre acusado de pederastia fuera de los tribunales (dentro ni siquiera se presentaron cargos, tras resultar exonerado por dos investigaciones paralelas independientes) y que un actor tenga el cuajo de aceptarle un papel comienza a parecer casi imposible. Habría que sustraerse al clima siniestro y vengativo de un Hollywood dispuesto a enterrar al director de ‘Hannah y sus hermanas’, ‘Otra mujer’, ‘Delitos y faltas’, ‘Misterioso asesinato en Manhattan’, ‘Broadway Danny Rose’, ‘Zelig’ y etc. Su única posibilidad real pasa por transformar en permanentes sus viajes al extranjero para rodar y, de paso, porque el público europeo, pues el estadounidense parece descartado, acepte seguir consumiendo su cine».

 

En pleno movimiento #MeToo, numerosos actores han renegado del director por los supuestos abusos de Woody Allen en los años 90 a la hija de su expareja. Unos han decidido devolver el dinero que cobraron por trabajar para él y otros se han lamentado de haber cometido del error de su vida. El caso nunca llegó a prosperar en los tribunales, pero #MeToo se ha erigido en el nuevo Tribunal Supremo.

 

Sigo leyendo a Julio Valdeón: «Como explica el periodista Robert Weide, uno de los tipos que ha estudiado y escrito sobre el caso con más ahínco y perspicacia, ‘la investigación de seis meses realizada por la Clínica de Abuso Sexual Infantil del Hospital de Yale / New Haven, ordenada por la Policía del Estado de Connecticut, concluyó, de manera decisiva y sin ambigüedades, que Dylan no sufrió abusos por parte del Sr. Allen (…) Tenemos dos hipótesis: una, que las declaraciones de [Dylan] [fueron] hechas por un niño emocionalmente perturbado y acabaron por asentarse en su mente. La otra, que fue entrenada o influenciada por su madre. No llegamos a una conclusión firme. Creemos que es [probable] una combinación de estas dos formulaciones'».

 

«Probablemente nunca se sepa si aquello, la ‘verdad’ enarbolada por Dylan y desmentida por Allen, ya prescrita e investigada sin cargos en su día, sucedió o no —concluye Valdeón en su artítulco—. Pero una cosa está clara: Hollywood ha dictado sentencia. Y todo apunta a que será irrevocable».

 

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* Adentrarse en el pasado es un asunto delicado, ya que el pasado se afana pero siempre fracasa a medias en hacernos quienes somos.

 

* Puedo asimismo entender con facilidad que mi padre, nada más ver a mi madre, la deseara y se enamorara de ella al instante. Lo que mi madre y mi padre pensaron el uno del otro fue: “He aquí alguien que merece la pena”.

 

* El misterio que garantiza que, aun cuando tomemos escrupulosa nota de todo, suceden muchas cosas que no entendemos.

 

* Los seres humanos abarcan mucho más de lo que cualquiera pueda referir de ellos.

 

‘Entre ellos’. Richard Ford.

 

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En la crítica de Cheryld Strayed al libro de Richard Ford:

 

«Hay una vulnerabilidad que no había visto hasta ahora en la obra de Ford, una tierna rendición a la búsqueda. Lo que hace el libro tan conmovedor es, en parte, el magnífico compromiso del autor con lo incognoscible por lo que, paradójicamente, somos recordados. Al fin y al cabo, solo en la ficción el autor posee el lujo de la omnisciencia; de ser el dios del quién, cómo, cuándo, dónde, qué y por qué».

 

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Viernes, 19 de enero

 

* El cinismo constituye una divisa y al mismo tiempo una obligación profesional. Los periodistas no empiezan así. La mayoría de los que conozco fueron en su momento jóvenes idealistas con el deseo de hacer justicia en un mundo injusto.

 

* El parto solo terminó cuando el médico me dio lo que todos los periodistas deben tener: un plazo de entrega.

 

‘Te encontraré’. Joanna Connors.

 

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Sábado, 20 de enero

 

—Vámonos a tomar una copa a un bar estupendo, cerca de aquí. Antes de que llegue la noche. Te digo de los madrileños lo que Dorothy Parker decía de los neoyorquinos: «Tal como solo los madrileños saben, si uno logra pasar el crepúsculo podrá sobrevivir toda la noche».

