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Mientras tantoA mi antojo: mayo 2018

A mi antojo: mayo 2018


 

Martes, 1 de mayo

 

En la Feria del Libro de Valencia:

 

“Dame un aplauso: le he preguntado al que está firmando cuánto cuesta el libro”.

 

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Francisco Umbral: “España es un país de bárbaros esnobs”.

 

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Viernes, 4 de mayo

 

William Styron en ‘Esa visible oscuridad’, sus memorias de la locura:

 

* La tortura de la depresión grave es totalmente inimaginable para quienes no la hayan sufrido, y en muchos casos mata porque la angustia que produce no puede soportarse un momento más. […] La mayor parte de los afectados sobrevive a la depresión, lo que quizá constituya su único aspecto benigno; mas para la trágica legión de quienes se sienten impulsados a quitarse la vida no debe formularse mayor reproche que para las víctimas de cáncer terminal.

 

* Aunque jamás compuse una línea mientras me hallaba bajo su influencia, lo utilizaba –frecuentemente en combinación con la música– como un medio de ayudar a mi mente a concebir visiones a las que el cerebro inalterado y sereno no tiene acceso. El alcohol era un socio eminente, inestimable, de mi intelecto, además de ser un amigo cuyos solícitos auxilios buscaba yo a diario: los buscaba también, ahora comprendo, como un medio de calmar la ansiedad y el incipiente terror que durante tanto tiempo guardaba ya escondidos en algún lugar de las mazmorras de mi espíritu.

 

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Lista de la compra:

 

Molletes, hielo, sandía, chéddar, nueces, leche, parmesano 2, rigatoni, limones 2, emperador/atún, toallitas, limpiador baño, cepillo de la escoba porque si tú crees que eso puede limpiar algo…

 

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Domingo, 6 de mayo

 

Entrevista a Sabino Méndez en ‘El Cultural’:

 

—¿Cómo es su relación con Loquillo hoy?

—Somos dos viejos rockers cascarrabias que se reúnen para comer juntos y despotricar riéndose de la mojigatería de la pacata sociedad actual.

 

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«Escribir es siempre quedarse lejos», dice Miguel Ángel Hernádez en una entrevista en ‘El Cultural’. Que haya tan pocos escritores en el Olimpo, creo yo, es porque solo son unos pocos los que consiguen esa imposible precisión.

 

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Luis Bagué Quílez, entrevistado en ‘Babelia’:

 

—¿Por qué triunfan los poetas que triunfan en las redes y en los escenarios?

—Porque se parecen a las tazas de Mr. Wonderful. Son ‘cuquis’ (¿se dice ‘cuquis’?) y el mensaje es lo de menos. Pero está feo romperlas.

 

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En ‘Un día perfecto para el pez plátano’, de Salinger:

 

—Viene una ola —dijo Sybil nerviosa.

—No le haremos caso. La ignoraremos —dijo el joven—. Como dos esnobs.

 

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Salinger en ‘El tío Wiggily en Connecticut’:

 

—Entonces, ¿por qué te casaste con él? —dijo Mary Jane.

—¡Dios mío! No lo sé. Me dijo que le encantaba Jane Austen. Me dijo que sus obras representaban mucho para él. Eso fue exactamente lo que me dijo. Después de casarnos descubrí que no había leído uno solo de sus libros. ¿Sabes cuál es su autor favorito?

 

*     *     *

 

—Esta respuesta de Vila-Matas en una entrevista está muy bien: «Pla le dijo en una entrevista a Salvador Pániker que leer novelas con más de 40 años es de cretino. ¿Está de acuerdo? / Seguramente sea una boutade de Pla. Pero es cierto que un hombre adulto tiene normalmente cosas mejores que hacer que dejar que le embauquen con una historia inventada. Pero eso no significa que no pueda leer novelas. Acabo de leer ‘Cicatriz’ de Sara Mesa y me ha interesado muchísimo, quizás porque no parece española, parece europea. El libro está muy bien, me he olvidado por completo de si era una invención. He hablado mucho con Juan Marsé de este asunto, el de la verosimilitud. Una novela ‘o te la crees’, dice Marsé, ‘o no te la crees’. Si no te la crees, la dejas, y si te la crees, pues como decía Pío Baroja, te crees aquello y sigues. Si te parece inverosímil y artificial, es que está mal hecha. Tito Monterroso decía que tú lees la primera frase de La metamorfosis de Kafka, cuando Samsa se ha convertido en escarabajo, y tienes sólo dos opciones: o te lo crees y continúas, o no te la crees y lo cierras. Yo tengo la costumbre de cerrar todos los libros, pero es lógico, no los voy dejando por ahí abiertos». […] Una novela «o te la crees», dice Marsé, «o no te la crees». Un libro cualquier diría yo, da igual si es ficción o no. Hay novelas descabelladas e inverosímiles, que «te las crees». Y hay reportajes reales, no-ficción, de cartón piedra, que no te los crees.

