Jueves, 1 de junio
‘The New York Times’ va a eliminar la figura del defensor del lector, y lo justifica «en el efecto de internet», según leo. Dice el presidente del diario, Arthur Sulzberger: «Nuestros seguidores en las redes sociales y lectores en internet se han unido para servir colectivamente como un defensor del lector moderno, más vigilante y enérgico que lo que una persona puede ser». Las redes sociales son el nuevo defensor del lector. Pero el defensor del lector también está para decir al lector que no tiene razón. ¿Para cuándo un defensor del redactor?
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«Elena alimenta mi vicio favorito. Una pipa fumada a solas, lenta, voluptuosamente, me traslada a un olimpo particular. Ella elige con cariño los tabacos más selectos y aromáticos que tan placentero hacen este rato. El pecado es por naturaleza solitario. El pecado entre dos es un goce y entre tres puede ser diversión o perversión, que tanto da en estos tiempos tan amorales».
Se lo leo a Joaquín Díaz en ‘Memorias de una depresión’ (La Huerta Grande).
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Viernes, 2 de junio
El quinto capítulo de ‘I love Dick’:
«Llamé a mi abuela para decirle que había alguien. Por entonces todos sabían qué significaba eso. Me dijo: ‘Mija, es mejor si esa persona te quiere un poco más que tú a ella».
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La nota que escribió Jelani Cobb para ‘The New Yorker’ en la muerte del reportero David Carr termina así:
«En una de sus mayores muestras de generosidad en Washington, compró ejemplares de ‘Up in the Old Hotel’, de Joseph Mitchell, para toda la redacción. Mi dedicatoria fue: «Para Jelani, esto te mostrará el camino». No exactamente. Eso es algo que en gran parte le incumbía a él».
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«La obsesión tiene más de constructo romántico que de hecho romántico», dice Phillip Lopate en ‘Mostrar y decir’. «Los obsesivos se repiten, y al mismo tiempo hacen caso omiso de los demás y de las historias que surgen a su alrededor. La obsesión es una forma de pensamiento excesivamente redundante, así que no estoy muy seguro de que resulte demasiado útil en la escritura de no ficción […] ¿Qué se necesita para generar no ficción? Tal vez parezca más tibia que la obsesión o que la pasión, pero a largo plazo es mucho más fiable. Sigues un hilo de curiosidad y no tardas en tener una digresión interesante, un capítulo entero, el proyecto de un libro, un libro».
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Sábado, 3 de junio
He comprado un aspirador. Ya soy un hombre del siglo XX.
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Domingo, 4 de junio
En ‘El Mundo’:
«Comienza aquí la crónica de un castañazo monumental y presentido. Cómo sería que, aun siendo breve la función, o la defunción, a las dos horas exactas, las 24.000 almas que habían abarrotado Las Ventas para deleitarse con el regreso de Manzanares después de Dalia y la vuelta de Cayetano tras cinco años de ausencia huían como de la peste. Tal fue la juampedrada. Si alguien quiere ahorrarse la lectura, queda disculpado».
A sus órdenes.
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Lunes, 5 de junio
En ‘Correspondencias’ la directora portuguesa Rita Azevedo Gomes expone el diálogo que mantuvieron durante veinte años a través de cartas Jorge de Sena, un escritor que se exilió de la dictadura de Salazar a Brasil y Estados unidos, y la poeta Sophia de Mello Breyner Andresen, que se quedó en Portugal. Es una de esas películas que uno quiere leer cuando terminan. No hay acción. Durante dos horas y media los intérpretes recitan poemas o leen las cartas de ambos escritores. «Un día nos libraremos de la muerte sin dejar de morir», dicen en un momento de la cinta. «Se accede al final a través de la ignorancia». «En parte por distracción dejé pasar mi juventud». He tomado más notas en la oscuridad del cine, pero no entiendo mi letra.