 

Josefina Aldecoa en ‘Madrid, otoño, sábado’.

 

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—“Es el Foster Wallace español”, iba diciendo ese tío.

—Esas cosas solo las oyes en Malasaña, ¿no? En Coslada ya te digo yo que eso no te lo encuentras.

—¿Y quién coño es el Foster Wallace español?

 

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Domingo, 21 de enero

 

Natalia Lozano es una «influencer» de Instagram. Una modelo «curvy», según leo en ‘El Mundo’, a la que Instagram le ha cerrado su cuenta, con más de 150.000 seguidores, porque una legión de «haters» la ha denunciado por subir fotos con poca ropa. (Influencer, curvy, haters, así se escribe en los periódicos). Fotos en las que enseña sus 110 centímetros de pecho y 112 de cadera baja, sus 90 kilos y su talla 44. No es una modelo 90-60-90. «Actualmente vivo de Instagram —dice—. Gracias a esta red social hago colaboraciones con marcas [de moda, maquillaje y depilación de gama media o ‘low cost’] Cada post son 200 euros. Al mes puedo llegar a ganar 2.000 euros. Vivo de Instagram, sin él no tengo trabajo».

 

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Martes, 23 de enero

 

Gaziel (diciembre de 1925):

 

«Uno de los más reblandecedores y rousseaunianos tópicos de nuestros tiempos, o quizás de los inmediatamente anteriores a los que estamos ahora viviendo, es eso de que la libertad sea natural e innata en el hombre, de que éste nazca libre y luego vaya siendo paulatinamente esclavizado por la sociedad. Eso sería exacto a condición de volverlo todo al revés. El hombre nace naturalmente esclavo. Lo es de sus instintos, de su debilidad, del desarrollo de su inteligencia en principio rudimentaria, de los prejuicios que se le inculcan, del ambiente en que vive, de las necesidades de toda clase, de sí mismo y de cuanto le rodea. Y sólo mediante un esfuerzo muy grande y una tensión continua, el hombre puede lograr libertarse de esas trabas que impiden su espontánea eclosión. Algunas de ellas no se rompen nunca, por intensa que sea la energía individual y por mucho que dure la vida. De modo que, lejos de constituir un cómodo patrimonio, un opimo usufructo al cual nos da derecho el mero accidente de nacer, la libertad es un rudo y supremo ideal que es necesario perseguir sin descanso, con fatigas heroicas, hasta la misma hora de la muerte. La libertad no se tiene, ni se goza, ni se pide: se gana. Y sólo logra conservarla aquel que la defiende».

 

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V: Me estoy aficionando a la música indie.

J: Hombre, bienvenido.

E: Yo odio la música indie, eso solo vale para irse el verano a la Costa Brava.

J: Es que yo soy muy de ese rollo, me voy en enero si hace falta.

V: Con la música indie vas a la terraza del CBA y triunfas.

E: Yo tengo la sana costumbre de decir el Círculo de Bellas Artes.

 

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Jueves, 25 de enero

 

Me manda LP dos párrafos para dar en la web una información de última hora.

 

—Dale con esto. Entro al metro camino de la Audiencia, escribí en un banco.

—Este tipo de periodismo no vale para hacer películas —le respondo.

 

Un rato después me envía más datos, para completar la información.

 

—Esto en el tren. Igual la peli no está tan mal.

 

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Gaziel (1926):

 

Yo, francamente, estoy desengañado de todos los esnobismos. Prefiero mil veces la clara y noble sinceridad, aunque revele pobreza de espíritu, que la afectación insoportable del lugar común disfrazado de inteligencia.

 

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Me envía un correo que confirma la hora del concierto de mañana.

 

—¿A una abogada eso le vale como confirmación?

—No, yo necesito un exhorto de la Diputación de Toledo, pero tú eres periodista.

 

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Lunes, 29 de enero

 

“He was good, and you were both lucky to have found each other, because you too are good”.

 

‘Call Me By Your Name’ es una de las películas del año.

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