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Sociedad del espectáculoPantallasAdopción y cine: cinco películas que reflejan la realidad de varios países

Adopción y cine: cinco películas que reflejan la realidad de varios países

Cuenta Garth Davis, el director de Lion, que estaba jugueteando con su teléfono mientras su amigo leía el periódico tranquilamente cuando de pronto, su amigo, comenzó a narrar en voz alta una de esas tantas noticias que publican los periódicos, que pasan inadvertidas para muchos mientras que a otros les impresiona. Un niño indio de cinco años que se perdió en una estación de tren en Madhya Pradesh hace 25 años y que fue adoptado por una familia australiana había encontrado a su madre biológica gracias a Google Earth. Davis se obsesionó con la historia y rodó Lion. Como él muchos directores y guionistas decidieron apostar por historias de adopción para así concienciar a la población sobre este tema.

 

Y es que la adopción internacional no deja de caer. De los 2.573 niños adoptados en 2011 a los 799 del 2015 (último año del que Sanidad dispone de datos), apenas han pasado cuatro años. Una burocracia cada vez más lenta, un mayor desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, problemas políticos… hacen que cada vez sea más difícil adoptar. Este descenso de las adopciones no es algo focalizado, hablamos de un fenómeno mundial. El número de adopciones se han visto reducidas también en Estados Unidos (-72%), en Francia (-74%), en Holanda (-73%) y en Irlanda (-91%). A pesar de todo siguen existiendo orfanatos, niños sin familias y personas con ganas de acoger a estos menores. Iniciamos ahora un repaso a distintos países y sus datos sobre adopciones.

 

España: ‘La vergüenza’, de David Planell (2009)

 

Este filme retrata la historia de Pepe y Lucía y su complicada relación con el niño al que acaban de adoptar, Manu. Adoptar a un niño no siempre es fácil, son demasiados cambios, un carácter difícil y muchas dificultades que hacen que la pareja se plantee devolverle. “No sé si es él o somos nosotros”, afirma la pareja en uno de los momentos de la película. Parece ser uno de los entre 5% y 10% de casos de adopciones truncadas que se producen en Europa (Holanda (5%), Suecia (6%) y Reino Unido (11%). Planell quiere suavizar la dureza del drama, y escribe diálogos ágiles, naturales y con cierto humor. Consigue su cometido porque hay escenas de mucha tensión que su director consigue paliar con un gran sentido del humor.

 

En Francia el Ministerio de Exteriores ha facilitado cifras: entre el 2015 y 2016 unos 40 niños adoptados en el extranjero fueron devueltos a los servicios sociales, lo que equivale a un 2% de las adopciones.

 

Si bien en la película el niño adoptado, Manu, es español, la realidad es que se siguen adoptando más niños en el extranjero (799) que en España (608) en el mismo periodo de 2015. Eso sí, no parece lejano el día en el que esta relación se invierta, dé un vuelco. La adopción nacional ha comenzado a crecer, en parte debido a las trabas burocráticas, en parte también en iniciativas como la de la Comunidad de Madrid que ha reabierto una convocatoria de búsqueda de familias dispuestas a adoptar que estuvo siete años cerrada.

 

“No se puede hablar del final de la adopción internacional, que siempre va a haberla, pero es cierto que va a quedar en algo completamente residual”, explica Benedicto García, coordinador general de la federación de asociaciones en defensa de la adopción y el acogimiento (CORA).

 

La última estadística del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales correspondiente al 2015 revela que las familias interesadas en la adopción nacional casi se han duplicado en apenas un año. Las solicitudes han subido a 2.872 familias desde las 1.431 del año anterior.

 

En España hay 6.904 familias esperando la llegada de un menor adoptado en el extranjero, una espera que se alarga aproximadamente algo más de tres años. Por nacionalidades, las solicitudes más numerosas se envían a Vietnam y Bulgaria. Mientras, los menores siguen llegando en mayor número de China (138), de Rusia (131), de Etiopía y Vietnam (121). Por otro lado, las parejas suelen buscar niños menores de un año, pero se dan más facilidades a la hora de adoptar a menores con necesidades especiales, hermanos o de una edad superior a los dos años.