 

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Martes, 8 de mayo

 

En su discurso tras recibir el premio a la Mejor Trayectoria Profesional, Soledad Gallego-Díaz reivindició que ella es una periodista de Redacción: «Lo más grande de una Redacción es que uno está al servicio de un colectivo y te sientes orgullosa de ello. No te alegras solo de tu propio trabajo, sino de aquel que ha conseguido otro compañero. Como colectivo, se busca la excelencia profesional y se disfruta de esa efervescencia que se vive cuando los periodistas quieren contar lo que sucede. Es un espectáculo maravilloso».

 

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—Si el chino no tiene apaga y veámonos.[…] El corrector es risas.

—Cosas peores se habrán visto.

—Dice la del corte asiático que no tiene.

—Cómo que no. Están donde los cuchillos y demás.

—Si la china no habla español no es mi culpa.

—Para una china todo o no hay o está fondo pasillo.

 

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Miércoles, 9 de mayo

 

La crónica mañanera de M.

 

—Tía, tengo que poner una foto en Instagram con un refrán de los que vienen en la agenda.

—O tía, pon pie de foto un chiste.

—Pero tía tía, una foto de las dos.

—Mazo bien, en plan con pie de foto.

 

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El autobusero: «Eres un puto cerdo, cabrón».

 

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Antonio Iturbe en ‘Culturas’:

 

«Antes en las ferias del libro el autor más literario temía como la bicha que se le sentara al lado un escritor de thrillers con notable afluencia de lectores frente a su goteo sahariano. El autor de thrillers temía que se le sentara al lado un famoso de la tele de esos que se sacan un libro de la manga cuando llegan estas fechas y su larga cola empequeñeciera a sus fieles. Ahora, el mediático televisivo tiembla cuando se le sienta al lado un youtuber.

 

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Vicente Verdú:

 

—¿Escribe vestido o con ropa de casa?

—Nunca escribo mal vestido.

 

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—Vamos a comer, Jaime.

—Ahora os pillo, que estoy con una última hora.

—Joder.

—La información no tiene hora de comer.

—Qué bien te ha quedado, Jaime. Si fueras un periodista guay lo pondrías como tuit fijado.

 

En Twitter no, pero esto va al blog.

 

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Jueves, 10 de mayo

 

Escribe Jesús Marchamalo en ‘Tocar los libros’ que Hermann Hesse tomó la determinación de mantener en casa un cierto número de libros: «Cada libro que entraba en su biblioteca obligaba a otro a salir». Cuatro preguntas decidían por él: «¿Necesitas el libro? ¿Lo quieres? ¿Estás seguro de que volverás a leerlo? ¿Sentirías mucho perderlo? Una sola respuesta afirmativa servía para mantenerlos en casa, de otro modo resultaban irremisiblemente condenados”.

 

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Viernes, 11 de mayo

 

En la entrevista de Bruno Pardo Porto a César Aira:

 

—Dejé de trabajar hace casi veinte años, y escribir escribo una media hora por la mañana. ¿Qué hacer durante todo el día? Siempre estoy planeando algo. «Podría dedicarme a la filatelia, podría volver al ajedrez, podría anotarme en un curso de pintura, de escultura, de cerámica…», me digo. Y nunca hago nada. Así que tengo que enfrentarme al vacío.

 

[…]

 

—Perdone que vuelva atrás, ¿pero de verdad que solo escribe media hora al día?