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Robert Caro lleva trabajando desde los años 80 en una biografía sobre el expresidente de Estados Unidos Lyndon Johnson. Ha publicado cuatro volúmenes, y con 81 años asegura que terminará el quinto, el último de la serie. En 2011 dijo que lo terminaría en dos o tres años. Para el primer libro —iba a ser una trilogía— necesitó siete años. Entre el segundo y el tercero pasaron doce años. ‘The New York Times’ publica que Caro se va a Vietnam para poner orden en las más de 400 páginas que lleva escritas. Después de todo este tiempo investigando, Caro dice que en sus libros solo ha reflejado un cinco por ciento de todo el material que ha recopilado. «Cuantos más datos tengas, más te vas a acercar a cómo ocurrieron los hechos. La base de una biografía tienen que ser los hechos», dijo en una entrevista a ‘The Paris Review’.
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Martes, 6 de junio
El octavo capítulo de ‘I love Dick’: «No puedes amar a no ser que estés dispuesto a destruirte a ti mismo».
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En la charla sobre fotoperiodismo en la Fundación Telefónica Manu Brabo dice que no entiende en qué momento la prensa, que funcionó en los años 80 y 90, decidió que debía dejar de tomar a sus lectores como gente inteligente. «Han decidido que todos vosotros sois gilipollas. Por eso he dejado de consumir prensa». Él y otros fotógrafos ‘freelance’ han decidido crear una revista, Memo, donde se saltan los filtros editoriales y publican fotos de autor. No como la prensa de los 2000. Él ha publicado más fotos en ‘The New York Times’ que en todos los periódicos españoles juntos. Pero esa fórmula tampoco funciona. «Es como tener un coche que no va en la Fórmula 1. La revista es un coche inútil, pero permite vender utilitarios». Han encontrado otras vías de negocio alrededor de la revista: formación, exposiciones… Ellos sí tratan a los lectores como gente inteligente, igual que la prensa en los años 80 y 90. Les va igual de mal que a la prensa de los 2000. Se ve que tampoco encuentran suficiente vida inteligente al otro lado.
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Entrevistan a Eduardo Arroyo en ‘El Cultural’:
—¿Cuántas veces va al teatro al año?
—Ninguna. Mi padre murió en un teatro.
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Jueves, 8 de junio
Phillip Lopate en ‘Mostrar y decir’:
«Finalmente entendí que presumir, farolear, es parte integral de convertirse en escritor. Te marcas el farol y luego te lo sigues marcando, hasta que un día el mundo empieza a tratarte como a un escritor y piensas (eres el último en hacerlo): ‘Vaya, a lo mejor sí que soy uno de ellos’, por mucho que por dentro sientas una enorme inseguridad. Para entonces, sin embargo, eres mucho más hábil y sabes ocultar esos pensamientos vergonzosos».
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Renard: «La claridad es la cortesía del hombre de letras».
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El consejo de P. de hoy: cuando escribas un arranque tienes que ver si se puede convertir en la escena de una película.
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Rosa Montero se excusa ante la defensora del lector de ‘El País’ por una pifia sobre la homeopatía:
«Podría poner excusas a mi pifia, acumulación de viajes y trabajos, escritura del texto de madrugada en un aeropuerto, pero lo cierto es que es un error y con eso basta. Lo lamento».
Una columna en ‘El País Semanal’ merece mucho más que un rato en un aeropuerto de madrugada.
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Domingo, 11 de junio
A unos 600 metros de llegar al polideportivo para completar los 100 kilómetros había un hombre con dos niños pequeños. Estaba tratando de meterlos en el coche, diciéndoles lo que tenían que hacer, y me he quedado mirándolo. Les dice a los niños: mirad, este lleva 24 horas caminando, qué cojones tiene. Y le he preguntado la hora: son las 10.15.
—¡Entonces no llevo 24 horas, llevo 22!
He terminado la carrera, o la locura esta, un poco por detrás de M. y L., en 22 horas y 24 minutos. Jaime ha realizado la prueba 100 kilómetros en 24 horas y le han sobrado 1 hora y 36 minutos, dice el diploma.