 

La vergüenza ganó el Festival de Cine de Málaga de 2009 por el desarrollo de un tema tan controvertido como el de las adopciones truncadas.

 

 

Camboya: ‘La pequeña Lola’, de Bertrand Tavernie (2004)

 

Pierre y Géraldine son una pareja francesa que desea adoptar a un bebé. Por ello emprende un viaje a Camboya, un país y una cultura totalmente desconocidos para ellos. Cuando llegan allí empiezan una aventura tan agotadora como excitante: Una ronda de visitas a distintos orfanatos, enfrentamiento con las autoridades francesas y camboyanas, amenazas de traficantes, toma de decisiones importantes, etcétera. Una historia que les sume en una montaña rusa de sentimientos, que a veces roza la autodestrucción.

 

Han pasado 14 años desde que se estrenara La pequeña Lola. Desde entonces muchos países, entre los que se encuentra Camboya, han endurecido la legislación para adoptar niños alegando razones políticas. Una limpieza de imagen en la que no quieren mostrar que no son capaces de hacerse cargo de sus niños abandonados. Después de años de guerra, genocidio y violencia, Camboya convirtió en un lugar lleno de huérfanos muy popular para los estadounidenses. Actrices como Angelina Jolie, que adoptó a Maddox en 2002, también contribuyeron a que se hicieran más populares las adopciones en este país. En diciembre de 2009 se promulgó una ley en la que se estipuló que tan sólo parejas casadas podrían adoptar niños y que además no tuvieran hijos, o si tuvieran alguno este tendría que ser dependiente.

 

 

Rusia: ‘Voy a ser mamá’, de Valérie Lemercier (2013)

 

En la Federación Rusa los recientes cambios legislativos están impidiendo que se termine de aplicar el acuerdo bilateral con España. De alguna manera también Rusia quiere mostrar su poder de gran potencia mundial, intentando ocultar la situación de sus niños abandonados, al mundo.

 

En total, desde el 2007 hasta el 2014, aproximadamente 7.000 niños fueron adoptados por españoles. Junto con Ucrania representan más del 80% de las adopciones de Europa del Este, a nivel global. Si bien España puede seguir adoptando niños rusos, sí existe una prohibición que afecta sólo a los estadounidenses. Así lo aprobó la Cámara de Diputados rusa a finales del 2012, después de una serie de escándalos en las que figuraron huérfanos de nacionalidad rusa. Un elevado número de niños adoptados por ciudadanos norteamericanos sufrió agresiones e incluso algunos resultaron muertos. Todo eso se ocultó durante un tiempo, pero la revelación de un sólo caso sirvió de empuje para las autoridades rusas. Por ello lanzaron una investigación y descubrieron numerosos ejemplos de infracciones de derechos contra los huérfanos rusos que vivieron en Estados Unidos. Se dice que esta es la respuesta del Kremlin al acta Magnitski estadounidense, que castiga a los funcionarios rusos implicados en violaciones de derechos humanos.

 

Voy a ser mamá es una película francesa que toca el tema de la adopción en forma de comedia. La vida de una pareja francesa con alto poder adquisitivo, Aleksandra y Cyrille, cambia radicalmente con la llegada de Alekseï, un niño ruso huérfano de 7 años. Ambos llevan vidas bohemias, él trabaja como galerista y ella dirige una revista. Cuando un hijo llega a sus vidas ambos se plantean si estaban preparados para ello. La directora del filme, que también es la protagonista, intenta contar con bastante humor todas las dificultades por las que pasan las parejas adoptantes tanto burocráticas como psicológicas. Las autoridades rusas no consideran las parejas del mismo sexo como padres potenciales, porque en Rusia los matrimonios de ese tipo no son legales. Hay una ley que así lo estipula: “la adopción de los menores está prohibida para las personas del mismo sexo pertenecientes a una unión reconocida como matrimonio conforme a las leyes del Estado en que se permita el matrimonio homosexual”. Esa norma también se refiere a los ciudadanos de dichos países que no estén casados o que pertenezcan a una unión de pareja de hecho.