—A media mañana me voy a un café, con mi «Mont Blanc» y mi cuadernito. Y escribo. Un rato. Media hora, una hora. Y eso es todo. Una página. Le doy muchas vueltas. Escribo muy lento, muy despacito, pensándolo muy bien. Por eso es que no corrijo mucho: lo pienso tanto y lo voy haciendo tan lento que queda lo mejor que puede quedar.

 

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Domingo, 13 de mayo

 

—Hay que hacer cosas de Eurovisión.

—¿Sí?

—¿No te ha llegado un correo de A.?

—No.

—Jo. Le dije que te lo mandara. Me dijo: paso, que me da miedo.

 

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Garci en ‘El Mundo’:

 

«Cuando hicimos La cabina y se pasó por la televisión [Garci fue coguionista junto a Antonio Mercero], la gente se metía en las cabinas y ponía un pie abajo en la puerta para que no se la cerraran. Es una pena que Mercero no pueda disfrutar de La cabina, que es el único premio Emmy de la televisión en España… Trabajaban López Vázquez, Agustín González… No queda nadie… A mí me gustaba la ciencia ficción, el futuro. Habría que preguntar a Freud por qué gustándome tanto antes ahora soy como soy… Yo ya tengo todo el futuro por detrás”.

 

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Martes, 15 de mayo

 

Begoña Méndez sobre ‘La mujer singular y la ciudad’, de Vivian Gornick:

 

«Porque la escritora no comprende el sexo sin la amistad, o mejor: lo concibe vacío y fútil. Frente al deseo solo que nos convierte en mera carne vulnerable, defiende la palabra compartida como una de las herramientas más poderosas de vínculo con los otros. Conversar es, tal vez, agujerear ese velo invisible que como un muro macizo se interpone y separa a Vivian Gornick de los hombres. En todo caso, nadie termina de ser del todo bueno para ella y esa obsesión neurótica, aunque no le guste, es herencia de la madre».

 

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Viernes, 18 de mayo

 

Anna Caballé en ‘Babelia’:

 

En todo ser humano hay algo, o mucho, que resulta ajeno e inalcanzable a los demás. Por más que conozcamos a la persona, incluso que convivamos con ella, que tengamos la oportunidad de leer sus escritos más personales, no hay modo de acceder al conocimiento pleno del otro, como también el acceso a nuestra propia subjetividad mantiene un fondo opaco, extraño, resistente a cualquier intento de sistematización o de coherencia. Y sin embargo, a veces, como sostenía William James, parece que escuchamos el pulso del ser y surge la impresión de un profundo acercamiento a los otros. En general, los diarios proporcionan la ilusión de este acercamiento, una experiencia memorable que explica nuestra avidez por conocer algo de la intimidad ajena. Vivimos en un mundo tan amurallado que cualquier vestigio de autenticidad nos admira, convencidos de que en ella reside la raíz esencial de la personalidad humana.

 

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Virginia Cowles en ‘Complicarse la vida’:

 

* La principal distinción entre el hombre y los animales es la facultad de criticar que posee la mente humana. En la Unión Soviética —al igual que en Alemania— la facultad de criticar fue exterminada a conciencia, con el fin de que las masas soportaran su existencia tan resignadamente como los bueyes y obedecieran a la tiranía del momento. La palabra ‘verdad’ había desaparecido.

 

* En Estados Unidos había creído en la democracia porque me habían enseñado a creer en ella, pero ahora creía en la democracia porque había aprendido lo que significaba. Significaba el derecho de la mayoría a gobernar y el derecho de la minoría a existir. Esto último me parecía lo más importante de todo, dondequiera que la minoría tiene derecho a existir, los hombres pueden pensar y hablar de acuerdo con su conciencia.

 

Virginia Cowles fue una reportera estadounidense que cubrió en España la Guerra Civil y recorrió Europa en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. En ‘Complicarse la vida’ narra su periplo por Berlín durante la invasión de Polonia, Finlandia antes de la capitulación ante los soviéticos, París justo antes de claudicar ante los nazis y Londres durante los bombardeos de la aviación alemana. Coetánea y amiga de Martha Gellhorn es una narradora excepcional porque tiene un ojo único para la paradoja:

 

* Las paradojas eran más la regla que la excepción. Me estaba acostumbrando a ver gente que hacía cola para comprar leche a la sombra de vallas publicitarias que decían alegremente: «Bebed champán soviético».