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Lunes, 12 de junio
Entrevista en ‘El País’ a Sebastian Junger, autor de ‘Tribu’:
«Lo que me parece interesante es que algo que es terrible luego sea recordado como el mejor momento. Un amigo vivió un año escondido en unas cuevas de las montañas cuando los alemanes entraron en su pueblo. Eran unas 150 personas. Juntas buscaban comida. Los nazis no sabían que estaban ahí. El abuelo de mi amigo dice que fue el mejor momento de su vida y siempre le ha pesado que terminara. También fue obviamente el peor momento de su vida. ¿Cómo se explica eso?».
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—Yo he hecho como Rajoy, obviar que había un problema. Durante estas semana no he dedicado ni un segundo a pensar que los 100 kilómetros iban a ser duros. Simplemente dije: voy y lo hago.
—Me encanta el elogio de la inconsciencia que acabas de hacer.
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Martes, 13 de junio
Lo leo en ‘Mostrar y contar’, de Phillip Lopate:
«Mi querido Henry [David Thoreau]», escribió [Emerson] en los diarios, «una rana está hecha para vivir en un pantano, pero un hombre no está hecho para vivir en un pantano».
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Hazlitt:
«Viendo todo esto tal como yo lo veo, y desenredando la red de la vida humana en sus varias hebras de mezquindad, rencor, cobardía, falta de compasión y falta de entendimiento, de indiferencia con los demás e ignorancia de nosotros mismos —viendo cómo el hábito prevalece sobre toda excelencia, y cede paso a la infamia—, errado como he estado en mis esperanzas públicas y privadas, calculando otras a partir de mí, y calculando mal; decepcionado siempre donde he puesto más confianza; víctima en la amistad y estúpido en el amor; ¿no tengo motivos para odiar y despreciarme a mí mismo? Los tengo, sí; y principalmente por no haber odiado ni despreciado al mundo lo suficiente».
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Así empieza ‘A través de la noche’, de Stig Sæterbakken:
«La tristeza llega de muchas formas distintas. Es como una luz intermitente que se apaga y se enciende. Está ahí y es insoportable, porque es imposible tenerla ahí todo el tiempo. Te llena y te vacía. Mil veces al día se me olvidaba que Ole-Jakob había muerto. Mil veces al día, de pronto, lo recordaba. Y ambas cosas me resultaban insoportables. Olvidarlo era lo peor que podía hacer. Acordarme de él era lo peor que podía hacer. Era una sensación de frío que iba y venía, pero nunca de calor. Solo había frío y ausencia de frío. Era como estar de espaldas al mar. Se me helaban los talones cada vez que una ola rompía sobre ellos. Luego la ola se retiraba. Luego volvía.
Mientras estaba así, el sol se puso y se hizo de noche, y esa es la noche que dura desde entonces».
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Jueves, 15 de junio
Preguntas en ‘A través de la noche’, de Stig Saeterbakken:
¿Por qué precisamente tú y yo? ¿Por qué nos juntaríamos con otra persona? ¿Por qué somos tú y yo los que estamos aquí sentados? ¿Por qué justamente tú y yo? ¿Por qué te decidiste por mí? ¿Qué te llevó a tomar esa decisión? ¿Por qué? ¿Por qué te casaste conmigo? ¿Por qué no esperaste hasta encontrar a otra persona? ¿Qué tenía yo de especial? ¿No es verdad, en el fondo, que podría haber sido cualquiera? ¿Que fue una simple casualidad que fuera yo? ¿Que era a mí a quien tenías a mano cuando pensaste que había llegado el momento? Karl, ¿Soy tu gran amor? ¿Ese que solo llega una vez en la vida? ¿Lo soy? ¿Crees que ese amor solo llega una vez en la vida? ¿U ocurre más veces? ¿Tú qué crees? ¿Quizá lo gastamos? ¿Y tú qué, Karl? ¿Serás capaz de amar más veces? ¿Todavía te queda amor? ¿O lo he acaparado yo todo? ¿Por qué no contestas? ¿Qué es lo que no me quieres contar? ¿Ocultas algo? ¿Me ocultas algo, Karl? ¿Tienes secretos que no me quieres contar? ¿No tendrás secretos que no quieres compartir conmigo, verdad, Karl? ¿Me prometes que nunca, nunca, me mentirás?