 

 

India: ‘Lion’, de Garth Davis (2016)

 

En la India existen unos 18 millones de niños de la calle, de los que 200.000 viven en Bombay (Mumbai), una de las mayores urbes del país. Aun así, durante el año 2014 menos de 4.000 fueron dados en adopción. Las adopciones internacionales han disminuido drásticamente en la India, donde las nacionales son mucho más numerosas. Eso sí, según varias agencias de adopción, las parejas indias son reticentes a adoptar niños con necesidades médicas. Además, la corrupción está muy extendida, a pesar de la ratificación por parte de Nueva Delhi del Convenio de La Haya sobre adopción internacional. En 2007 existían 25 millones de huérfanos, lo que hace que las cifras de adopciones consumadas por año se queden en un número irrisorio: tan sólo el 0,04%. Actualmente se adoptan más niñas que niños, ya que los niños rara vez son abandonados.

 

Candidata a seis Oscar de la academia en 2017, Lion cuenta la historia de Saroo Brierley, basada en hechos reales. Un niño que con tan sólo cinco años se perdió en una estación de tren, antes de llegar a Calcuta, a miles de kilómetros de su casa. Tras varios incidentes acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intenta encontrar a su familia biológica.

 

Al igual que la historia de Saroo, que casi es secuestrado por una mafia, las adopciones en la India no siempre se ven de manera clara. Mathew Rayappa Yanmal, director del orfanato Gurukul Godavari Balak Ashram en Pune, fue arrestado por vender ilegalmente a un niño con SIDA a una familia de Bombay. La pareja le denunció al director al morir el niño. Según alegaron no fueron informados de su enfermedad.

 

Ese mismo año Joginder Singh Bhasin, director del Preet Mandir, una de las agencias de adopción más grandes de Pune, fue detenido por prácticas ilegales de adopción. Bhasin fue acusado de comprar niños a familias pobres con el sólo propósito de venderles a familias internacionales a precios desorbitados.

 

 

Etiopía: ‘Vete y vive, de Radu Mihaileanu (2005)

 

Esta larga narración cinematográfica es una aproximación al los falashas, o pueblo de judíos etíopes y de raza negra. Debido a la presión de poderosas organizaciones judías y de Estados Unidos sobre el gobierno etíope, éste permitió una numerosa salida de judíos etíopes del país en 1991. Las autoridades israelíes organizaron una operación de rescate, traslado y acogida mediante un puente aéreo entre Addis Abeba y Tel-Aviv en mayo de ese año. En aproximadamente un día llegaron a Israel procedentes de Etiopía unos 15.000 judíos etíopes. En esa vorágine, una madre etíope extremadamente pobre, no judía, logró incluir a su hijo de nueve años, Schlomo, entre la multitud de judíos emigrantes. Es en ese momento donde le dice: “¡Vete y vive!”. Cuando el niño llega a Israel, dada su condición de huérfano, lo adopta una familia judía francesa que vive en Tel-Aviv.

 

Los cristianos (ortodoxos, protestantes y católicos) representan el 61,6% de la población del país, los musulmanes el 32,8% y las creencias tradicionales el 5,6%. La cifra de falashas que permanecen en Etiopía es difícil de saber. Se cree que sólo queda un puñado de familias. Sin embargo, existe un gran colectivo que se reclama descendiente de judíos, sin haber conservado la fe: los falash mura.

 

Durante tres periodos, niñez, adolescencia y juventud, vemos cómo el pequeño protagonista de Vete y vive, Schlomo, aguanta mortificado su secreto incomunicable: ser falso huérfano y falso judío, mientras conoce el amor y los estudios rabínicos.

 

En 2009 y 2010, Etiopía reemplazó a Rusia como la segunda fuente más importante de adopciones internacionales después de China, y el que proporcionó el número más importante de adopciones a Bélgica, Dinamarca, Alemania y Suiza. Según datos de Unicef el país tiene más de 4,5 millones de huérfanos menores de 18 años (recordemos que el país tiene una población de 90 millones).

 

Etiopía fue el primer país africano en recibir solicitudes de adopción desde España, a finales de los años 90, y es, además, el que más adopciones recibe desde nuestro país. También el que a nivel global más envía. En 2009 Etiopía representó más del 70 % de las adopciones del continente africano.

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