Aquella tarde de algún día antes del verano de 1978, igual que le ocurrió a Santi Alcanda, me cambió la vida. En sus propias palabras, “la persona que entró en el cine Fuencarral no era la misma que la que salió dos horas después”.
Ayer, que en Estados Unidos se celebró el Día de Acción de Gracias (mucho me temo que aquí acabará celebrándose también, igual que Halloween), se cumplieron cuarenta años del concierto de despedida de The Band, la mejor banda de rock americano que ha existido (en mi opinión). El concierto lo rodó magistralmente Martin Scorsese para convertirlo en The Last Waltz, una biblia de la música para el periodista de El País, Fernando Navarro y, sin duda, la mejor película musical que nunca se ha hecho (en mi opinión y en la de demasiadas personas como para que no sea cierto). Hay ríos de tinta en Internet, libros escritos, leyendas, reediciones… Mucho que ver, leer y escuchar sobre aquel concierto, así que buscad y disfrutad de él los que todavía no lo habéis descubierto y no habéis podido caer rendidos al embrujo de sus encantos, porque yo os voy a hablar de anoche. Por una causa noble y con la disculpa del cuarenta aniversario del mítico concierto de The Band, Santi Alcanda, sí, aquel joven que cambió para siempre aquella tarde en el cine Fuencarral, nos reunió a unos cuantos para hacer música de “El último Vals”… Ahí queda eso: The Band, Eric Clapton, Van Morrison, Joni Mitchell, Neil Young… Había que tirarse al barro y lo hicimos.
Nos acogió la sala Babel en Torrelodones, un curioso lugar que recomiendo a cualquiera que le guste el cine, la música y la cerveza La Virgen. Es pequeño, el público sentado atiende, reina el silencio y lo único que lo rompe es la música. Y anoche rompió el silencio y me rompió a mí la música de Morgan.
Antes de empezar a escribir un relato es importante saber dos cosas: cómo empieza y cómo termina. El concierto lo empezó Ele, sola al piano con un tema de Joni Mitchell que nos dejó aplastados en nuestros asientos, y lo terminó Morgan (a estos les dedicaré un blog en exclusiva) con su canción Home. Yo soy madridista y recuerdo en 2009, cuando el Barcelona nos ganó 2-6, que nunca había visto jugar al fútbol como lo hacía ese equipo (y dudo que vuelva a verlo), pues anoche me ocurrió exactamente lo mismo después de escuchar a Morgan. Ni siquiera pude aplaudir. Durante el planteamiento del concierto, por seguir con el símil literario, tocamos nosotros con Pablo Martín, Nat Simons, Toni Brunet y Track Dogs. Menos estos y nosotros, todos eran muy jóvenes, así que pensé: pero si ni siquiera sabrán qué esto de “El Último Vals”. Bueno, pues os dejo porque todavía me quedan algunas de esas palabras por comerme. Señoras y señores, vaya pedazo de concierto. Y estos jovenzuelos, vaya talentazo.
Contó Santi Alcanda una anécdota: decía Quique González en una ocasión que a él los indies no acababan de convencerle y alguien le contesto:
—Bueno Quique; indies, no indies… ¿Qué más da? A todos nos gusta The Band.
@Estivigon