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Leo en ‘El País Semanal’:
«Gallimard se compara con el ‘vigilante de un faro’, que sigue buscando buena literatura en la oscuridad. También con un ‘jinete solitario'».
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Viernes, 16 de junio
Susan Pinker le explica a Aloma Rodríguez en ‘Letras Libres’ por qué no tengo empatía:
«Los hombres son más variables y, como media, más frágiles y vulnerables. Esto es otra paradoja, contradice la idea de que el hombre es el sexo fuerte. Una razón de esta vulnerabilidad es la testosterona. Esta hormona, que los chicos segregan de manera más abundante ya en el útero, tiene el efecto de restringir sus habilidades sociales, empatía, destreza verbal y amplitud de intereses, en comparación con las mujeres. Pero lo masculino se sigue considerando la norma, el estándar con que se deben medir todas las mujeres».
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Sábado, 17 de junio
El dentista me dice que debo usar hilo dental, y su asistenta me explica cómo hacerlo.
—Todas las noches, mientras ves la tele, lo haces. No lo hagas delante del espejo… ¿o no ves la tele por la noche?
—No.
—Hazlo entonces mientras lees.
—No sé si seré capaz de hacerlo mientras leo.
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Domingo, 18 de junio
Más de Saeterbakken:
«¿Qué sería de nosotros si nos quitaran la posibilidad de derrumbarnos? Es como la economía. No podemos crecer infinitamente. Antes o después, necesitamos un crac».
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Más:
«Cuando creemos que compartimos la vida con alguien, nos equivocamos, en realidad vivimos solos, rodeados por otros que también viven solos. Nada de lo que hay en mí pasará jamás a formar parte de los demás. Lo que tienen ellos nunca será mío».
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Martes, 20 de junio
Luis García Montero en una charla con Fernando Aramburu que publica ‘El Cultural’:
«Mira, igual que hay novelistas listos que escriben con facilidades para tontos con ánimo de vender mucho, hay también poetas muy tontos que fascinan a los lectores que van de listos, sacerdotes de la estética que buscan un crucigrama más que una emoción. Ese es otro asunto de debate, el daño que hacen a la literatura los lectores que van de tontos en novela y los lectores que van de listos en poesía».
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‘El País’ entrevista a un tal Eli Pariser. Nacido en 1980 en Maine, EE.UU., él lo predijo todo, dice la entradilla: el Brexit y la victoria de Trump. En 2011 publicó un libro, ‘El filtro burbuja’, que ahora traduce Taurus. Eli Pariser, según la nota, es «pensador de internet».
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Miércoles, 21 de junio
Francis Scott Fitzgerald en ‘Cómo sobrevivir con casi nada al año’:
«Cuando los ojos de uno se topan por primera vez con el Mediterráneo se comprende sin más por qué fue allí donde el hombre se irguió por primera vez y alargó los brazos hacia el sol. Es un mar azul; o, mejor pensado, es demasiado azul para esa frase trillada con la que se ha descrito toda poza fangosa de un polo a otro del mundo. Es el azul de fábula de los cuadros de Maxfield Parrish, azul como los libros azules, el óleo azul, los ojos azules… Y, a la sombra de las montañas, una franja de tierra verde que bordea la costa durante unas cien millas y hace las veces de patio de recreo mundial. ¡La Riviera!»
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El mejor actor de la historia, Daniel Day-Lewis, se retira. «No es la primera vez que el actor anuncia que deja el cine, aunque esta vez suena a definitiva», leo en ‘El Español’, aunque no dice porque esta suena a definitiva. Lo interesante —desconocía estos datos— va al final de la información: «El actor, como siempre, llevo su preparación hasta los últimos extremos. Su compañero Joseph Gordon Levitt confesaba que hasta que acabó el rodaje no hablaba con Day-Lewis, sino con Lincoln, ya que el actor paseaba por el rodaje encorvado, con la voz rota y hablando con lenguaje antiguo. Hasta los mensajes de texto los escribía así en un papel para el que se preparó un año».