 

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Domingo, 20 de mayo

 

Ahora que me estoy afrancesando, debo tener en cuenta esto que comenta Virginia Cowles: «A los franceses nunca deja de notárseles que se sienten infelices: se vuelven hoscos y malhumorados». Creo que no me va a costar asimilarlo.

 

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«El talento no es fruto del esfuerzo, sino de una anomalía», escribe Rubén Martín Giráldez en ‘El fill del corrector’.

 

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Lunes, 21 de mayo

 

—No me he llevado los caramelos que me has dejado fuera porque caducaron en octubre de 2017. Igual que los botellines que tienes en la nevera.

 

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Miércoles, 23 de mayo

 

* Para otra gente, quizás, sigo teniendo un aspecto fresco: para esa gente que aún no ha visto este vestido, estos zapatos. Pero, para mí, para ti, ya no puedo representar el glamour de la primera mirada. Aparecer por primera vez es magnífico.

 

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Así escribe Joanna Walsh en ‘Vértigo’.

 

* Mis ojos se apartaron del objetivo de mi mente, o se dirigieron hacia este, el cual puede asimismo haber estado apartado de ellos. Mi mente no me cuenta todo cuanto piensa.

 

* El tiempo, cuando es ilimitado, es más hermoso.

 

* La elegancia va en función del fracaso. Los elegantes siempre saben lo que significa haber fracasado. Cuando se tiene éxito, la elegancia no es necesaria: el éxito basta por sí mismo. Sin embargo, en el fracaso la elegancia es esencial.

 

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Jueves, 24 de mayo

 

—Leyendo el libro de artículos de Umbral me doy cuenta del daño que ha hecho al periodismo español: la idea esa de que con la nada se pueden llenar tres folios.

 

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Esto de Ramón Buenaventura, traductor de Philip Roth, hoy en ‘El País’:

 

«Las comparaciones entre grandes escritores siempre son absurdas (y a los malos más vale no compararlos), pero me atrevo a decir que en cuanto a dominio del idioma yo he tenido la suerte de trabajar con dos maestros extraordinarios: Anthony Burgess, que interpreta el inglés como una sinfonía de exuberancia incontenible, y Philip Roth, que lo interpreta como sentado al piano, entre la pausa exacta y el arrebato, mientras se ríe de la perfección”.

 

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Viernes, 25 de mayo

 

—Nació en el 92… Paso de leer a gente más joven que yo. Cuando todo el mundo sea más joven que yo, vale, pero ahora no.

—Aún no hemos llegado a ese punto.

 

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Lunes, 28 de mayo

 

Marina Sanmartín en ‘ABC Cultural’:

 

A principios de 2017, Alba publicó ‘Mi prima Rachel’ y la novela se coló en casi todas las listas de lo mejor del año, acompañada de un indiscutible comentario: «ya nadie es capaz de escribir así». Este triunfo favoreció la recuperación por parte de las editoriales españolas de otros títulos de Du Maurier, entre ellos ‘Los pájaros y otros relatos’, editado por El paseo, un volumen tan brillante que obliga a reformular la afirmación del párrafo anterior como pregunta: ¿Por qué ya nadie es capaz de escribir así? Tras su lectura, una respuesta acude a la mente: porque ya nadie es capaz de escribir sin miedo.

 

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Martes, 29 de mayo

 

David Trueba en ‘La tiranía sin tiranos’:

 

* Ya somos personajes más que personas. Los individuos que deciden exhibirse se transforman en productos en venta, expuestos a la mirada de todos pero siempre en su pose de escaparate, la más favorecedora.

 

* La vigilancia en las redes no nos ha vuelto más prudentes ni responsables, sino más sobreactuados.

 

* Los jóvenes sin alas son muy útiles. Cuando uno mira a esos niños que utilizan el móvil como un chupete, sabe que su futuro estará demasiado sometido a lo único que conocen. La hipercomunicación como aislamiento.

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