La bailarina y coreógrafa Aída Gómez nos ofrece un viaje interior al flamenco que en aras de anclarse al pasado logra, mediante la música y la coreografía, lanzar una mirada hacia el futuro. Como explican los propios responsables de Adalí, que se presenta en Matadero: “Nuestros símbolos son nuestra herencia, y están tanto en los ingredientes plásticos y las figuras como en las marcas sonoras, los palos y estructuras que dotados de su propia poesía, y con su entraña vital, convertiremos en lenguaje bailado y en teatro de la danza. Rondeña, farruca, alegrías,tangos, seguidilla, soleá… han sido tratados con la seriedad que imponen el sólo mencionarlos”.