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Viernes, 23 de junio
Millás en ‘El País’:
«Cuando alguien dice que se le ha mojado el teléfono, si no añade más explicaciones, podemos aventurar que se le ha caído al retrete. Es de lo más común. Mojar el móvil de este modo produce un poco de vergüenza, como mojar la cama cuando ya no tienes edad».
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Nuria Azancot en ‘El Cultural’:
«Nada que ver con lo que le ocurrió a Gertrude Stein, la autora del verso ‘una rosa es una rosa es una rosa’ cuando envió un manuscrito al editor Arthur Fifield. El editor escribió: ‘Soy solamente uno, solo uno, solo uno. […] Siendo solamente uno, […] no puedo leer tu manuscrito tres o cuatro veces. […] Solamente un vistazo, un vistazo es suficiente. Ni una copia se vendería. Ni una. Ni una'».
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Sábado, 24 de junio
Han expropiado al periódico unas 80 plazas de aparcamiento para hacer un nuevo carril en la A2 que llegue a las oficinas, a cuenta de la construcción de la sede central del Banco Popular. El Popular se está construyendo en el terreno donde antes estaba la imprenta de ABC. Desde la ventana del periódico hemos visto estos años cómo se iba levantando un complejo impresionante. Tan impresionante es, tanto ha tardado en construirse, que el banco ha quebrado antes de terminar las obras. En el periódico nos preguntamos si algún día esas oficinas que nos han dejado sin imprenta ni 80 plazas de aparcamiento estarán ocupadas. También nos preguntamos dónde estaremos dentro de cinco años, cuando concluya el contrato de arrendamiento que firmó la empresa al vender la sede donde tenemos la redacción. Cuando finalmente vinieron a por mí…
Esto parece el periódico.
El escondite pic.twitter.com/joF4cISee5
— Jaime G. Mora (@JaimeGMora) 19 de junio de 2017
Domingo, 25 de junio
Fitzgerald le dijo a su editor Maxwell Perkins: «Cuanto más gano con la basura menos logro ponerme a escribir».
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Lunes, 26 de junio
Juan Bonilla en ‘El Mundo’:
«La entrevista es un género injusto: quien la hace dispone de todo el tiempo que quiera para prepararla, hacer su cuestionario, buscar declaraciones anteriores del entrevistado, protegerse en citas ilustres; quien la responde dispone sólo de unos segundos para empezar a responder a sabiendas de que el menor titubeo será registrado y reproducido y anotado por su entrevistador. No podrá acogerse al sencillo y honesto «No lo sé» con demasiada frecuencia si no quiere pasar por un personaje con las cosas poco claras, y, si no ha tomado la precaución de pedir ver la entrevista en su forma final antes de que se publique, puede encontrarse con que unos cortes adecuados y un montaje magistral le hacen decir cosas que no recuerda haber dicho o que, por la falta del contexto preciso, dicen justo lo contrario de lo que quería decir. Eso cuando sus largas intervenciones de varios minutos no quedan reducidas a una cabalgata de lugares comunes. Además, por si fuera poco, quien cobrará la pieza será el entrevistador porque se entiende que sólo él ha hecho su trabajo: el entrevistado no está trabajando, sólo se promociona o recibe el halago ser entrevistado».
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Jueves, 29 de junio
George Milburn en ‘Un pueblo de Oklahoma’:
«La joven tenía una figura tan atractiva que un pintor cubista habría pasado una noche muy interesante soñando con ella».
«Gerald Lee Cobb era un chico tan guapo que podría haber pasado por una chica. […] Pero a diferencia de la mayoría de chicos guapos, Gerald no era tonto».
«Algo en la manera como se movían los músculos bajo la piel de aquella espalda ancha y tostada, la espalda de Muncy Morgan, transmitía serenidad. Te hacía recordar el movimiento de la hierba cuando la mecía el viento de la pradera».